Este se año se cumplen 160 años del nacimiento del Registro de la Propiedad moderno, que hoy mantiene todos los rasgos caracterizadores desde su creación.
La institución registral nace para dar certeza frente a terceros de las situaciones jurídicas, con la convicción de que lo que no es frente a terceros, prácticamente no es. Nació la institución registral para salvaguardar las relaciones jurídicas casi exclusivamente en el ámbito de lo privado, bastante ajena a las relaciones jurídico-públicas, que se entendía contaban con unos mecanismos de protección más fundamentados en la visibilidad y apariencia de su uso, o en la imprescriptibilidad de su dominio, que en la inscripción en el Registro. Hoy ya no es así.
Avanzando el tiempo, el ámbito de lo público -del derecho público- fue impregnando cada vez más la institución registral: el derecho agrario; el derecho urbanístico; las transmisiones de bienes realizadas por unas u otras administraciones públicas; los diferentes regímenes de limitaciones legales derivados de la calificación de las viviendas; etc. De forma que el derecho público cada vez ha tenido más peso en el ámbito registral, pero centrado en lo estrictamente referido a las inscripciones individuales y su contenido, no al conjunto de información que se puede depositar o inscribir en el Registro y que puede convertirlo en un instrumento esencial para el conocimiento y, por tanto, para la formulación y evaluación de políticas públicas y esa es, cada vez con mayor importancia, la otra cara del servicio público registral.
Los Registros y los registradores mostramos nuestra total disposición a colaborar para que ese nuevo Registro del ministerio sea un éxito, porque forma parte de las políticas públicas a las que contribuimos desde nuestros Registros y de las que nos sentimos orgullosos y porque, como siempre dijimos, en la lucha contra el blanqueo no sobra nadie
Los registradores que tenemos unos años en el cuerpo -en el de Registradores- hemos visto cómo con el tiempo, desde los años 80, cuando se practica una inscripción -además de realizarse la función esencial de control de legalidad mediante la calificación independiente del registrador- han surgido infinidad de obligaciones orbitales a su alrededor una vez practicada aquella: cumplimentar índices; comunicar a Catastro; comunicar operaciones urbanísticas a ayuntamientos y CC.AA.; compartir con CC.AA. información sobre eficiencia energética; datos de estadística; comunicar a Juzgados y Tribunales; comunicar a la AEAT pagos en metálico; detectar y comunicar indicios de blanqueo de capitales, tantas formas y casos de comunicaciones previas y posteriores… de forma que compartimos la información con las AA.PP. para colaborar con sus políticas públicas en beneficio de toda la ciudadanía, y las AA.PP. conocen y valoran la utilidad del Registro como crisol de información; por eso requieren cada vez en mayor medida esa colaboración. También contamos con las nuevas tecnologías para ayudarnos a cumplir con esas obligaciones accesorias, pero no menos importantes y aunque la mayor parte de esa información se comparte con las AA.PP. mediante esquemas de datos, aún queda mucho camino por recorrer y estaremos orgullosos como institución de recorrelo juntos, con la conciencia de ser un Registro Público en el que quien deposita información, sabe perfectamente qué se hace con ella. También colaborar con las políticas públicas.
Hace poco se ha publicado el RDL en el que se crea el Registro de Titularidades Reales en el Ministerio de Justicia y para el que se prevé como una de sus fuentes fundamentales de información la contenida en los Registros Mercantiles relativa a titularidades reales -con la que se creó el RETIR actualmente en funcionamiento en el CORPME- y sabe el ministerio desde este momento la total disposición de los Registros y los registradores a colaborar para que ese nuevo Registro del ministerio sea un éxito, porque forma parte de las políticas públicas a las que contribuimos desde nuestros Registros y de las que nos sentimos orgullosos y porque, como siempre dijimos, en la lucha contra el blanqueo no sobra nadie. Un ejemplo más de un registro público también para lo público, pero que no ha perdido la esencia de la salvaguarda de las relaciones jurídico-privadas para las que nació hace 160 años.
José María de Pablos