“Este año, nuestra calle es la revista de los Registradores donde nos damos cita muchas mujeres”
¿Qué representa para usted la fecha del 8 de marzo?
Es un día de ocupar las calles con alegría, de hacernos visibles, de juntarnos, de celebrar y recordar todo lo que nos ha traído hasta aquí, de agradecimiento a la lucha de tantas mujeres, algunas muy reconocibles y otras anónimas que nos han allanado el camino y nos lo han hecho más fácil. Es un día de reivindicación de todo aquello que queda por hacer, que sigue siendo mucho, un día de hermanamiento, de sororidad. Este año, nuestra calle es la revista de los Registradores donde nos damos cita muchas mujeres.
Desde su punto de vista, ¿cuál es el logro más importante de los que ya se han conseguido en el terreno de la igualdad de la mujer?
Sin duda el acceso a la educación y al mercado de trabajo. La educación y la independencia económica nos hacen mujeres autónomas, mujeres emancipadas, alejadas de las tutelas y de las decisiones que puedan tomar por nosotras otros, nos hacen libres y dueñas de nuestro destino. Una mujer autónoma siempre será una mujer poderosa, más allá de si tiene poder efectivo o no, porque será dueña de su propia vida.
¿Cuál es el más urgente de los que faltan por conseguir?
Me interesan las formas agravadas de discriminación, aquellas que sufre una mujer que, además, pertenece a grupos sociales que añaden factores de desventaja, las discriminaciones múltiples. Me interesa un feminismo inclusivo que visibilice a muchas más mujeres y que parte de la realidad de la no existencia de una mujer universal con problemas comunes a todas ellas, sino un feminismo que, en esencia, entiende que no existe homogeneidad en el colectivo de las mujeres, sino que éstas tienen y viven realidades complejas y distintas. Mujeres que, además de su discriminación por razón de sexo, son discriminadas por su raza, por su condición de migrantes, por su origen étnico, por su discapacidad, por su orientación sexual, por su edad. Creo que solo a través de una mirada conjunta y de un análisis combinado de todos estos factores de discriminación, sexo, raza, etnia, discapacidad, nacionalidad, pobreza, permitiremos que muchas mujeres no sean invisibles, de ahí la importancia de tener una visión inclusiva del feminismo en la que no solo se atienda al factor género.
Y dentro de todas estas discriminaciones múltiples, una de las que más me interesa y a la que los poderes públicos deberían prestar mucha más atención es la de la mujer con discapacidad. Fundamentalmente porque las personas con discapacidad son la minoría mayoritaria en nuestro país y dentro de ese colectivo, el de las mujeres es la mayoría. Una particular atención a su formación, su inclusión, su acceso al mercado laboral, su salud, sus derechos sexuales y reproductivos y a una mayor concienciación social que persiga que veamos en las mujeres con discapacidad, mujeres, mujeres con los mismos derechos, anhelos y deseos de cualquier mujer.
Fiscal de profesión, antes de ser DGSJYFP también ha sido directora del Centro de Estudios Jurídicos y miembro del Consejo Fiscal. Desde su variada perspectiva, ¿cómo ve la condición de la mujer en la vida profesional hoy?
Quizás sea en las profesiones jurídicas dentro de la administración pública donde más podemos aproximarnos a un concepto de verdadera igualdad. En realidad, las mujeres somos la mayoría y avanzamos hacia una feminización casi total de muchos cuerpos jurídicos. Hay igualdad de acceso, igualdad de salarios, igualdad de derechos, es verdad, que sigue habiendo un déficit de mujeres en puestos de responsabilidad, pero estamos en el camino de lograr, también ahí, una igualdad real porque cada vez existe una mayor conciencia y voluntad de corregir el desequilibrio que a favor de los hombres existe todavía en los puestos de responsabilidad. Lo importante es no perder la perspectiva de que somos un oasis y que fuera de nuestro mundo, el de la función pública, la situación de las mujeres permite constatar que siguen existiendo discriminaciones, fundamentalmente en el mercado laboral y que hasta que no terminemos de encontrar un encaje a ser madre y trabajadora, no resolvamos la distribución de cargas en la familia y dejemos atrás la idea de que los cuidados están atribuidos exclusivamente a las mujeres será complicado eliminar.
“Me interesa un feminismo inclusivo que visibilice a muchas más mujeres y que parte de la realidad de la no existencia de una mujer universal con problemas comunes a todas ellas, sino un feminismo que, en esencia, entiende que no existe homogeneidad en el colectivo de las mujeres, sino que éstas tienen y viven realidades complejas y distintas”
Es conocido su interés por la cultura. ¿Qué opina del creciente papel de la mujer como creadora y consumidora de productos culturales?
Una de las cuestiones más interesantes que observo desde hace un tiempo es cómo también se apuesta por visibilizar a la mujer en el ámbito cultural, no solo limitada a su papel de consumidora de productos culturales sino como creadora. Conscientes de este potencial de las mujeres se hacen esfuerzos importantes por tratar de equiparar la presencia de hombres y mujeres en la programación cultural. Creo que es una obligación de las administraciones públicas que se persiga esa paridad en todas las actividades culturales que se programan desde los ayuntamientos, comunidades autónomas o el Estado. Se ha inoculado y ha calado, la maravillosa realidad de que también, en un mundo masculino como es el de la cultura, la mujer creadora está llamada a ocupar un espacio propio y lo que es más importante, la sociedad tiene interés en ello. Hay interés y ganas de consumir productos creados por mujeres. Por ejemplo, El Prado salda con la exposición del año 2020 “Invitadas” una deuda histórica con mujeres cuyas pinturas estaban en el desván. Es un precedente maravilloso de lo que una Institución pública referente en nuestro país, como es el Museo del Prado, puede hacer por la igualdad y además, esa exposición, en la que el título “Invitadas” evoca a quien se le permite estar pero no es realmente el titular de la casa, va a dar lugar a que muchos de esos cuadros pintados por mujeres, pasen a formar parte de la colección permanente. Y ya no serán invitadas, sino que serán dueñas de ese espacio como lo son los hombres.
Percibo también un interés creciente por descubrir y leer literatura escrita por mujeres. Grandes escritoras que no estaban en el olvido, porque siempre han sido leídas, pero que despiertan un nuevo interés en el lector.