Claudia tenía 17 años y había cortado la relación con su novio, Johan Styven, de 19. La Guardia Civil encontró su cuerpo apuñalado en el interior de un trastero de un edificio de Totana (Murcia). Poco después detuvo a la pareja como presunto autor del crimen. La adolescente, que había quedado con el asesino para que le devolviera sus pertenencias, fue la tercera víctima de la violencia machista de 2022. Y, como en el 80% de los crímenes machistas ocurridos el año pasado, no había presentado denuncia previa.
Víctima y asesino crecieron en la generación del Me Too, el mayor movimiento de conciencia social contra el acoso sexual y los abusos contra las mujeres que ha conocido el mundo, pero también en una sociedad en la que la lucha contra la violencia machista ha tropezado por desgracia con la banalización y el negacionismo de esta lacra por parte de la ultraderecha. Discursos que tienen, sin duda, consecuencias y bulos que desde la tribuna del Congreso o desde un Parlamento autonómico saltan a la barra del bar y a las tertulias de televisión hasta construir una especie de contra narrativa sobre la importancia de luchar contra la violencia machista.
El Barómetro Juventud y Género 2021, realizado por la Fundación de Ayuda contra la Drogadicción, reveló que uno de cada cinco chicos (varones) de entre 15 y 29 años niega la existencia de la violencia machista y defiende que es “un invento ideológico”, una percepción que ha aumentado del 11% al 20% respecto a 2019.
La organización social, la economía y la convivencia han mejorado, sin duda, gracias a las batallas ganadas por el feminismo, que siempre tuvo que avanzar rodeado de incomprensión
El dato nos interpela sobre los factores que alimentan esa tendencia y los motivos de un claro retroceso social. También sobre cuál es la mejor forma de combatir los discursos de odio y frenar la difusión de mensajes políticos que desprecian, frivolizan y niegan la violencia ejercida sobre las mujeres.
¿No es suficiente motivo éste para seguir en la lucha feminista? La violencia machista es sólo uno de ellos, pero hay muchos más. En 2016, el Informe Global de la Brecha de Género del Foro Económico Mundial estimó que hasta dentro de 170 años no habría igualdad económica entre hombres y mujeres. ¡Y aún hay quien piensa que no nos hace falta reivindicar nada en este día!
La realidad es que el movimiento feminista es la historia de un éxito que ha hecho al mundo mejor. Hace un siglo no podíamos ni votar, se nos negaba la educación y la ciudadanía y el único horizonte que nos ponían por delante era un matrimonio anulatorio. La organización social, la economía y la convivencia han mejorado, sin duda, gracias a las batallas ganadas por el feminismo, que siempre tuvo que avanzar rodeado de incomprensión.
Hoy el periodismo tiene como misión también hacer visible lo invisible, y la desigualdad tiene muchos ángulos ciegos que debemos iluminar. Hagámoslo. Es un camino de largo recorrido que necesita del trabajo de todos. Y, cuidado, con confundir igualdad legal con real. Tenemos leyes que consagran la igualdad, sí, pero queda mucho por conquistar y no nos lo darán gratis.
Esther Palomera