El VI Congreso Nacional de Registradores será recordado, además de por el nivel de los especialistas reunidos y por el interés de los temas tratados, por una cuidada puesta en escena que dejó sorprendidos a los más de 300 congresistas que asistieron a su inauguración.


Tres años después de la promulgación de la Ley Hipotecaria de 1861, se inauguraba en Valladolid con la representación de la obra El alcalde de Zalamea, del poeta y dramaturgo Pedro Calderón de la Barca, la sede en la que durante tres días se desarrolló el congreso, el Teatro Calderón, y en el que se pudo presenciar una representación inaugural en la que cada acto, escena o diálogo estuvieron cuidados hasta el más mínimo detalle.

Antes de levantarse el telón, el violinista Eduardo Wals amenizaba la entrada de todos los asistentes con la interpretación de un fragmento de la ópera Tosca, de Giacomo Puccini. A partir de ese instante, el clasicismo de la sala dejó paso a un espectáculo que comenzó con una proyección a modo de declaración de intenciones de lo que sucedería en las jornadas de análisis y debate. A continuación, una asistente virtual dio la bienvenida a los congresistas y presentó al maestro de ceremonia y humorista corporativo, Federico de Juan, que con sus acreditadas imitaciones hizo desfilar por las tablas del Calderón a conocidos representantes del mundo del periodismo, la política o el deporte.

Después del humor, más necesario que nunca tras los difíciles meses de pandemia, llegó el momento de la reflexión con las palabras de Mario Alonso Puig, doctor y experto en liderazgo y equipos de alto rendimiento y autor de numerosas publicaciones, que pronunció la conferencia inaugural que llevó por título ¿Por qué nos cuesta tanto ser felices? Y Alonso nos dio una de las claves: “pararse a observar y explorar, en lugar de juzgar o de dar algo por supuesto”.

Posteriormente, el director del Congreso, Sebastián del Rey, dio paso al acto más institucional, en el que tuvieron lugar los discursos de la decana del Colegio de Registradores, María Emilia Adán; del alcalde de Valladolid, Óscar Puente y de la ministra de Justicia, Pilar Llop.

Tras ellos, el espectáculo concluyó con una nueva pieza interpretada por Wals sobre el conocido tema Wake me up, del desaparecido compositor y DJ, Avicci, y un espectáculo de ballet donde la realidad física y la virtual, el humanismo y la tecnología, se complementaron a la perfección para poner punto y final a un original acto que buscó desde el primer momento la empatía con los asistentes.