La moderna preparación de la oposición

La preparación de las grandes oposiciones (Registros, Notarías, Jueces y Fiscales, Abogados del Estado, Inspectores de Hacienda, etc.) apenas ha cambiado en el último siglo. Es una preparación que pone el énfasis en el esfuerzo por memorizar una enorme cantidad de información, en la confianza de que el opositor sabrá exponerla ante el Tribunal el día del examen.

Aquí hablaremos de cómo complementar y acelerar esta preparación, apoyando al opositor en cuestiones críticas para el éxito o el fracaso. Y es que saberse los temas siempre será la base y el fundamento de la oposición, pero no es suficiente. El esfuerzo será inevitable, pero lo determinante es el rendimiento. Y para rendir y tener opciones reales de aprobar, el opositor necesita mantenerse motivado, sin dejarse arrastrar por la incertidumbre y el miedo al fracaso, debe emplear técnicas de estudio eficientes y seguir una estrategia clara para afrontar los inevitables bajones, y por último, necesita llegar con fuerza y ánimo el día del examen. 

Cuando se descuidan estos aspectos cualitativos, el opositor sutilmente pasa de la ilusión por ser juez, fiscal, registrador, abogado del Estado o notario, al miedo a no serlo nunca y empieza a vivir todo con gran dramatismo, bajando su rendimiento y posibilidades de éxito. Es difícil concentrarse y rendir cuando se está agotado, lleno de miedos y dudas. 

Muchos pensarán que este enfoque no es nuevo. Estoy de acuerdo. Siempre ha habido grandes preparadores que con su carisma supieron transmitir seguridad a los opositores. Lo sé porque mi padre fue uno de ellos. La diferencia es que afortunadamente hoy disponemos de conocimientos y tecnología que nos permiten llegar mucho más lejos. Desde hace décadas, deportistas de élite, altos ejecutivos y profesionales emplean con éxito programas de alto rendimiento e inteligencia emocional. 

Ya es hora de incorporarlos y adaptarlos a la oposición.

¿CUÁL ES EL PROPÓSITO DE ESTA NUEVA PREPARACIÓN?

Este moderno enfoque, que llamo “inteligente” en contraposición a “esforzado”, parte de la premisa de que, en buenas condiciones, la oposición es un esfuerzo afrontable por la mayoría; y que en malas, es un objetivo inalcanzable para cualquiera. 

Si conseguimos que el opositor se mantenga en buenas condiciones físicas y mentales, emocionalmente estable y motivado, y le proporcionamos técnicas de estudio y concentración adaptadas a la oposición, sus posibilidades se multiplicarán. 

El objetivo pues, ha de ser poner remedio a sus dificultades: desánimo, malestar físico, mental y emocional e ineficiencia en el estudio. Si el desgaste es menor, aumentará su rendimiento y se acortarán los plazos. 

¿EN QUÉ CONSISTE?

Afortunadamente no necesitamos inventar la rueda. Tan sólo adaptar a las oposiciones la metodología y las avanzadas técnicas que ya emplean con éxito muchos profesionales para rendir al máximo. El desánimo, la ineficiencia en el esfuerzo y el desgaste no son exclusivos de la oposición. 

¿En qué nos enfocamos? La primera pregunta que le hago al opositor es qué tal duerme y cuáles son sus pautas de descanso. El ciclo estudio-descanso tiene que ser sostenible. Tras quince años de experiencia como preparador, sé que cuando el descanso no es suficiente, el opositor tiene que recurrir al esfuerzo como único combustible. Y el esfuerzo, cuando es excesivo se vuelve tóxico mental y emocionalmente. El opositor debe descansar no porque no pueda estudiar más, sino precisamente para estudiar más y mejor. 

El entorno humano es igualmente relevante. Enseñarle a lidiar con las expectativas de las personas que le rodean, para que no se transformen en presión, es otra etapa habitual de la preparación. 

Existen técnicas muy útiles para superar el cansancio físico y mental puntual. Otras técnicas contribuyen a que se mantenga emocionalmente estable, en vez de parecer una montaña rusa. 

Aumentar la capacidad de concentración es otra de las claves. El problema es que la concentración no obedece a la voluntad. Todos atravesamos etapas en que tenemos la mente distraída, incapaz de concentrarse. Saber qué hacer en esos momentos nos ayuda a recuperar rápidamente la senda del rendimiento. 

Otro aspecto crucial es la técnica de estudio. Damos por hecho que el opositor sabe estudiar, y sin embargo mi experiencia es la contraria. Y aunque es cierto que no existe un único método, hay sistemas que objetivamente conducen a una oposición larguísima o directamente al fracaso. Lo mismo sucede con las estrategias de repaso a largo plazo.

Las últimas vueltas y los exámenes orales requieren una preparación mental y emocional específica que el opositor debe practicar con meses de antelación. Necesita dar su mejor versión bajo máxima presión. Y luego, los exámenes prácticos precisan estrategias singulares. Afrontar los exámenes desde el puro voluntarismo es demasiado arriesgado, es poco inteligente.

Existen más ángulos en la vida del opositor, y respuestas a ellos. Ahora bien, si alguien me preguntara cuál es la piedra angular, diría que es la confianza en uno mismo. Hay opositores que estudian convencidos de que serán registradores, y hay otros que, internamente, en el fondo de su alma, creen muy difícil sacar la oposición. La diferencia de rendimiento y resultados es abismal. Afortunadamente hoy sabemos cómo recuperar a un opositor en un momento de bajón anímico.

CONCLUSIÓN

Necesitamos modernizar los métodos tradicionales de preparación de las grandes oposiciones. Sabemos que dominar el temario no es suficiente, y que el esfuerzo no debería ser el único motor. Sin esa actualización, lamentablemente seguiremos perdiendo demasiados buenos opositores. 

Disponemos de tecnología avanzada con la que enriquecer los métodos heredados del pasado para conseguir una preparación más eficiente, menos incierta. No se trata de sustituir la preparación clásica, sino de complementarla y reforzarla, dando cabida a las más modernas técnicas de alto rendimiento. 

Con estas reflexiones intento contribuir al debate sobre la preparación de opositores. Soy de los que cree que si queremos contar con los mejores registradores, jueces y fiscales, notarios, abogados del Estado, etc., no podemos perder a los mejores opositores por causas que hoy tienen fácil remedio. 

Hay un campo inmenso para innovar, y mucho en juego.

Juan Manuel Ruigómez