sábado, abril 27, 2024
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    100 Firmas

    Aires de Cruzada

    Os pasa lo mismo que a mí? Decidme que no. Decidme que no, porque yo cierro los ojos y oigo tambores de guerra. Veo a Bush viajando por Asia, y es como un señor medieval que recluta mesnadas en forma de alianzas.

    Crónica de Montevideo

    Durante los años ochenta el viejo cementerio de Montevideo, trepado en una loma desde la que se contempla la poderosa y marrón desembocadura del Río de la Plata que mete agua dulce en el Atlántico Sur hasta más allá del horizonte, estaba siempre en un extraño estado de obras con zanjones, tunelamientos y pozos, sin aparente razón geométrica, como si aquel postrero refugio austral estuviera regido por un sepulturero loco. 

    Publicidad restringida

    Confesaré que mis conocimientos sobre el Registro de la Propiedad son algo confusos, tributarios de mi desinterés por los estudios de leyes que me amargaron la juventud.

    Cuestión de confianza

    Amibios… Press F1… Keyboard detected… Microsoft Windows 98 (¡que barbaridad, ya han pasado tres años!)… Please wait… Mode seleccionar… Internet Explorer.

    El amigo invisible

    Un cómico de la televisión, bastante gracioso por lo demás, montó un pequeño sketch.

    Historias de familia

    Pido licencia para hablar de mí, que al fin y al cabo y como decía Miguel de Unamuno, soy la persona que tengo más cerca. De antiguo se guarda en mi familia una especial devoción y reverencia al Registrador de la Propiedad.

    Salir corriendo

    La frase más repetida en la historia del cine no tiene nada que ver con el amor, ni con el odio, no es una frase amenazante, ni siquiera afirmativa, tampoco niega nada, ni es un insulto o un desahogo en forma de interjección.

    Las lecturas de Aznar

    La lectura nos hace modernos, contemporáneos de todos los ciudadanos del mundo. Tanta importancia se le dio a las lecturas que los Papas inventaron el êndice y vigilaron los libros que leían los reyes.

    Ritmo y arritmia

    El aire del estudio se electriza. Los tubos de neón lo impregnan todo con su impaciente luz de hospital, un vaho de tinta y ozono sube por el cuello de los micrófonos-jirafa, y en la arista del falso techo se cruzan el destello de los pilotos y el repiqueteo de las cigarras.

    Pero, ¿en qué momento…?

    Sí, a mí también me lo dijeron mis padres cuando estaba a punto de concluir lo que entonces se llamaba Preuniversitario –ahora, con tanto cambio, ya ni sé cómo diablos denominan a esa última etapa antes del Gran Salto hacia la Universidad–

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