Mujer y política en España: cuatro décadas rompiendo techos de cristal

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Cuando nací, a mediados de 1981, la democracia española estaba todavía en proceso de consolidación. Franco había muerto apenas 6 años antes, acababa de producirse el intento de golpe de Estado del 23-F, la Constitución no llevaba vigente ni tres años y la entrada de nuestro país en la comunidad europea era todavía una aspiración lejana. El lastre de cuatro décadas de franquismo estaba todavía muy presente en nuestra sociedad y una de las muchas caras de ese atraso era la escasa presencia de la mujer en la esfera pública. Acabábamos de salir de una dictadura que negaba protagonismo, visibilidad y responsabilidad a las mujeres (ni siquiera podían abrir una cuenta corriente sin permiso de su marido) y destacar así en cualquier ámbito profesional era prácticamente imposible. Incluida, por supuesto, la política.

Cuatro décadas después, podemos celebrar la espectacular transformación que ha experimentado nuestro país. Sin duda, uno de los mejores del mundo hoy en día para nacer mujer. Es la historia de un éxito colectivo de conquista de derechos, libertades e igualdad de oportunidades. Llevado a la política, tenemos fácil comprobarlo. Se ha pasado de una presencia testimonial de las mujeres en las Cortes de 1981 a una proporción similar a la que hay en la sociedad. Lo mismo ocurre en los gobiernos y en el resto de instituciones. Ha costado mucho, y todavía queda camino por recorrer, pero podemos estar orgullosos de este avance y de que la política haya estado muchas veces a la vanguardia de esas conquistas.

Resolver el problema de la ‘brecha de maternidad’, que a tantas mujeres obliga a tener que elegir entre su carrera o formar una familia, es una de las grandes tareas pendientes para avanzar hacia la igualdad real entre hombres y mujeres, una meta aún no alcanzada

A lo largo de estos años hemos visto primero cómo las mujeres iban ocupando cada vez más escaños en el Congreso, el Senado o los Parlamentos regionales. Después, cómo llegaban a alcaldías, ministerios, presidencias autonómicas, presidencia de las Cortes Generales… Y cómo iban accediendo a cada vez más y mayores puestos de responsabilidad en las distintas organizaciones políticas. Todos esos techos de cristal se han ido rompiendo también en otros ámbitos y hoy vemos a muchas mujeres españolas triunfar como nunca antes en el mundo de la empresa, la ciencia, el deporte, la investigación, el arte… No obstante, igual que es imposible negar estas conquistas también lo es negar que a menudo se han producido tras superar un sinfín de obstáculos que los hombres no tienen. El mayor de ellos, la ‘brecha de maternidad’ que a tantas mujeres obliga a tener que elegir entre su carrera o formar una familia. Resolver este problema es una de las grandes tareas pendientes para avanzar hacia la igualdad real entre hombres y mujeres, una meta aún no alcanzada.

Estoy orgullosa y muy agradecida de formar parte de esa generación de mujeres que ha tenido las oportunidades que no tuvieron nuestras madres y abuelas. Queda mucho por hacer, sin duda, pero estamos en el camino correcto, avanzando a grandes pasos y me siento muy honrada de poder aportar mi granito de arena desde las instituciones y desde la Presidencia de un partido político a nivel nacional. Tengo una gran esperanza en la sociedad española y seguiré trabajando sin descanso, con toda la humildad pero con toda la determinación, para contribuir a que este gran país en el que tenemos la suerte de vivir siga mejorando sin dar pasos atrás.

Inés Arrimadas