El día de la mujer

El día 8 de marzo como símbolo y homenaje, como representación del avance del papel de la mujer en la sociedad y a la vez como recordatorio de que queda mucho por hacer, ha tenido la virtud innegable de aunar en su celebración a todas las mujeres y a un porcentaje elevadísimo y creciente de los hombres. Pocas veces la sociedad ofrece causas tan generalmente aceptadas. Y es además una fecha que tiene la fuerza de que no han conseguido empañarla signos políticos, ni deberían adueñarse de ella ideologías excluyentes. 

Especialmente en la última década, el 8 de marzo y la movilización de las mujeres alrededor de este día han provocado cambios importantes y avances fundamentales en el objetivo de alcanzar la igualdad real a todos los niveles. No se deben hacer interpretaciones simplistas porque no se trata solamente de alcanzar cuotas, de tener representación en los órganos de gobierno de las sociedades cotizadas o de incrementar las medidas que faciliten la conciliación de la vida familiar o personal. Se trata de tomar las decisiones y promover los cambios que permitan que de verdad la igualdad real alcance a todas las mujeres, a nivel personal y profesional. Es fundamental que esta igualdad se refleje en la representación de las mujeres en todos los ámbitos sociales y desde luego que la vida laboral y profesional se afronte sin ningún sesgo ni dificultad añadida. De esta manera, dotándonos de la imprescindible independencia económica en condiciones iguales a la de los hombres, nuestra capacidad de elección no se verá en la práctica disminuida.

Pocas veces la sociedad ofrece causas tan generalmente aceptadas. Y es además una fecha que tiene la fuerza de que no han conseguido empañarla signos políticos, ni deberían adueñarse de ella ideologías excluyentes

Se han dado muchos pasos, legales y sociales, que han permitido alcanzar importantes logros y que nos permiten disfrutar de condiciones objetivables de igualdad. Para conseguirlos ha sido muy importante el compromiso de todas las instancias sociales mostrando un apoyo sin fisuras no sólo a las normas y a las obligaciones, sino también al impulso de los cambios dentro de las organizaciones. Todo lo realizado ha provocado un cambio sin precedentes en nuestra sociedad, que la coloca en mejores condiciones para afrontar el futuro y para el que tenemos que asegurarnos que no haya marcha atrás. Sin embargo, y a pesar de ello, todavía queda mucho por hacer.

Superados ya los primeros 20 años del siglo XXI, no es fácil hablar de barreras ni buscar causas de discriminación objetivas, y por eso probablemente el camino que queda por delante es el más difícil. Los matices, los juicios sesgados, los convencionalismos sociales, los miedos, la falta de autoconfianza, hacen que en la práctica sigan existiendo elementos de discriminación que dificultan la igualdad real. Eliminarlos exige un fuerte compromiso por parte de la sociedad y recordar que es necesario mantener todos los días una posición activa, positiva y reivindicativa. Hay que actuar todos los días como si fueran el 8 de marzo, el Día Internacional de la Mujer.

María José García Beato