Con esta muestra el Museo del Prado recupera algunas de las obras icónicas en la Edad Media, que nos permiten mirar sin prejuicios una época de difícil convivencia entre los cristianos y los judíos.


La exposición El espejo perdido refleja la situación de convivencia y choque entre las comunidades judía y cristiana en España entre los años 1285 y 1492. Tiempos en los que la Inquisición surgía con fuerza y se asentaba en pueblos y ciudades, y el antijudaísmo empezaba a anidar en la sociedad. Pero también fueron siglos en los que la convivencia entre culturas estimuló un rico intercambio de ideas e información, que influyó entre la sociedad española con una fuerza que aún permanece.

Comisariada por Joan Molina Figueras, jefe de Departamento de Pintura Gótica Española del Museo del Prado, la muestra presenta una serie de obras y programas absolutamente únicos, que responden a las especiales circunstancias que determinaron las relaciones interreligiosas de la España medieval entre los siglos XIII y XV. Se trata, según palabras de Molina, de “una muestra que nos habla de fronteras, segregación, intolerancia y también convivencia, que invita a mirar el pasado sin prejuicios”. 

Esta exposición, que tiene como punto de partida El Auto de Fe presidido por Santo Domingo de Guzmán, de Pedro Berruguete, permite a los visitantes contemplar un destacado conjunto de obras relacionadas con la polémica que afectó a los conversos, imágenes concebidas para estimular la conversión o bien para justificar la sincera decisión de los nuevos cristianos, así como otras obras originales ideadas para la exaltación y legitimación de la Inquisición real, concebida en 1479 para perseguir a los criptojudíos. También se incluyen otras obras vinculadas con cuestiones más generales, como las imágenes mediáticas gestadas para estimular la Eucaristía o la devoción a la pasión de Cristo, y aquellas que se refieren al debate entre la Antigua y la Nueva Ley.

La muestra presenta una serie de obras y programas absolutamente únicos, que responden a las especiales circunstancias que determinaron las relaciones interreligiosas de la España medieval entre los siglos XIII y XV

Dividida en cinco secciones, la muestra realiza un recorrido por la dramática realidad figurativa y visual pero también, pretende dar respuesta a preguntas como ¿cuál fue el papel de las imágenes en el conflicto entre cristianos, judíos y conversos? ¿Cómo podemos mesurar los productos gestados en un ambiente de coexistencia y colaboración? Igualmente se plantean cuestiones como en qué medida las imágenes contribuyeron a la violencia medieval desatada contra las aljamas hebreas de la Península y hasta qué punto contribuyeron a la estigmatización de los hebreos y la desconfianza hacia los conversos. El espejo perdido analiza el activo papel que jugaron las imágenes en este conflicto y de su poder dentro de la Edad Media. 

Museo del Prado (Edificio de los Jerónimos) l Hasta el 14 de enero de 2024