Amibios… Press F1… Keyboard detected… Microsoft Windows 98 (¡que barbaridad, ya han pasado tres años!)… Please wait… Mode seleccionar… Internet Explorer. ¡Por fin! Me voy a mi buscador habitual y le pido que me seleccione todo aquello que tenga que ver con el Registro. No sé muy bien lo que me voy a encontrar pero a estas alturas es casi obligado recurrir a LA RED cada vez que te sientas delante del ordenador. No hacerlo es como reconocer que eres analfabeto funcional. Así que, nada mejor que navegar para ver si descubro algo sugerente sobre el colectivo de registradores y su función y me inspiro a la hora de escribir. Resultado de la búsqueda: 386 sitios y 570 noticias: empresas dedicadas a diseño y programación, venta de relojes “checadores” de personal, una asociación que promueve el registro genealógico de gatos de raza y, sobre todo, páginas y páginas dedicadas al registro de reserva de dominios. Intento afinar : “registro y propiedad”. Resultado de la búsqueda: 22 sitios y 9 noticias. Me desespero.
– ¿No era este el sistema perfecto para encontrarlo todo?, le pregunto -por teléfono- a un “.com”…
– Y lo es. Lo que pasa es que a los españoles siempre nos ocurre lo mismo. Compramos una lavadora, tiramos a la basura el manual de instrucciones, no somos capaces de ajustar el tiempo de centrifugado y decimos que no funciona.
– Aún así -yo insisto- es lentísimo.
– Seguro que tiene que avanzar mucho más. Pero hace dos años tardábamos un minuto en entrar a una página de Estados Unidos y ahora lo conseguimos en cinco segundos y nos parece poco rápido. ¿No será que generamos en nosotros mismos demasiada ansiedad?
– Entonces resulta evidente que es el medio de comunicación del futuro, digo yo muy disciplinado y seguro de que así el experto “.com” estará contento de haberme llevado a su terreno.
Vuelvo a equivocarme porque me dice que Internet no es el futuro sino el más tangible de los presentes. Intento dar por zanjada la cuestión pero me abruma con sus datos: en nuestro país hay casi siete millones de internautas; aunque ahora sólo se llega al uno, dentro de cuatro años la red se llevará un cinco por ciento de los 800.000 millones de pesetas que la publicidad mueve anualmente en el mundo. Y sigue: de momento la red ha conseguido unos niveles similares a los del cine. Y eso que el cine se inventó en 1895.
No sé muy bien lo que me voy a encontrar pero a estas alturas es casi obligado recurrir a LA RED cada vez que te sientas delante del ordenador. No hacerlo es como reconocer que eres analfabeto funcional. Así que, nada mejor que navegar para ver si descubro algo sugerente sobre el colectivo de registradores y su función y me inspiro a la hora de escribir
Ante tal avalancha recurro la réplica de manual y le recuerdo que cientos de empresas se están viniendo abajo y que muchas están recortando gastos y despidiendo personal lo que demuestra el bluf de la nueva economía, ante lo cual, él me responde que en época de recesión, Internet es el medio perfecto para los anunciantes que, al contrario de lo que sucede con otros medios, pueden saber día a día, minuto a minuto, como les está funcionando una campaña “on line” y como segmentarla porque se lleva un estricto control de cada una de las visitas que se efectúan a la página. ¿Lo que sucede en Bolsa? Son los inexpertos y los especuladores quienes lo desvirtúan todo pero la realidad es que los usuarios no están atentos al Nasdaq para seguir conectándose.
Solo me queda ya el recurso al pataleo. ¿Internet significa que somos libres?, le pregunto. ¿Cómo sé yo que no me están engañando y todo lo que me cuentan en la red es verdadero? ¿Quién controla a los que mienten?
– Lo mejor, y tu deberías saberlo como periodista, es comparar y contrastar tus fuentes. En muy poco tiempo descubrirás, igual que sucede en los otros medios, quien te engaña y quien te dice la verdad.
Todo se reduce, finalmente, a una cuestión de confianza.
Siempre igual. Cuestión de confianza y, a veces, hasta de fe. Busco confianza y fe en LA RED. Resultado de la búsqueda: 0 sitios, 5 noticias. Mejor lo dejo.
