La última presidenta de la Asociación Profesional de Registradores, María Núñez, y su actual presidente, Manuel Alonso Ureba, dialogan sobre los desafíos a los que se han tenido que enfrentar desde sus responsabilidades, y analizan los retos a superar para conseguir el objetivo de ofrecer un servicio público cada vez más eficiente a los usuarios que acuden al Registro.


 

MARÍA NÚÑEZ: Yo ingresé en el Cuerpo de Registradores en el año 1998 y ya existía la Asociación Profesional de Registradores, es más, una de las primeras cosas que hice incluso todavía siendo aspirante fue asociarme, por lo que para mi generación registral la Asociación Profesional existe “desde siempre”. Pero creo que es muy interesante saber sus orígenes, que tu recordarás.

MANUEL ALONSO UREBA: Para entender el nacimiento de la Asociación tenemos que ver la evolución de las relaciones laborales con los empleados del Registro, y tenemos que reconocer que nuestra Ley Hipotecaria de 1861 ya fue precursora de lo que deberían de ser esas relaciones. Con posterioridad en 1934, por Decreto de 18 de mayo, se creó el Colegio de Registradores, y en su artículo tercero el Cuerpo de Oficiales y Auxiliares de los Registros, dependiendo del Ministerio de Justicia, y siendo considerado personal jurídico-administrativo. De esta forma se redactó el primer Reglamento Orgánico del Personal Auxiliar de los Registros de la Propiedad, nuestro recordado ROCOA, que fue aprobado por Orden del ministerio de 21 de junio de 1938.

Tras varias reformas, hubo un momento esencial que cambió la regulación y la relación laboral con nuestros empleados: el cambio vino impuesto por la sentencia de 19 de marzo de 1990 del Tribunal Supremo, que establecía que la naturaleza de la relación entre el registrador y sus empleados dejaba de ser jurídico administrativa, y pasaba a ser considerada de carácter puramente laboral, dejando de ser regulada por el ROCOA, y estando ya bajo la órbita legal del Estatuto de los Trabajadores. El 6 de febrero de 1991 se crea la Asociación Profesional de Registradores (APR), al mismo tiempo que el personal de los registros creó el Sindicato Independiente de los Oficiales y Auxiliares de los Registros de la Propiedad y Mercantiles de España (Sioya). Y una vez establecidos los órganos competentes para negociar, se constituyó la mesa de negociación, que dio lugar al Primer Convenio Colectivo con fecha de 29 de julio de 1992. Pero ese convenio ya lo conociste tú, María, y nos puedes contar tu experiencia.

MARÍA: Cuando yo me incorporé en mi primer Registro, allá por el año 1999, el convenio ya llevaba años en vigor. Como te dije, en un curso que desde el Colegio de Registradores se nos daba a los aspirantes, salí afiliada, y puedo decir que fue fundamental en los primeros años de ejercicio profesional. Al principio desconocía totalmente la función del registrador como empresario, pero poco a poco y a través de la colaboración que los registradores de a pie hacíamos integrando los tribunales en los exámenes del personal auxiliar, fui conociendo otras funciones que desempeñaba la Asociación. Luego pasé a formar parte del Consejo sustituyendo una vacante, y allí nos conocimos. Al poco tiempo de llegar te integraste en la mesa de negociación del que después fue el II convenio. Y lo que parecía imposible, después de tantísimos años de negociaciones fallidas, conseguisteis con la firma del II convenio de 10 de julio de 2013.

¿Nos podrías contar como fue la experiencia en la negociación de ese convenio?

MANUEL: El segundo convenio fue, quizás, el más difícil que hemos tenido que firmar. Dos circunstancias marcaron su negociación. Por un lado, la fuerte crisis financiera de 2008 y, por otro, la reforma laboral que impulsó el Gobierno del Partido Popular. Eso marcó una urgencia por ambas partes que dificultaron las cosas, pues no podíamos firmar con prisas asuntos que eran de gran importancia para todos. Al final, cediendo y encontrando un punto de equilibrio, pudimos firmar el nuevo convenio, a pesar de las dificultades que tuvimos.

Manuel Alonso Ureba.

“La Asociación, hoy por hoy, es fundamental ya que realiza una serie de funciones que afectan y trascienden a todo el colectivo y a todos los registradores, asociados o no”

MARÍA: Después de varios años colaborando en la Asociación, en el año 2016 presentamos la candidatura que yo presidía para las elecciones al Consejo, de la que tú y una parte importante de los que conforman el actual Consejo formábamos parte. La verdad es que parecía que iba a ser un mandato tranquilo, con un convenio muy reciente, que había funcionado muy bien en la crisis económica tan dura pero que parecía remontaba. Las relaciones con los representantes del personal eran muy buenas y fluidas, con una colaboración mutua, paz social y una muy baja conflictividad. Y así fue durante los dos primeros años del Consejo que compartimos, en el que yo creo que aprovechamos para ir mejorando algunas cosas que se iban quedando obsoletas, como la actualización de los Estatutos de la Asociación, la profesionalización de los exámenes, etc. Sin embargo, el mandato se fue complicando, con la denuncia del convenio y la apertura de una nueva Mesa de Negociación. Esta nueva negociación, de la que volviste a formar parte, que por un lado parecía más sencilla, tenía un componente de incertidumbre en relación con la anterior puesto que con el cambio de Gobierno estatal, se planteaba el posible cambio de la normativa laboral y había muchas dudas sobre qué pasaría si no se llegaba a un acuerdo en el plazo de un año que marcaba el convenio de 2013. Afortunadamente, y como tú sabes mejor, puesto que fuiste artífice, se llegó pronto a un acuerdo.

¿Hubo mucha diferencia en la negociación de ambos convenios?

MANUEL: La verdad es que esta segunda negociación que yo viví ya fue más sencilla. Los representantes que integraron la mesa ya nos conocíamos, el II convenio estaba funcionando muy bien y la conflictividad laboral era casi inexistente. Además, los problemas y disfunciones que habían ido surgiendo los teníamos identificados a través de la Comisión paritaria y pronto llegamos a un acuerdo con un III convenio continuista, con breves modificaciones para subsanar estas disfunciones. Aunque además del convenio, que conseguimos en un tiempo récord, tienes razón en que el final del mandato todavía se complicó mucho más con la crisis de la COVID.

María Núñez.

“Me gustaría agradecer a los trabajadores de la Asociación el importante esfuerzo que hicieron para que el servicio a los asociados siguiera prestándose con éxito durante la pandemia”

MARÍA: Cierto, la verdad es que el último año, apenas tres meses después de la firma del III convenio estalló la crisis sanitaria ocasionada por la COVID. Aunque España se paralizó, lo Registros seguimos funcionando como servicios esenciales y a pesar de la parálisis económica y la crisis sanitaria que en algunas zonas, como Madrid, afectó de lleno a muchas oficinas, seguimos abiertos y lógicamente las relaciones laborales y su regulación plantearon un sinfín de incertidumbres. Los propios empleados de la Asociación empezaron a teletrabajar, pero en una situación muy complicada, de un día para otro, improvisando y sin una legislación clara. Desde aquí me gustaría agradecer a los trabajadores de la Asociación el importante esfuerzo que hicieron para que el servicio a los registradores asociados siguiera prestándose con éxito. Las llamadas de los asociados se acumulaban, las disposiciones específicas sobre los famosos ERTES cambiaban cada día y la situación se hizo apremiante en algunas oficinas, las liquidadoras cerraron y a la incertidumbre sanitaria se sumó la económica. Hoy, recordándolo con perspectiva, creo que la Asociación hizo un gran trabajo y una labor inmensa. La situación todavía no ha terminado e imagino que hoy desde la Asociación que ahora presides tú, estará pensando y trabajando para colaborar y ayudar a los compañeros que todavía están en ERTE en la desescalada.

MANUEL: Pues sí, todavía hay oficinas con empleados en ERTE. Algunas en zonas muy turísticas con situación económica muy precaria.

¿Qué recuerdas sobre el trabajo cotidiano en la Asociación y qué no te gustaría que pasase desapercibido?

MARÍA: Creo que otra parte fundamental del trabajo de la Asociación es la gestión de los exámenes del personal. Gracias al convenio, nuestros empleados tienen una oportunidad de desarrollar su carrera profesional con unos baremos claros y muy objetivos. La labor de los diferentes tribunales en la realización de las pruebas no es fácil y muchas veces incomprendida. Redactar exámenes que permitan valorar las capacidades de los examinados que vienen de oficinas muy dispares y que además son únicos para toda España es complejo, puesto que nada tiene que ver el trabajo en un registro rural, por ejemplo, donde predomina la inmatriculación y al haber pocos empleados todos suelen saber “hacer de todo”, con el trabajo en registros urbanos y con mucho personal y donde las tareas están muy definidas y el puesto de cada uno muy especializado; o con los empleados por ejemplo que desarrollan su trabajo en un Registro totalmente electrónico como el de Bienes Muebles. Creo que poco a poco vamos avanzando, que la centralización de los exámenes, aunque supone un enorme esfuerzo para el Tribunal y por ende a la Asociación, garantiza que desaparezcan las diferencias que a veces existían en los Decanatos. A lo largo de las veces que he participado en la redacción y corrección de los exámenes, también hemos comprobado que hoy el nivel es altísimo, y en general tenemos unos empleados muy muy especializados. Esta formación también es fundamental para la prestación del servicio público que es la meta y objetivo de todos nosotros, en un mundo cada vez más técnico.

Ahora que estás en la presidencia, y además de lo que hemos hablado, ¿qué destacarías del día al día en la Asociación?

MANUEL: La Asociación, hoy por hoy, es fundamental para el colectivo de los registradores, y en su función hay que distinguir las dos vertientes. Por un lado, realiza una serie de funciones que afectan y trascienden a todo el colectivo y a todos los registradores, asociados o no, como es lo relativo a las relaciones laborales con todo lo que conllevan: la negociación de los convenios colectivos y su desarrollo, la Comisión Paritaria, que es un instrumento muy útil para resolver las diferencias que el día a día va poniendo de manifiesto, pero que a su vez contribuye al mantenimiento de unas relaciones personales y muy fluidas con los sindicatos, facilitando la paz social y la baja conflictividad laboral en nuestro sector. También quiero destacar la gestión de toda la realización de los exámenes, de la que ya hablaste, que supone un labor ingente y creo que poco reconocida pero fundamental para conseguir que nuestros empleados tengan cada vez una formación mayor; la llevanza del Censo de Personal, encomendado en el convenio a la Asociación, y que facilita el cambio de los registradores al frente de cada oficina, algo de gran transcendencia pues determina las relaciones laborales que son objeto de subrogación en los cambios de titular. 

Lo fundamental es contar con plantillas estables y bien formadas, y no me cabe ninguna duda de que el personal es uno de los mejores activos que tienen los Registros.

MARÍA: Totalmente de acuerdo, Manolo. Yo como hija, hermana, amiga de trabajadores de los registros, he aprendido y aprendo cada día mucho de ellos. Continuando con lo que decías, la Asociación realiza otras funciones en beneficio particular de las necesidades de cada registrador: se presta a los asociados una ayuda fundamental e impagable, como es el asesoramiento diario en las cuestiones laborales, una materia en constante cambio, y es fundamental  poder contar con una asesoramiento tan inmediato y especializado como el que prestan los letrados de la Asociación; además de la llevanza de toda la tramitación en los expedientes laborales, hasta la defensa de pleitos en los tribunales, que afortunadamente y gracias a la existencia de convenios útiles y efectivos, la conflictividad laboral es casi inexistente. Otro de los servicios que presta la asociación de manera inmediata es el asesoramiento fiscal, materia también cambiante y que exige una actualización constante. Todos estos servicios se prestan sólo a los registradores asociados, que con su cuota son los que financian el mantenimiento de la Asociación y que luego repercuten en beneficio del colectivo.