“La salida del Reino Unido se ha convertido más en una advertencia que en una tentación”

Comienza una nueva legislatura en la Unión Europea con la renovación de sus instituciones, entre ellas con una mujer, Ursula von der Leyen, por primera vez en la historia, candidata a presidenta de la Comisión Europea. ¿Cómo ve usted el panorama europeo a corto y medio plazo?

Es una gran noticia que una mujer presida por primera vez la Comisión Europea. La presencia del ministro Borrell como Alto Representante y Vicepresidente de la Comisión es también una magnífica noticia para España que obtiene de esta forma un reconocimiento a su peso en el contexto europeo. Estamos en un periodo complicado en el ámbito internacional. La debilidad de la gobernanza mundial en relación con la globalización ha limitado nuestra capacidad de ofrecer respuestas adecuadas a los problemas de nuestro tiempo. El resurgimiento del populismo y el posible abandono de los consensos alcanzados tras la Segunda Guerra Mundial exige una reflexión y una acción decidida por parte de la Unión Europea, en defensa del multilateralismo y de un orden internacional basado en reglas. 

Vivimos en un momento crucial en Europa, con países que quieren entrar a formar parte de la misma pero también con el Reino Unido a punto de abandonarla. ¿Qué lecciones podemos sacar del brexit?

En este contexto que he mencionado antes, el brexit es un ejemplo paradigmático si atendemos a su origen y a sus consecuencias. En primer lugar, por la forma en la que se toma la decisión de abandonar la Unión Europea, que ha obligado a la ciudadanía británica a pronunciarse sobre una relación compleja y profunda, sin debate previo basado en datos objetivos. En segundo lugar, porque la falta de realismo a la hora de abordar la negociación de salida ha provocado un efecto cascada sobre elementos fundamentales que definen al Reino Unido tanto en su relación con Europa como en la convivencia en la isla de Irlanda. En tercer lugar, la seriedad del planteamiento de la Unión Europea, ha garantizado la unidad entre los Estados Miembros y nos ha permitido ver de forma más clara el valor de los que tenemos y la lógica de la arquitectura que hemos venido construyendo desde hace décadas. Creo que el proyecto europeo no ha salido debilitado por el brexit. La salida del Reino Unido se ha convertido más en una advertencia que en una tentación.

“En un contexto como el actual, lo público sigue siendo esencial para garantizar derechos básicos sobre los que se fundamenta nuestro modelo económico y por tanto también nuestro modelo social”

Los españoles se muestran de manera abrumadora (82%) favorables al proyecto de la Unión frente a un 62% de la media de ciudadanos del resto de los países. ¿A qué cree que se debe este mayoritario apoyo al proyecto europeo más de 30 años después de la adhesión? 

Los españoles identifican el proyecto europeo con un periodo de recuperación de la libertad y de la democracia, de prosperidad y estabilidad. Es un proyecto además que encaja perfectamente en la mentalidad global de un país como España abierto al mundo y que se considera con razón actor imprescindible en la definición de Europa. La mayor parte de los españoles es consciente de que en un mundo globalizado la única forma de mantener la soberanía es compartiéndola. 

El liderazgo climático, los valores comunes europeos y el Estado de Derecho, la competitividad y la inclusión social, son los principales ejes de la presidencia finlandesa del Consejo hasta finales de año. ¿Considera que existe, en estos momentos, unidad de criterio entre los Estados para afrontar temas tan cruciales? ¿Qué avances podemos esperar? 

Los temas que menciona y algunos otros que están sobre la mesa son prioritarios en estos próximos meses. La sostenibilidad medioambiental se ha convertido en una exigencia indiscutible. La defensa del Estado de Derecho es un compromiso jurídico y político de los Estados Miembros que necesita de instrumentos adecuados para su aplicación. La competitividad en un contexto de economías globalizadas es necesaria para el mantenimiento de nuestro modelo social, que no puede ser europeo si no contempla de manera prioritaria la inclusión de los grupos más desfavorecidos. Creo que ningún Estado miembro discute estos objetivos, si bien es cierto que algunos creen necesarios periodos más largos para alcanzarlos, mantienen algunas reservas en cuanto a su aplicación práctica y piden mayor flexibilidad para adaptarlos a sus circunstancias nacionales. Todo ello forma parte de una tradicional dialéctica europea que es necesario preservar sin abandonar la ambición y buscando en todo caso el acuerdo más mayoritario posible. El semestre de la presidencia finlandesa será un periodo complicado pues no hay que olvidar que nos encontramos ante una Comisión nueva que tomará posesión previsiblemente a primeros de noviembre, con la negociación de la salida de Reino Unido aun por finalizar o la negociación del futuro Marco Financiero Plurianual, por citar los temas más destacados. Pero estoy seguro de que avanzaremos en éstas y en otras políticas prioritarias para los ciudadanos. 

Entre los desafíos a los que se enfrenta la Unión Europea están la lucha contra el blanqueo de capitales y la protección de datos. ¿Cree que en ocasiones el ciudadano europeo puede ver contradicciones en la toma de decisiones a nivel europeo?

Hay una tensión entre privacidad y seguridad que no puede resolverse sacrificando los derechos individuales de los ciudadanos. Los datos se han convertido en una materia prima de enorme valor económico. Y las nuevas tecnologías plantean retos a nuestra seguridad. Las soluciones no son fáciles y la tensión entre privacidad y seguridad no es una contradicción sino una prueba de la importancia de los elementos en presencia y la necesidad de hacer arbitrajes bien fundamentados técnicamente pero que tengan siempre el respaldo de las instituciones democráticas. 

La aplicación de las nuevas tecnologías ha posibilitado avances como la interconexión de registros de los Estados miembros o la firma electrónica que pueden ser considerados beneficiosos para las transacciones transfronterizas y el mercado interior europeo. ¿Cómo valora el papel de los registradores de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles frente a estos nuevos retos?

El papel de los registradores y de todos aquellos que intervienen en dotar de garantías a las transacciones realizadas en este nuevo ámbito digital es sin duda muy importante. La certidumbre de los datos y de las operaciones exige a todos los actores una adaptación a estos nuevos medios para seguir realizando esta importantísima labor social y económica que ha fomentado nuestro desarrollo económico y nuestro bienestar. En un contexto como el actual, lo público sigue siendo esencial para garantizar derechos básicos sobre los que se fundamenta nuestro modelo económico y por tanto también nuestro modelo social.