Las periodistas Rosa Belmonte y Emilia Landaluce nos hablan del libro que han escrito conjuntamente y que en pocas semanas ya alcanza su quinta edición. Una obra donde el sentido del humor se convierte en uno de los principales protagonistas.


¿El éxito está en ser políticamente incorrectas en una sociedad que demanda uniformidad?

Rosa: No es nuestra intención ser políticamente incorrectas. La corrección no deja de ser educación. Hasta que se transforma en tontería. Los que van de políticamente incorrectos suelen ser gañanes. Espero no ser uno de ellos.

Emilia: Comparto lo que dice Rosa, aunque a veces me guste decir barbaridades para comprobar el sentido del humor de las personas. Para mi sorpresa, las conclusiones suelen ser desoladoras.

¿El sentido del humor tiene límites o debería tenerlos?

Rosa: El único límite es el Código Penal. Ni siquiera debería ser un límite que el chiste tenga gracia o no.

Emilia: Lo digo en el libro citando a Lázaro Carreter respecto a la persona culta. La persona con buen humor es la que no ofende a su interlocutor ni a su público.

El libro son dos vidas en paralelo, muy distintas entre sí. ¿Cuáles son los nexos en común o no son necesarios para establecer lazos fuertes entre las personas? 

Rosa: Lo que nos une es el sentido del humor. Que nos reímos de todo.

Emilia: Tenemos la misma mirada, que se resume en una total comprensión del otro, de las personas que nos leen. 

Familia y amigos están en el libro de forma muy explícita. ¿Cómo reacciona el entorno cercano cuando se ve expuesto en las páginas de un libro? 

Rosa: Mi hermana dice que de qué cosas me acuerdo, que ella no. Pero no niega que pasaran. 

Emilia: Mi madre tiene miedo a que la denuncie el Defensor del Menor, pero ya han prescrito todas sus agresiones. Como ellos nos conocen, están acostumbrados a cosas mucho peores.

“No es nuestra intención ser políticamente incorrectas. La corrección no deja de ser educación. Hasta que se transforma en tontería” Rosa Belmonte

Las dos son columnistas, Emilia en El Mundo y Rosa en ABC. Y además participan en programas de radio. ¿Tiene alguna influencia el periodismo hoy para crear opinión o introducir cambios en la sociedad?

Rosa: Yo no tengo influencia ni en mi casa. Pero los periódicos sirven para abrir las radios y las televisiones. 

Emilia: El periódico sigue siendo, por diseño y por concepción, el crisol de una sociedad deseable. Y como tal, influye. Siempre digo que el periódico debe servir para dar razones a sus lectores, pero también para quitárselas.

La patria es la televisión de la infancia, dice Rosa en uno de los capítulos del libro. Ahora que la tele es tan diversa y los canales tantos y tan variados, ¿cuál es la patria o podría ser el punto de referencia de los niños de hoy?

Emilia y Rosa: Suponemos que será Tik Tok. O lo que haya salido después y no conocemos. 

“Lo digo en el libro citando a Lázaro Carreter respecto a la persona culta. La persona con buen humor es la que no ofende a su interlocutor ni a su público” Emilia Landaluce

La sociedad entroniza hoy a personajes de la prensa del corazón que hace años hubiese sido imposible. ¿Por qué la prensa del corazón ha copado todos los espacios de la llamada prensa seria? ¿Ustedes son muy fans, ¿verdad?

Rosa: Una revista del corazón no tiene por qué ser menos seria que un periódico. Las cosas supuestamente serias no tienen por qué serlo. Y las frívolas pueden ser tan serias como las que van de serias. A veces es difícil distinguir. ¿Cómo no ser fan de Carolina de Mónaco o de Raquel Mosquera?

Emilia: Cuando los reinos se formaban por alianzas matrimoniales, la cama equivalía a la política. Y así ha seguido sucediendo a lo largo de la historia, aunque la cama haya tomado otras formas. Siempre lo digo. Cuando Napoleón dice que el asunto del collar fue la yesca que prendió la llama de la Revolución Francesa no olvidamos que se trata de un tema que en su día fue tratado como cotilleo. El cotilleo importa. Que se lo digan a Pablo Iglesias.

¿Qué les sugiere la palabra feminismo? ¿8 de marzo?

Rosa: La mujer que no es feminista supongo que o bien es idiota, o bien es Catalina la Grande. ¿No quieres igualdad, mismos salarios, ayudas a la maternidad? Otra cosa es el feminismo identitario de Irene Montero. Y todas las memeces del lenguaje impuesto. Una cosa es decir registradora, ¿pero jueza? Demonios, juez es neutro, se le pone el artículo que corresponda delante y ya está. El último 8 de marzo me fui a la peluquería, que cada una haga lo que quiera. 

Emilia: Me uno a lo que dice Rosa. Me parece bien que la gente se manifieste el 8 de marzo si considera que hay injusticias. Lo que me parece mal es que se considere menos feministas a las mujeres que voluntariamente quieren ser amas de casa. Y no son un porcentaje marginal.