«Cuanto antes nos preparemos para vivir en una sociedad intergeneracional, mejor»


Entrevistamos a Isabel Martínez Lozano, presidenta de la Fundación HelpAge International España. Doctora en Ciencias Sociales. Licenciada en Ciencias de la Información por la UCM y experta en políticas públicas. Ha sido secretaria general de Política Social y Consumo y también secretaria general de Igualdad. Colabora con la Fundación ONCE como directora de programas con universidades y promoción del talento y con la Fundación Mujeres por África.


Recientemente ha sido ponente en el webinario JUBILARE Hacia una convención internacional de los derechos de las personas mayores, celebrado el 14 de junio, junto a Fernando Flores, director del Instituto de Derechos Humanos de la Universidad de Valencia y Christian Courtis, funcionario del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, en una mesa moderada por Adela Asua, miembro de la Comisión Jubilare, exvicepresidenta del Tribunal Constitucional, habiendo sido hasta fechas recientes consejera de Estado, y presentada por Sergio Saavedra, director de relaciones internacionales del CORPME.

Una trayectoria personal y profesional comprometida.

En su opinión, ¿por qué es necesaria una convención internacional para la defensa de los derechos de las personas mayores? ¿Cómo impactará en una sociedad, como la española, garantista en la defensa de los derechos humanos?

Hay que tener en cuenta que las Convenciones internacionales sobre derechos humanos son tratados internacionales de carácter normativo, es decir que una vez que son adoptados implican compromisos de los Estados que generan derechos y obligaciones. Las grandes Convenciones internacionales ya celebradas por Naciones Unidas, como la de la Mujer del año 1979, la del niño adoptada en 1989 o la más reciente, la de las personas con discapacidad adoptada en 2006, por citar sólo las más importantes, han sido un gran acicate para avanzar en la garantía, derechos y reconocimiento social de estos tres grupos sociales que por diferentes motivos sufren situaciones de desventaja y/o discriminación en todas las sociedades. En el caso de la futura convención internacional sobre los derechos de las personas mayores, nos permitiría tener un instrumento jurídico vinculante que garantice todos nuestros derechos cuando envejecemos, ya que es una etapa de la vida en la que sufrimos situaciones de vulnerabilidad. Los datos nos hablan de la gran discriminación por razón de edad que soportamos en todos los ámbitos de la vida. Según la OMS una de cada dos personas en el mundo es edadista, sin contar la cantidad de actos jurídicos y administrativos donde se nos discrimina por razón de edad. Una Convención internacional nos permitirá avanzar en esta cultura social y conseguir que disfrutemos de una vida más digna, plena y con garantías de tener cubiertas nuestras necesidades cuando envejezcamos, vivamos en el país y en la sociedad que sea, porque los problemas de discriminación, abusos y desventajas se producen también en sociedades avanzadas como las nuestras.

“La longevidad es un logro y una consecuencia del avance de la medicina y del progreso social. Es una realidad que conlleva algunos desafíos a los que hay que hacer frente y que obliga a replantear todas las políticas públicas”

¿Qué contenido debería tener esa convención? ¿Sobre qué aspectos debería incidir más? ¿Qué está haciendo HelpAge para promoverlo?

Afortunadamente Naciones Unidas ha reconocido ya en varios documentos la necesidad de esta Convención y un grupo informal está trabajando ya en ese contenido. El envejecimiento es un fenómeno global y dos tercios de las personas mayores de 60 años viven en países en desarrollo. Será un paso decisivo para revisar todas las leyes y normas nacionales y con impacto en todas las políticas públicas. Pero los principales déficits están en la universalización y acceso a los servicios de salud, contar con ingresos mínimos seguros, derecho a la vivienda y los cuidados, pero también hay que garantizar el acceso a la justicia y la educación a lo largo de la vida. También habría que hacer referencia a los derechos a la participación y la cultura. Desde Helpage estamos presionando y trabajando en el grupo de composición abierta de Naciones Unidas, generando grupos de discusión en todos los países y hemos promovido la Alianza internacional para la Convención en la que participamos organizaciones de todo el mundo. 

Isabel Martínez durante un encuentro con los integrantes de la Comisión Ejecutiva Jubilare, Pilar Rodríguez, Dulce Calvo y Alberto Muñoz.

Muchas veces le hemos oído decir que contar con una sociedad envejecida debe considerarse un éxito. Compartimos esa idea y desde JUBILARE queremos reforzar esa visión positiva, pues alcanzar esa mayor edad es un reflejo de una comunidad próspera y fuerte. ¿Cómo deberían abordar las administraciones este reto?

Me preocupa que a veces se asocie el envejecimiento a un problema social. La longevidad es un logro y una consecuencia del avance de la medicina y del progreso social. Es una realidad que conlleva algunos desafíos a los que hay que hacer frente y que obliga a replantear todas las políticas públicas, desde la educación a lo largo de la vida, el empleo y las pensiones, hasta los cuidados, el acceso a la justicia o la participación. Cuanto antes nos preparemos para vivir en una sociedad intergeneracional, mejor. Algunos veían en el siglo pasado un problema que las mujeres se incorporaran a la vida laboral, y hoy no sólo no es un problema, sino una realidad que ha generado además de más justicia social, más crecimiento y desarrollo y ha mejorado nuestras democracias.

El pasado día 14 expuso algunos ejemplos de comportamientos edadistas, una muestra clara de cómo todos tenemos interiorizados estas actitudes de las que, realmente, no llegamos a ser conscientes en muchas ocasiones. ¿Qué habría que hacer para llamar la atención de la sociedad, para que, como individuos, cambiemos algunos de nuestros comportamientos? ¿Qué podemos hacer desde proyectos como HELPAGE o, mucho más modestamente, desde JUBILARE?

Yo tengo que felicitar y agradecer la iniciativa de Jubilare porque es muy importante que la sociedad en su conjunto reflexionemos y actuemos en esta dirección. Es necesario que los diferentes grupos y colectivos profesionales como los registradores nos impliquemos en la lucha contra el edadismo. Como ocurre con otras discriminaciones más visibles, son conductas a veces tan interiorizadas, que no somos conscientes de que estamos tratando o considerando de manera diferente o discriminatoria a una persona por razón de su edad. Desde Helpage llevamos más de una década trabajando en España en la promoción de los derechos humanos de las personas mayores y generando alianzas para ello, como la que hemos establecido con Jubilare. Cambiar la cultura social sobre el envejecimiento requiere del esfuerzo de toda la sociedad y de todas las instituciones para generar conciencia y acción y aprendamos a vivir en una sociedad intergeneracional, donde todo el mundo aporta y todos merecemos respeto a nuestras opiniones y aspiraciones.

“Es necesario que los diferentes grupos y colectivos profesionales como los registradores nos impliquemos en la lucha contra el edadismo”

En línea con lo anterior, ¿cómo deben actuar los jóvenes para ser parte de la solución? ¿Cómo tenemos que afrontar ese diálogo intergeneracional?

Los jóvenes son conscientes también de lo que significa el edadismo porque lo sufren en sus carnes, aunque con diferente efecto. Hay que evitar por ejemplo la idea de que extender el derecho al empleo y ampliar la edad de jubilación, es sinónimo de menos oportunidades de empleo para ellos. Esto no es cierto, como tampoco lo es que ellos tienen que cotizar más para pagar las pensiones del futuro. Hay que evitar esas falacias y al contrario favorecer climas de trabajo y voluntariado intergeneracionales, donde todas las generaciones aportemos y nos enriquezcamos con nuestra sabiduría y competencias. También hay que sensibilizar sobre una sociedad de los cuidados, porque todas las personas necesitamos cuidados en algunos momentos de nuestra vida. Dejemos de hablar de “plantillas envejecidas” o de “personas dependientes”. Sobre todo, hay que educar para que demos el mismo valor a las opiniones y a la vida de todas las personas.

La vejez trae consigo frecuentemente la aparición de discapacidades difíciles de asumir. ¿Piensa, en contrapartida, que las personas con discapacidades subyacentes afrontan mejor el hecho del envejecimiento?

No todas las personas mayores viven situaciones de dependencia y discapacidad y, al contrario. Hay que acabar con ese mito. Está en nuestra mano prevenir situaciones de dependencia y de ahí todas las políticas y acciones de envejecimiento activo. Pero es una realidad que las personas con discapacidad, sobre todo física y sensorial tienen que afrontar su envejecimiento con más necesidades de apoyo y por tanto requieren más recursos económicos para poder vivir dignamente. Las administraciones públicas deben tener en cuenta prioritariamente estas necesidades. 

Otro tema de enorme incidencia es la situación de la mujer mayor que, generalmente, se encuentra en una situación de mayor vulnerabilidad que la de los hombres. ¿Qué pasos deben darse para evitar que existan estas diferencias?

En general las mujeres tenemos carreras de cotización más precarias y eso hace que tengamos pensiones menores para afrontar la vejez. Además, todas las situaciones de desigualdad que se viven a lo largo de la vida no desaparecen con la edad, sino todo lo contrario, las “mochilas” de inequidad se vuelven más pesadas. Las mujeres, por ejemplo, nunca dejan de soportar el rol de cuidadoras de toda la familia y nos encontramos con mujeres mayores que tienen una sobrecarga de trabajo de cuidados informales que son un abuso y nada saludable. Hay que seguir dando pasos firmes hacia la corresponsabilidad y la igualdad para que las mujeres mayores tengan las mismas oportunidades de libertad y autonomía en la última etapa de su vida.

“Habría que tratar a las personas mayores igual que como nos gustaría que nos trataran a nosotros, porque todos aspiramos a envejecer y queremos ser las mismas personas libres y autónomas que hemos sido durante nuestra vida”

Actitud protectora y paternalista frente a respeto a la autonomía de las personas mayores y respeto a las decisiones que toman, ¿nos queda mucho camino que recorrer?

Uno de los principales prejuicios edadista es considerar que las personas mayores son como niños y se les infantiliza. Tendremos que desaprender y aprender de nuevo a respetar las opiniones y aspiraciones de las personas independientemente de su edad. Hay que contar con sus opiniones y deseos sobre cómo y con quién quieren vivir. Cómo quieren gastar su dinero o cómo quieren vestir. Es demasiado frecuente ver algunos hijos o hijas decidir todo por sus padres con la mejor de sus intenciones, pero con la peor de las consecuencias. Habría que tratar a las personas mayores igual que como nos gustaría que nos trataran a nosotros, porque todos aspiramos a envejecer y queremos ser las mismas personas libres y autónomas que hemos sido durante nuestra vida. La edad no nos convierte en incapaces y los derechos no caducan con la edad.