viernes, mayo 3, 2024
More

    ESPECIAL NÚMERO 100

    Altamira en Internet

    Podemos mirar sin cansancio y durante horas la portada del disco Sargent Pepper´s, de The Beatles, porque lo que nos atrae de esa portada no son los colores, ni la técnica, sino el hecho de que allí se reúnan “naturalmente”, sin que nada chirríe, personajes de diferentes momentos históricos, o lo que es lo mismo, de diferentes capas de tiempo. Es un mapa, una topología, que no habla del tiempo cronológico (el del reloj), sino del tiempo topológico. 

    El “tiempo topológico”, es aquel que busca asociaciones entre objetos, ideas o entes que se dan simultáneamente, aunque esos objetos, ideas o entes hayan sido originados hace siglos y otros hace apenas un minuto. Y el lugar en donde conviven hoy al mismo tiempo y conectados todos los objetos, ideas o entes, ya sean originales, copias, antiguos o contemporáneos, es Internet, espacio físico en el que el tiempo parece realmente la suma de todos los tiempos, todas las capas de tiempo. Es el lugar donde se plasma el “tiempo topológico”. No en vano, la pantalla del ordenador se refresca a cada instante sin degradación ni pérdida de materia (salvo catástrofe del disco duro) para que podamos llegar a cualquier lugar del “tiempo topológico” a través de sucesivas capas de archivos “realmente existentes”.

    Internet es un océano realmente de agua, al que vamos tirando cosas, algunas se van al fondo, otras flotan y otras quedan suspendidas entre el fondo y la superficie; todas son llevadas por unas corrientes que no llegamos a controlar

    Por eso, visualizo Internet como una arqueología contemporánea, un gran Contenedor de Tiempo en el que, paradójicamente, se ha borrado el tiempo. En Internet, cualquier cosa que haya llegado desde momentos remotos hasta nuestros días es tan contemporánea como lo es un objeto de última generación, ya que el tiempo topológico, el tiempo de las relaciones, las copias y las reinterpretaciones, todo lo actualiza. Otra manera de visualizar esta imagen sería la siguiente: Internet es un océano realmente de agua, al que vamos tirando cosas, algunas se van al fondo, otras flotan y otras quedan suspendidas entre el fondo y la superficie; todas son llevadas por unas corrientes que no llegamos a controlar. Y que esos objetos estén en el fondo, en la superficie o en suspensión no depende de cuándo los hayamos tirado, ni depende de lo antiguos o contemporáneos que sean, sino de una característica de cada objeto que nada tiene que ver con el tiempo: su densidad. Si hacemos una foto –en sección- de un instante de ese océano, lo que veríamos no sería el tiempo cronológico de lo que hemos tirado, sino una topología que relaciona objetos, un tiempo topológico. 

    Podemos pensar que si la 1ª naturaleza es aquello a lo que comúnmente llamamos Naturaleza, a la que le siguió una 2ª Naturaleza que fue a partir del siglo 19 la ciudad como nuevo y legítimo hábitat de las llamadas sociedades modernas, ahora estamos ya en una 3ª Naturaleza, que es Internet y por extensión la sociedad de la información. Pero ocurre, y esto es lo más interesante, que aún estamos en la Altamira de de Internet, somos salvajes en esta 3ª Naturaleza, somos auténticos primitivos en un cosmos que aún se está creando, estamos aún perdidos, asistiendo a una cosmogonía sin darnos cuenta; lo que abunda en la Red es la indefinición de las cosas: no es que haya territorios separados por fronteras, sino que toda la Red es una frontera, y como ocurre en toda frontera, se dan las condiciones de espacio híbrido, no puritano, para que aparezca lo nuevo, la experiencia del constante experimento. Y ahí entra en juego una idea más amplia, que va más allá de Internet, la del mundo como un conjunto de elementos conectados en un redes. Si hasta ahora habíamos estudiado los objetos por separado, lo que ahora interesa es ver cómo se conectan esos objetos, las relaciones que los unen. A esto se le llama un Sistema Complejo, y abarca desde la redes neuronales a las redes económicas, pasando por las redes sociales o el propia red Internet. La elaboración y estudio de esos mapas es uno de los principales retos del siglo 21.

    100 FIRMAS