La muestra es una exhaustiva presentación de la artista estadounidense adaptada específicamente para el Centro Botín, y está diseñada por la creadora en respuesta a la arquitectura del edificio y a su ubicación frente a la bahía de Santander.


De orientación conceptual, la exposición Me paraliza la esperanza, que se puede contemplar en el Centro Botín de Santander, incluye fotografías, esculturas, dibujos y una performance, abarcando tres décadas de la carrera de Roni Horn (Nueva York, 1955) y cuenta, en primicia, con una nueva serie de sus icónicas piezas de vidrio, siendo además la primera vez que se expone su serie LOG (REGISTRO) en un centro de arte. Se trata de 406 dibujos que funcionan como un registro de las observaciones diarias y acontecimientos que atestiguan la sensibilidad y la voz de la creadora.

Abierta al público hasta el 10 de septiembre, la muestra ha sido concebida por la artista en estrecha colaboración con Bárbara Rodríguez Muñoz, directora de Exposiciones y de la Colección del Centro Botín, y responde a los espacios, la arquitectura, la luz y el flujo de visitantes del museo.

Fotos: Belén de Benito

Las obras expuestas y su singular disposición refuerzan la idea de Horn de estar presente en el momento, atenta a su entorno y a las variaciones atmosféricas. Con ese espíritu, esta exposición nos invita a relajarnos, a prestar atención a los emparejamientos y contraposiciones que se nos presentan en cada una de las salas, a dedicar tiempo al profundo diálogo que se crea entre el espacio, la luz, el agua y la serena radicalidad de la obra de Horn.

El título, Me paraliza la esperanza, es una frase tomada de una de las obras recientes de Horn (LOG) que la artista escuchó en un sketch de la humorista Maria Bamford en YouTube. En este sentido, la artista afirma que “la esperanza es, entre otras cosas, una táctica de supervivencia. Es el subtexto ininterrumpido de la vida, que presupone un futuro. Es una manifestación del impulso innato de seguir viviendo, respirando, moviéndonos, deseando… Me paraliza la esperanza es, al mismo tiempo, un silencioso e insidioso rumor y un grito incesante”.

Las obras expuestas y su singular disposición refuerzan la idea de Horn de estar presente en el momento, atenta a su entorno y a las variaciones atmosféricas

LA INFLUENCIA DEL PAISAJE

La directora de Exposiciones del Centro Botín y comisaria de la muestra destaca que “para Roni Horn el agua y el tiempo meteorológico son sus mentores… por eso es un verdadero placer poder presentar sus obras en el Centro Botín, un entorno que propicia un diálogo directo con el mundo natural. En esta exposición, la luz y el mar de la Bahía de Santander se filtran en sus esculturas de vidrio en un cálido abrazo, invitándonos a presenciar como muta su tonalidad frente a nuestros ojos”. 

Desde 1975, Horn ha viajado a menudo por los remotos paisajes de Islandia. Esas experiencias de soledad, en un paisaje geológicamente joven, han ejercido una importante influencia en su vida y en su actividad. Sus obras estudian la mutabilidad del agua, el clima y el paisaje, desmintiendo la posibilidad de estados fijos, de estabilidad… y existiendo, pues, en un universo andrógino. Si bien la obra de Horn no aborda directamente la política identitaria ni la emergencia climática, es evidente que esos debates tan urgentes impregnan su trabajo de una manera discretamente radical. En su práctica artística, llena de rigor intelectual y profundidad emocional, reflexiona sobre los procesos del devenir en relación con la identidad y la ubicación.  

Centro Botín, Santander • Hasta el 10 de septiembre