La muestra rinde homenaje a uno de los artistas más completos y destacados de la historia del arte contemporáneo español.


La exposición Eduardo Arroyo ‘El buque fantasma’ acoge los últimos trabajos del artista madrileño fallecido en 2018, y en ella se presentan por primera vez los dos últimos cuadros incompletos del autor, Tres visitadoras en la cocina de Agatha Christie y La bella y la bestia, además de una selección de obras del Archivo Lafuente. También se puede contemplar el tríptico monumental Tres movimientos para una España vacía, donde Arroyo ofrece su particular lectura de los paisajes de su España.

La muestra, que se podrá contemplar hasta el 27 de febrero en las Naves de Gamazo de la Fundación Enaire de Santander, reúne un conjunto de obras entre escultura, pintura y dibujos producidas desde el año 2000, un periodo fecundo en la vida de un artista que estuvo al pie del cañón en los últimos años demostrando una constante creatividad y realizando algunas de sus obras más significativas, donde la diversidad de técnicas, la profusión de personajes, la fructífera reflexión sobre la historia y la condición del artista, vuelven a aparecer abiertamente.

La muestra reúne un conjunto de 36 obras entre pinturas y esculturas producidas desde el año 2000, un periodo fecundo en la vida de un artista, que estuvo al pie del cañón en los últimos años demostrando una constante creatividad y realizando algunas de sus obras más significativas

Representante destacado de la Figuración Narrativa, movimiento pictórico que ha dado un nuevo vuelo a la pintura europea desde los inicios de los años 60, Eduardo Arroyo, pintor, escultor, escritor, escenógrafo, coleccionista y lector, ha nutrido su pintura de referencias literarias y autobiográficas subtitulándolas con un sentido constante de ironía.

El título de la exposición proviene del último cuadro pintado por Arroyo en julio de 2018 en su taller de Robles de Laciana (León), en donde, a partir de la famosa leyenda del marinero maldito recreada en la ópera de Richard Wagner, inventa una gran composición en forma de fantasía literaria. Junto con la alegoría wagneriana, la obra de Arroyo está plagada de referencias literarias, teñidas de color y de altas dosis de ironía. Dorian Gray, Moby Dick y su pulso con el capitán Ahab, Don Juan Tenorio, Falstaff, Madame Butterfly o Doña Inés aparecen recogidos en las piezas que componen esta muestra, que también referencia, de nuevo desde el humor, a Unamuno o La guerra de los mundos.


Eduardo Arroyo y el Ulises de Joyce

Ilustrar el Ulises de James Joyce era uno de sus sueños. Y lo llevó a cabo. Arroyo comenzó a trabajar en este proyecto en los años 90 realizando más de 300 ilustraciones en las que reproduce con una variedad de técnicas pictóricas, ya sea en color, blanco y negro o collage, las diferentes formas narrativas del autor irlandés. El proyecto no se pudo llevar adelante por una cuestión de derechos de autor y hubo que esperar a que quedara liberado para retomarlo. 

Y es ahora, coincidiendo con el centenario de la primera edición del libro en París, cuando la obra, traducida por José Salas Subirat, ve la luz. Se trata, según Joan Tarrida, director editorial de Galaxia Gutenberg, de “una de las obras más importantes en la ilustración de los clásicos contemporáneos de las últimas décadas en todo el mundo. Un trabajo en el que está «todo Eduardo Arroyo»: la ironía, la ternura, la tragedia y la comedia en unas ilustraciones que representan los múltiples personajes y situaciones que componen la novela”.