La rehabilitación del edificio de Príncipe de Vergara Nº 70-72 ha sido uno de los hitos del Colegio de Registradores más relevantes de los últimos años ya que ha puesto de manifiesto la colaboración entre el Colegio y los registradores, en este caso del Registro Mercantil de Madrid y del Registro de Bienes Muebles Central para la consecución de un objetivo común.

El edificio era la antigua sede de los Registros de la Propiedad de Madrid y del CORPME pero por razones de espacio y eficiencia en su momento se decidió trasladar a ambos a la calle Alcalá Nº540 y a la calle Diego de León Nº21 respectivamente, con lo que desde un primer momento se comenzó a estudiar qué destino podría darse a este activo del CORPME.

En las elecciones a la Junta de Gobierno del CORPME de 2017 se planteó abiertamente la necesidad de dar un fin adecuado a este inmueble, pero sin cerrar ninguna posibilidad, se trataba de transformar un “problema” en algo que diera un rédito a la corporación.

Comenzó así una primera fase de estudio del edificio para conocer cuál podría ser su valor, si era posible una recalificación urbanística, posibles interesados en alquilar o comprar, necesidades de la corporación en Madrid…

El año 2018, primero de la Junta de Gobierno, fue finalmente una época de estudio y reflexión, y aquí surgió la sinergia que finalmente triunfó, la posibilidad de mejorar la sede del Colegio de Registradores a la vez que sustituir el alquiler de los edificios de Castellana donde se ubicaban el Registro Mercantil de Madrid y el Registro de Bienes Muebles Central por un edificio propiedad del CORPME.

Rápidamente todos los implicados nos dimos cuenta de las ventajas de la operación y de la necesidad de colaborar. El coste de la rehabilitación del edificio era enorme, pero con el compromiso de los registradores de ocupar una parte del mismo la operación era viable, y así se presentó a la Asamblea de Decanos Territoriales y Autonómicos en Sevilla, en 2019, que apoyó el proyecto sin fisuras.

Lo primero que hicimos a partir de ese momento fue, con la ayuda inestimable de Cristina de Luna, arquitecto con la que habíamos trabajado en otros proyectos, preparar un pliego técnico con las características del edificio para que, a partir de ahí, las empresas interesadas pudieran hacer una oferta adecuada.

Se inició una licitación, interrumpida por la pandemia, que concluyó con diversas propuestas de empresas de prestigio, que hubo que valorar, no por nosotros que somos registradores, sino por una terna de arquitectos con una dilatada trayectoria a sus espaldas, Francisco Rubio, Luis Alti y José Luis Gómez Ramiro, quienes nos presentaron el proyecto que consideraban más adecuado de los propuestos, reconociendo que cada uno de ellos había llegado a la misma conclusión por separado, era una decisión unánime.

La adjudicataria, Copasa&Sdm, asumió así la ejecución del proyecto, y pese a la situación del sector como consecuencia de la guerra de Ucrania, la inflación y los problemas de suministros, consiguió terminar su labor en los términos pactados.

Llegamos así al día de hoy, con una obra que tiene como misión satisfacer las necesidades del CORPME y los Registros Mercantiles de Madrid y el Registro de Bienes Muebles Central durante los próximos años, no cabe por tanto mayor satisfacción para los promotores del proyecto que haber arribado por fin a buen puerto.

José Miguel Tabarés