“Disponemos de un Catastro completo, y nuestro objetivo es que se encuentre correctamente valorado y que sea de actualización inmediata”


Fernando de Aragón accedió al cargo de director general del Catastro en 2016, pero lleva vinculado a esta institución desde hace más de 35 años. En esta entrevista hace balance de la evolución del organismo que dirige, de sus objetivos y de la relación que durante este tiempo han mantenido con los registros de la propiedad, que en la actualidad califica de “inmejorable”.


Con la perspectiva que le da su experiencia, vinculado al Catastro desde hace más de 35 años, ¿cómo ha evolucionado la institución catastral en estos últimos años y hasta llegar a nuestros días? 

Durante todos estos años, el Catastro ha sufrido una constante evolución: ha pasado de ser una Administración en papel a otra completamente digitalizada y transparente. De ser un organismo con fines exclusivamente fiscales y muy vinculados a los tributos locales, como eran las antiguas contribuciones territoriales -hoy Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI)- ha pasado a convertirse en una gran infraestructura territorial, completa, accesible y utilizada para múltiples fines.

Prueba de ello es que durante el año 2021 se han emitido más de nueve millones de certificaciones catastrales, se han accedido diariamente a más de un millón ochocientos mil datos cartográficos a través de la Sede Electrónica del Catastro y se han atendido, a través de los diferentes canales disponibles (telemático, telefónico y presencial), a más de un millón cuatrocientas mil personas.

En esta evolución, destacaría los siguientes momentos:

En primer lugar, en este periodo se ha completado la formación del Catastro español en todo el territorio de régimen común. Disponemos de un Catastro completo, y nuestro objetivo es que se encuentre correctamente valorado y que sea de actualización inmediata. Esto ha sido posible gracias a los planes de revisiones y renovaciones catastrales que han venido desarrollándose a lo largo de estos años.

En segundo lugar, se ha producido la completa digitalización del Catastro. Esto nos permite disponer de un Catastro completo y continuo, en el que se geolocalizan y describen casi 80 millones de inmuebles. Esta descripción se refiere tanto a las características físicas como a las económicas y jurídicas de cada inmueble, y su calidad y permanente actualización, hacen que sean datos muy demandados para diversos fines. La digitalización permite, además, que la información catastral sea plenamente accesible y gratuita tanto a otras administraciones e instituciones públicas, como a particulares y empresas. Del elenco de datos que conforman la descripción catastral de los inmuebles, sólo unos pocos son de acceso restringido, siendo el resto de libre acceso.

También es importante destacar un aspecto de la idiosincrasia de la institución catastral que ha venido desarrollándose a lo largo de estos años: me refiero al espíritu colaborativo. La propia normativa catastral recoge la colaboración como uno de los principios informadores del Catastro español, pero esta manifestación ha trascendido el papel, y actualmente se encuentra totalmente consagrada.

Prueba de ello es que el 83% de los inmuebles urbanos está sujeto a alguna fórmula de colaboración con Entidades Locales, sin olvidar que además tiene convenios con Comunidades Autónomas, con Colegios Profesionales, Protocolos con Universidades y una red de más de 3.900 Puntos de Información Catastral en todo el territorio nacional.

Además, conviene destacar que el Catastro ha evolucionado de un modelo basado en declaraciones de los ciudadanos, a un modelo de comunicación directa por la Administración, con la consiguiente eliminación de cargas a los mismos.

En este modelo no podemos dejar de destacar las comunicaciones de notarios y registradores de la propiedad que suponen, con gran diferencia, el mayor porcentaje de la actualización de datos jurídicos en el Catastro, así como las comunicaciones recibidas del Fondo Español de Garantía Agraria (FEGA) relativas a los cultivos y aprovechamientos existentes en los bienes rústicos.

También, otro aspecto destacable en la actualización continua del dato catastral es la estrecha relación que se ha tenido durante estos últimos años con los colegios profesionales, que ha permitido que la información que acompaña a los expedientes, tanto físicos como jurídicos, tenga un formato adecuado y de esta manera permita una actualización automática.

Por último, destacaría la evolución que se ha producido en la valoración inmobiliaria. Hemos trascendido de los valores catastrales vinculados especialmente al IBI, de carácter local y con vocación de permanencia, aunque con fórmulas de revisión periódica, que gravan la tenencia de los inmuebles, a la determinación de los valores de referencia de los inmuebles, siendo estos valores mucho más dinámicos, con un constante ajuste al mercado inmobiliario y vinculados a tributos que gravan la transmisión o adquisición de la propiedad.

Foto: Nacho MartÍn

“El carácter universal de la cartografía catastral y la seguridad que otorga la inscripción en el Registro se aúnan para dar un grado de protección a los inmuebles, hasta ahora inalcanzado”

Junto con esta innovación, que ha supuesto un importante trabajo, y teniendo en cuenta los avances tecnológicos a los que nos enfrentamos, especialmente en materia de tratamiento de datos geoespaciales, ¿cuáles son los hitos que el Catastro se marca para el futuro desde esta perspectiva?

Los hitos futuros que nos marcamos podemos enfocarlos desde dos perspectivas:

En primer lugar, desde una más tributaria, nuestro objetivo es afianzar e incrementar el modelo colaborativo en varios frentes para eliminar cargas a los ciudadanos y consolidar, como he dicho, un Catastro completo, correctamente valorado y permanentemente actualizado.

Queremos extender el sistema de convenios al mayor número de administraciones locales o de colectivos profesionales, así como a la puesta en tributación de los valores de referencia.

Por otro lado, también confirmaremos el modelo de comunicación como el fundamental para nuestra organización. Así, en 2021 se incorporaron dos nuevos supuestos de comunicaciones a la normativa catastral, que ya están dando resultados de cara a la actualización inmediata del Catastro.

Por último, estamos avanzando en la implementación de medios tecnológicos que faciliten todo este entramado colaborativo. Entre ellos destaca el mapa de gestión, de reciente nacimiento, pero con una gran esperanza de vida. Este mapa consiste en una aplicación de entorno gráfico, que se pone a disposición de nuestros colaboradores, y en la que las diferentes administraciones pueden marcar a nivel de parcela catastral, las incidencias que detecten en los inmuebles en el desarrollo de sus competencias. Así, un ayuntamiento puede identificar en un determinado inmueble que se ha otorgado para el mismo una licencia de obra nueva y realizar un seguimiento de éstas. Esto permite al Catastro actuar casi en tiempo real a que se produzcan alteraciones en los bienes inmuebles.

Por otro lado, desde el punto de vista tributario, otro gran objetivo de la organización consiste en el afianzamiento y optimización de los valores de referencia. Estos nuevos valores llevan menos de un año con nosotros, suponen unas cargas y rutinas de trabajo diferentes para nuestras gerencias, y conseguir optimizar todo el flujo de producción de los mismos es un objetivo estratégico en estos momentos.

En segundo lugar, desde una perspectiva no tributaria, los principales hitos son los siguientes:

Primero, la mejora continua de la calidad del dato catastral, en especial del georreferenciado. 

También, se realizan actuaciones administrativas y cartográficas para que la incorporación del dominio público se consolide como columna vertebral de los parcelarios catastrales.

Se pretende mejorar y ampliar el modelo de datos geoespaciales de los inmuebles con desarrollos tales como la incorporación del modelo digital del terreno, las alturas reales, las pendientes, y otros datos geoespaciales que nos permitan alcanzar un Catastro 3D, todo ello en combinación con otros datos espaciales de otros organismos o proveedores.

Igualmente, poner a disposición de los usuarios información catastral histórica, que permita conocer cómo ha sido la evolución del territorio. En este sentido, desde las Gerencias se está desarrollando un gran trabajo, escaneando fondos históricos, organizando la información y proporcionándola para su descarga en la Sede Electrónica del Catastro.

En cuanto a la difusión de la información geoespacial catastral, se está realizando un gran esfuerzo para modernizar nuestros servicios y migrar hacia interfaces de Programación de Aplicaciones (API), que constituyen uno de los servicios de intercambio de información más comunes.

Durante estos dos últimos años, además, se ha constituido un grupo de trabajo estable, formado por técnicos del Registro de la Propiedad y del Catastro, que ha permitido desarrollar herramientas y productos que facilitan el intercambio de información gráfica de una forma más eficaz y automatizada. En este sentido, cabe destacar los grandes avances que han permitido obtener productos como el informe de validación gráfica positivo y el informe de identidad gráfica.

Por otra parte, se pretende avanzar en nuestra aportación para lograr la seguridad jurídica en el tráfico inmobiliario.

En este sentido, resulta imprescindible seguir profundizando en la colaboración con los colectivos de notarios y registradores de la propiedad a todos los niveles, pero con especial incidencia en el territorio rural, poniendo el Catastro de rústica a disposición del medio ambiente, el desarrollo sostenible y la seguridad jurídica.

Por último, hay que destacar los proyectos piloto dirigidos a estos territorios y liderados por el Colegio Oficial de Registradores y el Catastro, que esperamos empiecen a dar resultado lo antes posible.

“La propia normativa catastral recoge la colaboración como uno de los principios informadores del Catastro español, pero esta manifestación ha trascendido el papel, y actualmente se encuentra totalmente consagrada”

Desde la lejana Ley de 1906 por la que se regulaba el Catastro Topográfico Parcelario hasta nuestros días, la relación entre el Catastro y los Registros de la Propiedad ha sido una constante. ¿Cómo ha sido, desde su perspectiva, esa relación? 

Es una larga relación que ha pasado por diferentes momentos ya que partimos de situaciones originarias distintas y no siempre cercanas.

Esto, no obstante, el compartir un territorio común, unos mismos ciudadanos y hasta objetivos o valores, nos ha llevado a entendernos así como a buscar puntos de encuentro.

Además, la lógica de los avances tecnológicos y de los avances en nuestra sociedad, han hecho que no se pueda entender que ambas instituciones no actuemos de manera coordinada.

En suma, podemos decir que actualmente, la relación es inmejorable. 

Podríamos decir que con la Ley 13/2015, que reforma tanto el TRLCI como la LH, regulando el procedimiento de coordinación entre el Catastro y el Registro, se marca, precisamente, un hito de colaboración en las relaciones entre la institución catastral y registral. Han pasado 7 años desde su entrada en vigor. ¿Qué valoración nos puede ofrecer transcurrido este tiempo de vigencia de dicha norma y de los efectos de la coordinación perseguidos? 

Esta Ley supuso un importante punto de inflexión, y puso las bases para que la descripción literaria de los inmuebles inscrita en el Registro de la Propiedad, se completara con la descripción gráfica. Y previó que esta descripción gráfica fuese, con carácter general, la catastral.

Esto supuso una exigencia muy importante para ambas instituciones, para los registros por la necesidad de implementar aplicaciones y criterios técnicos, de carácter gráfico y de geolocalización, muy diferentes del espíritu jurídico principal de esa institución. Para el Catastro, por la necesaria mejora en la calidad de determinados datos, especialmente, la configuración gráfica de las parcelas. Y para ambas instituciones por la necesidad de generar formatos y protocolos de intercambio de información gráfica.

Por todo ello, los comienzos fueron complicados, no solo para Catastro y Registro, también para el resto de operadores que intervienen en el tráfico inmobiliario. Particulares, técnicos, notarios y administraciones públicas se enfrentaron a un nuevo escenario.

Hemos avanzado mucho desde entonces y hemos puesto todos los medios y herramientas para que la coordinación plena sea una realidad. Con la resolución conjunta de 2020 hemos conseguido remover algunos obstáculos, resolver algunos problemas y empezar a configurar escenarios predecibles y entendibles por todos los operadores. Pero todavía no hemos culminado esta tarea. Queda pendiente pulir algunos flecos e implementar algunas aplicaciones y herramientas informáticas de forma consensuada y coordinada entre ambos organismos. Todavía nos llevará un tiempo, pero con el excelente clima de diálogo y colaboración existente en la actualidad entre ambas instituciones, todo ello será posible.

Y para terminar, desde su punto de vista, ¿qué valor aporta la coordinación entre el Catastro y los registros de la propiedad? Y, dentro de este proceso ya imparable, ¿cómo ve el futuro?

Creo que la coordinación supone una mejora definitiva en lo que a seguridad jurídica se refiere. El carácter universal de la cartografía catastral y la seguridad que otorga la inscripción en el Registro de la Propiedad se aúnan para dar un grado de protección a los inmuebles, hasta ahora inalcanzado.

Para el Catastro, la coordinación supone una mejora definitiva del dato catastral, incluso del dato georreferenciado, de modo que la coordinación, junto con la incorporación de deslindes y dominios públicos, dotará de una mayor seguridad jurídica a todo el entramado parcelario de nuestro país.

 

Luis Manuel Benavides