lunes, abril 29, 2024
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    ESPECIAL NÚMERO 100

    El reto del periodismo: calidad en la era digital

    El periodismo y los periodistas están viviendo momentos difíciles y de confusión, algo propio de las épocas de grandes cambios tecnológicos. Y afrontan la situación con escasa reputación. Una de las últimas encuestas del CIS sobre las profesiones, realizada en 2013, colocó a los periodistas entre las peor valoradas, solo por delante de la carrera judicial.

    Las razones que explican esta baja consideración social del periodismo son múltiples y están encadenadas. En primer lugar está la crisis económica, que ha golpeado con enorme dureza a las empresas periodísticas; su reacción ha sido reducir plantillas, salarios y gastos. El índice de paro entre los periodistas ha superado el 50%. Según Diego de Alcázar, expresidente de Vocento y presidente de la IE Universidad, la prensa tradicional ha perdido el 70% de la publicidad en los últimos ocho años y el 60% de la circulación en papel. Esta situación ha dañado un aspecto clave de la profesión: el periodismo de investigación, el de calidad, que es el más caro de sostener. Los medios han sustituido a los periodistas más veteranos, con nóminas más altas, por otros jóvenes, baratos, manejables y con poca experiencia.

    En paralelo al hundimiento de la economía, ha llegado la crisis del soporte. Desde hace más de una década, con la irrupción de internet, entre los directivos de los medios reina la confusión y las decisiones contradictorias: todos buscan un lugar en el mundo digital capaz de sostener un modelo de negocio rentable, sin encontrar aún una vía segura. 

    Los medios tradicionales, triunfadores en el mundo del papel durante décadas, se han visto obligados a jugar en el campo digital, que rechaza el pago por los contenidos. En este terreno no siempre prima la buena información, sino la apariencia y la rapidez. “La Red está llena de mentiras, calumnias, insultos y estupideces”, asegura Juan Luis Cebrián, presidente del grupo Prisa. Sin embargo, es en esa Red donde están obligados a jugar. John Ridding, consejero delegado de Financial Times, cree que en la Red rige la ley de la selva: “La regulación es inútil”, comenta en alusión a lo difícil que es poner coto a la piratería. 

    No obstante, hay que reconocer que el desarrollo de la tecnología digital ha abierto nuevas oportunidades para el periodismo. Los reporteros tienen un acceso sin precedentes a documentos, fuentes o noticias publicadas por cabeceras de países lejanos; nuevas posibilidades para transmitir sus informaciones; una capacidad ilimitada de actualizar las noticias.

    Pero los medios tradicionales han entrado en el mundo digital como quien lo hace en un terreno de batalla desconocido: con poco dinero, sin buena parte de sus periodistas más expertos, en desventaja con los nativos digitales cuyos costes iniciales son más bajos y con reglas de juego diferentes: a veces, prima el espectáculo sobre la información de calidad. Además, las maltrechas cuentas de resultados de estos medios les han originado una pérdida de independencia y eso lo ha percibido la sociedad.

    ¿Qué camino tomar ante esta confusión? La vía incuestionable es la adaptación al entorno digital (sobre todo móvil y tabletas) y volcarse en las redes sociales, mientras se sigue apostando por el diario de papel, sobre todo para los fines de semana, ya que mantiene la facturación publicitaria y las ventas. Al margen del soporte, la estrategia de fondo para que el periodismo tenga futuro es volver a los orígenes. Como apunta Carmen del Riego, presidenta de la Asociación de la Prensa de Madrid, “se deben recuperar los buenos contenidos”. Del Riego aclara que la pérdida del prestigio se debe a que los ciudadanos “nos han visto demasiado cerca del poder y demasiado lejos de la sociedad. Debemos contar más las historias de los ciudadanos y menos las historias de los poderosos”. Y añadiría, con más información y menos opinión. 

    Los retos actuales del periodismo son los mismos de siempre: información, credibilidad, profundidad, explicar los cambios sociales de forma interesante. No es fácil porque el nuevo estilo de vida laboral y personal, acuciado por el estrés y el exceso de actividad, provoca que los ciudadanos dediquen menos tiempo a leer. Por eso los vídeos están entre las piezas más visitadas en las web de los diarios. 

    De todas formas, el reto en la era digital es conjugar rapidez con profundidad, es decir, apostar por la calidad, independencia, el entretenimiento, el pluralismo y la disidencia… por difícil que parezca en medio de la confusión.

    Revista nº73

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