Rodrigo Martín Velayos, ex presidente de Ranstad España, destacó en su charla que la digitalización, el desajuste formativo y el sansdemic (sin gente), son tres factores que dibujan el escenario de los soft skills, en un mercado laboral amenazado en ciertos sectores, por la posible sustitución de trabajadores por máquinas y con procesos de selección en el que, cada vez con más frecuencia, la toma de decisión se delega en un algoritmo.

En este mercado laboral, comentó, es la tecnología la que es accesible y a bajo coste, mientras que el recurso humano con factor diferenciador es escaso y caro.

La competitividad en el futuro señaló Rodrigo Martín, pasa por la aceptación de la convivencia con las máquinas sin perjuicio de fortalecer competencias blandas o transversales (soft skills), la formación especializada y el talento. Las soft skills son un valor diferenciador y añadido a los negocios que permitirá que sean más competitivos.

Como conclusión manifestó que cabe, por tanto, integrar en el entorno digital al elemento humano con todas sus dimensiones: capacidad técnica, valores, actitud, capacidad genética y las soft skills. Los valores, actitud y capacidades humanas, son inmunes o no vulnerables a la automatización. Imperarán, vaticinó, las soft skills relacionadas con la autogestión, la creatividad y la relación con los demás.