“Introducir el conocimiento dentro de las empresas es un objetivo prioritario del Ministerio y un reto estratégico de país”


La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant, analiza en esta entrevista el nuevo marco normativo promovido desde el ministerio con el objetivo de retener y atraer talento a nuestro país, modernizar la economía y dar respuesta a las demandas de la comunidad científica y de la sociedad.


En estos momentos se encuentra en trámite parlamentario el proyecto de reforma de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación. ¿Qué puntos esenciales destacaría de esta reforma?

Esta reforma de Ley es un instrumento decisivo para revolucionar el ecosistema científico e innovador en España. Se ha creado desde el diálogo con todos los agentes implicados en el sistema de la I+D+I de ahí que haya sido aprobada en el Congreso sin votos en contra. Esta reforma es un nuevo marco normativo fundamental para reparar los fallos del sistema de ciencia e innovación español con el fin de retener y atraer talento a nuestro país, el factor más importante para modernizar nuestra economía y asegurar el futuro de las presentes y próximas generaciones. Con esta nueva reforma transformadora, damos respuesta a demandas históricas de nuestra comunidad científica e innovadora y de la sociedad, avanzando en cuatro puntos clave: asegurar una financiación pública creciente y estable en I+D+I, acorde a la media europea; dar estabilidad, nuevos derechos y mejores condiciones laborales al personal investigador; mejorar la transferencia de conocimiento para dar respuesta a los retos de nuestro país; dar seguridad jurídica a la igualdad de género en el sector para atraer a más mujeres a las carreras STEM (ciencias, tecnologías, ingenierías y matemáticas) y potenciar un sistema de co-gobernanza en políticas científicas y de innovación entre las administraciones y en colaboración con las empresas. 

El Gobierno ha aprobado un Real Decreto, que se adelanta a esta reforma, que introduce una modalidad de contrato indefinido vinculada al desarrollo de actividades científico-técnicas. ¿Por qué era urgente este Real Decreto?

El Real Decreto ha sido el puente entre la reforma laboral que, con la contratación indefinida, ha dado estabilidad a los españoles en su trabajo y en sus proyectos de vida, y la nueva la Ley de Ciencia, que se alinea con esta reforma y también ofrece seguridad y estabilidad a nuestra comunidad científica e innovadora, fijando el contrato indefinido como norma en el sistema público de Ciencia e Innovación. El Real Decreto se anticipa a la ley e introduce ya una modalidad de contrato indefinido vinculada al desarrollo de actividades científico-técnicas para todo tipo de personal de investigación. Son contratos que no necesitarán autorización previa si su financiación es externa o procede de convocatorias en concurrencia competitiva. Además, en caso de que el grupo de investigación continúe con financiación, los contratos se podrán prorrogar sin necesidad de una nueva contratación. Hemos impulsado esta medida que, sin duda, beneficia a los miles de investigadores y personal técnico y de gestión que, hasta hoy, vivían encadenando contratos temporales en universidades, centros de investigación, fundaciones y consorcios.

España está 12 puntos por debajo de la media europea en porcentaje de personal de I+D en las empresas, por lo que se ha facilitado la incorporación de la figura del doctor dentro de las mismas, según anunció en su primera comparecencia en el Congreso. ¿Qué resultado ha tenido esta iniciativa?

Introducir el conocimiento, motor de la innovación, dentro de las empresas, es un objetivo prioritario del Ministerio y un reto estratégico de país. El talento científico e innovador es hoy el intangible más productivo y valioso no solo para los Estados, para recuperar sus economías, sino también para las empresas, para aumentar su competitividad, asegurar su crecimiento sostenible y posicionarse internacionalmente. Para abordar la ya urgente doble transformación digital y verde, nos hemos marcado una meta: atraer y retener talento. Necesitamos que vuelvan los investigadores que se marcharon porque su país les dio la espalda durante una década de recortes; retener el excelente talento científico que ya trabaja aquí y que vengan también las mentes más brillantes del mundo a investigar e innovar desde España. Queremos convertirnos en un país donde sea más deseable y atractivo dedicarse a la I+D+I, tanto en el sector público como en el privado. Ya estamos avanzando en esta dirección con distintas medidas. Por ejemplo, el programa Torres Quevedo de la Agencia Estatal de Investigación (AEI) ofrece ayudas a las empresas para la contratación de doctores o doctoras. Apostamos por esta línea y, recientemente, hemos incluido este tipo de ayudas en otras convocatorias, como NEOTEC 2021, que el año pasado consiguió que 80 doctores se incorporaran a las plantillas de las empresas beneficiarias. Y prevemos expandir este modelo a otras convocatorias de la AEI y del CDTI, nuestra agencia de financiación de I+D empresarial. 

Por otro lado, el proyecto de reforma de la Ley de la Ciencia, la Tecnología y la Innovación también introduce más facilidades e incentivos a la movilidad de investigadores del sector público al privado y al revés; esto es fundamental. Se trata de facilitar las excedencias temporales y también que no perjudique a sus carreras, sino que, por el contrario, la experiencia en el sector privado sea considerada un mérito. 

Y el impulso definitivo para incorporar investigadores en las empresas será la aplicación de nuestro nuevo plan de atracción y retención de talento. Durante 18 meses, aplicaremos 30 medidas específicas orientadas a crear más estímulos para que las empresas contraten a investigadores, más oportunidades y mejores condiciones laborales para trabajar en el Sistema Público de Ciencia e Innovación y más facilidades y menos barreras para que se incorpore el talento internacional.

El presupuesto de su ministerio para 2022 se sitúan en 3.843 millones de euros, lo que supone un aumento del 19% respecto al de 2021 y casi duplica la cifra de 2020. ¿Es un presupuesto suficiente?

Con este incremento presupuestario, impulsado por los fondos de recuperación europeos, el Gobierno de España ha apostado por la ciencia y la innovación como palanca de la transformación de nuestro país. Con este presupuesto sin precedentes, estamos cumpliendo la meta que marca el Pacto por la Ciencia y la Innovación, un acuerdo para colocar la investigación y el desarrollo tecnológico en el centro de las políticas públicas, al que ya se han sumado cerca de 90 de los entes más representativos de la I+D+I en España. Uno de los puntos de consenso entre los agentes sociales, políticos y económicos es alcanzar la meta que establece la Comisión Europea para 2030, es decir, que los Estados Miembros inviertan en total, entre el sector público y el privado, el 3% del PIB en I+D, y que la inversión pública represente el 1,25% del PIB. En 2018, en España está inversión fue del 0,52% y en 2020 llegamos al 0.58%. El reto y el compromiso de este Gobierno, a través de la Ley de la Ciencia, es mantener el incremento de este año, blindar una financiación pública de la ciencia creciente y estable en el tiempo para converger con la Unión Europea. Y, paralelamente, estamos desplegando toda una batería de medidas para apalancar la inversión privada en I+D+I. Los PERTE, los once proyectos estratégicos de país aprobados hasta hoy son un ejemplo de esta apuesta por la colaboración público-privada en torno a la I+D+I como fórmula para recuperar y transformar todos los sectores de nuestra economía y que España gane en autonomía estratégica.

“La reforma de la Ley de Ciencia, Tecnología e Innovación es un instrumento decisivo para revolucionar el ecosistema científico e innovador en España”

¿En qué sectores España se puede considerar pionera en materia de investigación?

Podemos estar muy orgullosos de nuestros excelentes científicos que, con sus hallazgos, están aportando soluciones a los grandes retos sociales, económicos y medioambientales en este tiempo de incertidumbres globales. Durante la pandemia, España ha destacado internacionalmente por su contribución a la investigación sobre la COVID-19. España es hoy el séptimo país del mundo con mayor producción científica publicada sobre la COVID-19.

También nuestro país es referente internacional de investigación en otros ámbitos relacionados con la salud de vanguardia, las energías verdes o los nuevos materiales, entre otros. Las publicaciones científicas españolas que pertenecen al conjunto del 10% más citado se concentran en las áreas de Química, Bioquímica, Genética y Biología Molecular, Ingeniería Química, Ciencias Medioambientales, Neurociencias, Energía, Inmunología y Microbiología, Farmacología, Toxicología y Farmacia.

Nuestros científicos y científicas no solo son muy productivos a nivel mundial sino que, además, su contribución al progreso del saber es de alta excelencia. Hoy España es la responsable del 3’3% de la producción científica mundial, en un ranking donde ocupamos la undécima posición, escalando un puesto en 2020 respecto al año anterior. En cuanto a la calidad, querría destacar dos datos: las publicaciones científicas españolas se citan un 30% más que la media mundial y el 60% de ellas aparecen en las revistas más relevantes de la ciencia a nivel global. En producción científica, España se sitúa en un nivel de excelencia similar al de países como Alemania o Francia. Nuestro espacio de mejora se sitúa especialmente en el campo de la innovación, donde ocupamos el puesto número 30 del ranking mundial; una posición que no se corresponde con nuestro peso geopolítico.

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es una Agencia Estatal con la consideración de Organismo Público de Investigación (OPI) de la Administración General del Estado, que aglutina a más de 13.000 trabajadores en diversas áreas. ¿Qué papel juega este organismo en la investigación en España?

El Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) es un pilar fundamental de nuestro Sistema Nacional de Ciencia, Tecnología e Innovación. El CSIC es la primera institución de investigación en España y la séptima institución pública de investigación a nivel mundial. 

Está compuesto por 120 centros distribuidos por todo el territorio español donde trabajan más de 11.000 personas. Hablo de científicos, pero también de investigadores en formación y personal técnico y de gestión; todos ellos son esenciales para avanzar en investigación científica y desarrollo tecnológico en todas las disciplinas.

La total desconcentración de la actividad del CSIC es estratégica y se basa en una premisa: la ciencia no tiene fronteras y ha de poder desarrollarse desde cualquier punto del país, generando prosperidad, igualdad y cohesión social y territorial. Desde los 120 centros del CSIC desplegados por todas las Comunidades Autónomas, a través de la ciencia y la innovación, hacemos una mejor España desde todas partes de España; sembrando ciencia, creamos nuevas oportunidades de futuro, de empleo de calidad y de crecimiento sostenible en todos los territorios.

Hoy el CSIC tiene en marcha más de 3.500 proyectos de investigación y dispone hoy en día de más de 450 resultados tecnológicos protegidos en distintos campos, especialmente en forma de patente. Este es un dato del que podemos sacar pecho, pues es el ente que más patentes produce en España. Pero también es una anomalía: en los países que más y mejor invierten en I+D+I, es el sector privado quien más patenta. 

“Podemos estar muy orgullosos de nuestros excelentes científicos que, con sus hallazgos, están aportando soluciones a los grandes retos sociales, económicos y medioambientales en este tiempo de incertidumbres globales”

¿Adolece nuestro país de una divulgación científica adecuada? ¿Tenemos revistas y publicaciones para competir con los grandes medios internacionales?

La divulgación científica en nuestro país ha crecido de manera muy importante en los últimos años. Según la encuesta de Percepción Social de la Ciencia de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología (FECYT), entre 2006 y 2020 aumentó el número de personas que afirman sentirse informadas sobre ciencia y tecnología y también el de personas que participan en actividades de divulgación o visitan museos de ciencia. Desde el ministerio, estamos consiguiendo que la sociedad sea cada vez más activista por la ciencia gracias a una apuesta decidida por la divulgación. España cuenta con unidades especializadas dedicadas a la comunicación de la ciencia en universidades y centros de investigación, las Unidades de Cultura Científica y de la Innovación (UCC+I) y, desde FECYT, lanzamos una convocatoria anual destinada a la financiación de proyectos de cultura científica. En 2022, esta convocatoria para acercar la ciencia a la ciudadanía en todos los formatos posibles, contará con el mayor presupuesto en 15 años: 4,5 millones de euros. 

Sin embargo, la divulgación aún tiene muchos retos por delante. Por ejemplo, debemos contribuir a que la sociedad conozca no solo el resultado de la investigación o sus anécdotas, que suele ser lo más destacado en los medios, sino también cómo funciona el proceso de generación del conocimiento científico. La ciencia es un trabajo en cadena, se autocorrige y requiere de tiempo para asentar resultados… un tiempo sosegado que no coincide con el ritmo frenético de la sociedad actual. También es importante escuchar al público y hacer que la comunicación de la ciencia sea más participativa e inclusiva, lo que implica seguir desarrollándola, evaluándola y fomentar su profesionalización. 

Respecto a la competitividad de nuestras revistas y publicaciones científicas, querría destacar que en nuestro país se hace un periodismo científico de excelente calidad, que es reconocido internacionalmente. Al inicio de la pandemia, por ejemplo, la agencia SINC fue distinguida por el European Science Media Hub del Parlamento Europeo como una de las fuentes fiables de información sobre la covid-19. También, hace tan solo unos meses, se presentó el nuevo Science Media Centre España, que desde el primer día se ha integrado en la red internacional de Science Media Centres que ya existen en todo el mundo. Desde este nuevo espacio, se ofrece todo tipo de recursos (datos, fuentes, documentación acreditada) para que los medios de comunicación puedan tratar con rigor la ciencia que copa titulares. Por ejemplo, ahora mismo con asuntos como la viruela del mono. 

En este momento, la investigación científica cada vez ocupa más espacio en la agenda informativa. Los consumidores de información en España tienen claro que la ciencia forma parte de su vida y de la actualidad. 

¿Qué papel se reserva a las empresas en la investigación científica y tecnológica? ¿Cómo contribuirán a ello las startup?

Las empresas son actores protagonistas en el ecosistema de la innovación, un círculo virtuoso que conecta al tejido científico con el tejido industrial para dar respuesta a las necesidades de la sociedad, que ha de ser la demandante y la beneficiaria de los desarrollos innovadores que la industria genere. Garantizar que esa tecnología sea a la medida de la sociedad y esté al alcance de todos los colectivos, especialmente los más vulnerables, es un compromiso prioritario del ministerio que coordino. Actualmente estamos volcados en engrasar bien las piezas de ese engranaje, intensificando nuestros esfuerzos para facilitar la transferencia de conocimiento a la industria y para hacer más fácil y atractivo que las empresas, especialmente las pymes, inviertan en I+D+I. Hemos de acercarnos a modelos como los de Alemania, Estados Unidos o Finlandia, donde las empresas aportan el 70% del gasto del país en desarrollo e investigación. En estos países, los estándares de calidad de vida son más altos.

El esfuerzo colectivo en torno a la I+D+I es la receta con la que vamos a garantizar un futuro más resiliente, donde todas las personas y territorios puedan aprovechar las oportunidades que brinda la digitalización, uno de los grandes ejes de la transformación de nuestro país. 

En este nuevo camino, las startups también juegan un papel importante, como generadoras de ideas que se traducen en soluciones para construir una sociedad no solo más próspera sino también más justa. Desde el ministerio, estamos apoyando a las startups basadas en la ciencia a través del CDTI, con las convocatorias NEOTEC e INNVIERTE. Hoy cada vez hay más startups de base tecnológica y España es ya el cuarto país de Europa en generación de startups, después de Reino Unido, Alemania y Francia. Actualmente España cuenta con 11.000 startups, donde trabajan 140.000 personas. Además, los emprendedores están más repartidos por todo el territorio español, a diferencia de epicentros como Londres, Berlín o París. En España, el emprendimiento se concentra sobre todo en dos grandes ciudades, Madrid y Barcelona, pero también se suman Valencia, Bilbao y Málaga para alcanzar un 75% de la inversión en el país. En cambio, en países como Reino Unido, el 80% de la inversión emprendedora se concentra en la capital, Londres. Desde el Gobierno de España queremos favorecer la desconcentración para conseguir una mayor cohesión territorial. Es una obligación democrática.

“Con la nueva ley, los registradores van a desempeñar un papel relevante en el proceso de registro de las empresas emergentes innovadoras”

¿Cómo valora la creación de spin-off en las Universidades como modo de transferencia del conocimiento fruto de la investigación? 

Las spin-off son también otro instrumento fundamental para que los resultados de la investigación lleguen a la economía y a la sociedad en forma de nuevos productos, servicios o procesos que mejoran la vida de las personas. Por eso, vamos a facilitar la generación de spin-offs por parte de investigadores, flexibilizando las condiciones tanto para participar como para obtener beneficios. Este objetivo se plasma también en el proyecto de reforma de la ley de ciencia, a través de medidas concretas para estimular estas iniciativas empresariales que parten de la comunidad investigadora y que, sin duda, también contribuyen a generar empleo de calidad y desarrollo sostenible en los territorios donde se enmarcan. 

Las empresas se constituyen y desarrollan su vida jurídica en el Registro Mercantil. ¿Qué valoración le merece el papel de los registradores como estructura que permite el desarrollo de la vida societaria?

Obviamente, la función de los registradores es importantísima para la seguridad jurídica de las empresas y también de los consumidores. En este tema, quiero destacar la nueva ley de empresas emergentes, que va a introducir nuevas medidas para agilizar los trámites registrales. También, en el marco de esta ley, los registradores van a empezar a desempeñar un papel relevante en el proceso de registro de las empresas emergentes innovadoras, que podrán beneficiarse de distintos incentivos como un tipo reducido del impuesto de sociedades del 15%. Por tanto, los registros mercantiles también contribuirán a facilitar e impulsar la actividad innovadora. Ante todos los retos de esta era de disrupciones tecnológicas, todos hemos de poner nuestro granito de arena como agentes de innovación.