Sin igualdad, no hay profesión

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Estamos aprendiendo día a día a vivir en un contexto globalizado de pandemia. Un proceso que ha transformado nuestras vidas de forma radical y que nos ha hecho más conscientes de la importancia de nuestro bienestar físico y psicológico. Hemos podido comprobar cómo quedaban expuestas deficiencias estructurales que nuestro mundo ya afrontaba antes del estallido de la pandemia. También en lo que a la igualdad se refiere: brechas de género en el ámbito social y en el económico, asimetrías en el sistema de cuidados y salud, acoso y violencia de género en la escena pública y la privada… Problemas estructurales que han agravado las circunstancias presentes. Véase el preocupante aumento de casos de violencia de género durante los confinamientos; el mayor riesgo de infección entre las profesionales de la salud y el cuidado dada su sobrerrepresentación en el sector sociosanitario; o el impacto de la pandemia en la salud mental de quienes han de compaginar cuidados y trabajo.

La fragilidad de nuestros cimientos repercute gravemente en la vida de las mujeres y, por ende, en el conjunto de la sociedad. Por ello urge más que nunca el robustecimiento de nuestros principios, valores y estructuras. En este sentido, el plan de acción de Naciones Unidas para los próximos años, conocido como Agenda 2030, representa un conjunto inestimable de herramientas en plena sintonía con los valores y la cultura de las profesiones; una filosofía y hoja de ruta que las y los profesionales ya hemos hecho nuestra, conscientes de cuán decisivo es trabajar, desde la perspectiva de género, estrategias que permitan proyectar hacia el futuro. Estrategias que repercutirán sin duda en el fortalecimiento de un Estado de Derecho que tiene en las profesiones uno de sus principales activos.

La labor tiene tanto de filosófico como de operativo; una parte de pensamiento, otra de acción. Por ese motivo, desde Unión Profesional (UP) estamos comprometidos con los diecisiete Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) impulsados por la Agenda 2030 de Naciones Unidas, y, muy en especial, con el consagrado a la igualdad de género. Entre las metas de este quinto ODS, cuyos planteamientos comparten plenamente las profesiones, se cuentan la eliminación de todas las formas de discriminación, el reconocimiento y valoración de los cuidados —enfatizando en la necesidad de garantizar a las mujeres el acceso a unos servicios públicos, así como infraestructuras y políticas de protección social—, así como el fomento desde las organizaciones colegiales de la participación, promoción y corresponsabilidad profesionales a partir de la adopción de políticas específicas.

La fragilidad de nuestros cimientos repercute gravemente en la vida de las mujeres y, por ende, en el conjunto de la sociedad. Por ello urge más que nunca el robustecimiento de nuestros principios, valores y estructuras

La atención al ODS centrado en la igualdad tiene lógicamente una relación transversal con los demás ODS, entre los que destacamos los referidos a la erradicación de la pobreza, el refuerzo de la sanidad, la educación, el trabajo digno, la industria, la innovación y las infraestructuras, las ciudades y las comunidades sostenibles, y el acceso a la justicia. Una perspectiva al fin y al cabo holística recogida en el último ODS, dedicado precisamente a las alianzas, que sintetizan la esencia constructiva y plural inherente a las profesiones.

El 8 de marzo de 2021, Día Internacional de la Mujer, viene marcado en definitiva por una necesidad evidente de perfilar horizontes futuros más igualitarios para todos y todas. Una aspiración que pasa sin duda por el compromiso de las profesiones con su naturaleza misma. Porque, sin igualdad, no hay profesión.

Victoria Ortega