Grabado Hahakiri maki [El ciprés de verano] de Murasaki Shikibu (1830), y en el texto su influencia en la obra de Juan Navarro Baldeweg, Habitación roja con figura (2005).

Hacer visible la influencia de las culturas china, japonesa e india en el arte de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, es el objetivo de esta exposición que se puede ver en la Fundación Juan March hasta el 24 de junio.


El título de la exposición, El principio Asia, es ya en sí mismo una declaración de intenciones. Toma prestada la acepción que en química se emplea del término “principio”, según el cual un elemento activo, en solitario o junto con otros, reacciona al mezclarse o hacerse soluble y produce formas, colores y estructuras nuevas y muy diferentes entre sí. Y es esto lo que nos podemos encontrar recorriendo los diferentes bloques temáticos en los que se divide esta muestra.

Contemplaremos la naturaleza como fuente de inspiración, el arte como canal de energía espiritual o el color como uno de los elementos esenciales de la expresión artística, a través de las obras de sesenta creadores que han desarrollado su trayectoria en España y cuyos trabajos están vinculados, en mayor o menor medida, con Asia oriental e India.

Las más de trescientas piezas asiáticas y occidentales se presentan de manera conjunta, como dos mundos que comparten el espacio y el tiempo de la exposición. Se cuenta con relevantes obras procedentes de museos y colecciones internacionales, pero se ha querido primar la presentación de los fondos orientales de colecciones e instituciones públicas y privadas españolas, algunos de ellos poco conocidos hasta el momento.

El principio Asia. China, Japón e India y el arte contemporáneo en España (1957-2017), quiere hacer visible la influencia de estas tres culturas en el arte de la segunda mitad del siglo XX en nuestro país, un aspecto presente en la obra de un buen número de artistas de ese momento, aunque aún poco explorado. Por este motivo, la exposición da cabida no solo a la pintura, la escultura, la obra gráfica o el dibujo, sino también a disciplinas como la instalación, la fotografía, los nuevos comportamientos artísticos y el arte conceptual.

La muestra se centra fundamentalmente en el marco cronológico existente entre la generación abstracta española de los años cincuenta y la obra de los artistas nacidos en torno a mediados de los años sesenta, momento en el que se crea el Museo de Arte Abstracto Español de Cuenca, aunque también podremos encontrar ejemplos de influencia anteriores, como el del ceramista Josep Llorens Artigas, o de Joan Miró, que a partir de mediados de los años cuarenta trabajó con Llorens Artigas en piezas que aunaban cerámica y pintura.

ARQUITECTURA, PAISAJES Y TEXTURA

Durante el recorrido, se podrá observar el carácter modular, la ligereza y la funcionalidad de los espacios domésticos de la arquitectura tradicional japonesa, características que la convirtieron en un referente paradigmático de modernidad. Sobre sus templos torii y casas han reflexionado artistas como Antoni Clavé, Juan Navarro Baldeweg o Gustavo Torner. Protagonista también es el jardín japonés karesansui, o jardín seco, que causó gran atracción en artistas como Joan Miró y Antoni Tàpies, Zóbel o Joan Hernández Pijuan.

Contemplado las obras disfrutaremos también de la naturaleza como fuente de inspiración artística, con sus propios códigos de representación, asimilados por la generación abstracta de los años cincuenta y transmitidos por estos autores a otros más jóvenes como Marta Cárdenas o José Manuel Ballester.

Las texturas de la tierra también tienen su espacio en la exposición, representadas en las diferentes técnicas chinas y japonesas que contribuyeron a la renovación de la cerámica moderna, cuyos principios estéticos se reflejaron en la obra de Josep Llorens Artigas, que puso sus conocimientos técnicos a disposición de Joan Miró, surgiendo de esta forma una colaboración muy productiva.

ESPÍRITU Y SIGNO

El hinduismo y el budismo han utilizado el arte como un canal de energía espiritual. Los mandalas y los yantras, imágenes sagradas que se emplean en rituales colectivos, en prácticas individuales de meditación o como símbolos protectores, han influido en trabajos de artistas como Luis Martínez Muro, Herminio Molero, Manuel Rivera, Pablo Palazuelo, José María Yturralde, Manolo Quejido y Miquel Barceló.

Finalmente observaremos como la simplicidad y plasticidad de la caligrafía de Asia oriental atrapó la atención de los artistas españoles generando un cambio en su mentalidad, como se aprecia en la obra de Joan Miró. La abstracción y sus signos acapararon el protagonismo de un nutrido grupo de artistas que desarrollaron sus carreras en los años cincuenta en España, como es el caso de Luis Feito, Antonio Saura, Antoni Tàpies, Manuel Viola o Fernando Zóbel, que transmitieron estas ideas a creadores más jóvenes como Gabriel Ramos Uranga o al japonés afincado en Cuenca, Kozo Okano.


Fundación Juan March  | Hasta el 24 de junio | Castelló, 77. Madrid |