Luis Buñuel, Mario Camus o José Luis Garci son algunos de los directores que han llevado a la gran pantalla las obras de Delibes y Galdós. Ahora, en este año en el que celebramos su centenario, y en espera de que las salas vuelvan a abrir de par en par, tenemos una buena ocasión para volver a reencontrarnos con algunos de estos títulos.
La relación de Miguel Delibes con el séptimo arte no solo se manifiesta en las adaptaciones que se han hecho de sus obras para la gran pantalla, sino también por su faceta de crítico cinematográfico en sus inicios como redactor de El Norte de Castilla, y porque Delibes era un asiduo a la Semana de Cine de Valladolid, a los ciclos que se organizaban durante el año y al cine cotidiano de las salas de la ciudad. Por iniciativa suya se inauguró el Cine Club El Norte de Castilla, con la proyección de la película Ciudadano Kane, de Orson Welles. Además, su contacto con el cine en su aspecto técnico-literario se remonta al año 1965 con la participación en el doblaje al español de la película Doctor Zhivago, del director británico David Lean, realizando una revisión literaria y medida de los diálogos.
Todos los directores que han trabajado con sus textos coinciden en destacar la idoneidad de sus novelas para ser trasvasadas al lenguaje cinematográfico, y en la influencia que ha tenido también el lenguaje cinematográfico en su estilo narrativo. Esto se ha podido comprobar en un numeroso elenco de títulos que han traspasado la palabra para convertirse en imagen.
La tercera novela de Delibes, El camino, con la que alcanzó su consagración literaria, fue la elegida por Ana Mariscal para llevarla a la gran pantalla en 1963, y contó con la colaboración del propio autor en su adaptación. De esta misma obra Josefina Molina realizó una serie televisiva de cinco capítulos en 1977, que fue galardonada en el Festival de Praga.
En 1976 el director Antonio Giménez-Rico lleva al cine una conseguida adaptación de la novela Mi idolatrado hijo Sisí, con el título de Retrato de familia. En el reparto encontramos a rostros tan conocidos como Antonio Ferrandis o Amparo Soler Leal. Tras los buenos resultados de Giménez-Rico con esta cinta, el director lo intentó de nuevo en 1986 con El Disputado Voto del Señor Cayo, pero no se repitió el éxito a pesar de obtener la Espiga de Plata en la Semana Internacional de Cine de Valladolid. En 1997 el director burgalés adapta, Las ratas.
Antonio Mercero adaptó en 1977 la novela El príncipe destronado, bajo el título de La guerra de papá, con el protagonismo de Lolo García y Teresa Gimpera. En palabras del propio Delibes, la asombrosa lección de Mercero fue servirse de un niño de cuatro años, Quico, y hacerle actuar ante las cámaras sin el menor artificio. Once años después el mismo director llevó a las salas la novela , El tesoro.
Los santos inocentes, una de las obras cumbre de la producción literaria del escritor vallisoletano, fue llevada al cine por Mario Camus en 1984. Se trata de una de las mejores películas del director santanderino por la que ganó la mención especial del jurado en el Festival de Cannes, y Alfredo Landa y Francisco Rabal recibieron ex aequo el premio de interpretación masculina.
En 1990 se estrena la versión cinematográfica de la primera novela de Delibes, La sombra del Ciprés es alargada, reconocida con el Premio Nadal. Se trata de una coproducción hispano-mexicana sobre las andanzas de Pedro en la ciudad de Ávila, dirigida por Luis Alcoriza. Con el título de Una pareja perfecta llegó a las salas en 1997 la adaptación de Diario de un jubilado, con guion de Rafael Azcona y dirección de Francisco Betriú, protagonizada por Antonio Resines y José Sazatornil “Saza”.
Por su contribución al cine desde su literatura, la 38 Semana Internacional de Cine de Valladolid dedicó un ciclo a la cinematografía de Miguel Delibes y le hizo entrega del máximo galardón del certamen, la Espiga de Oro.
GALDÓS Y EL CINE
Al contrario que Miguel Delibes, Benito Pérez Galdós apenas pudo impregnar su obra con la influencia del “séptimo arte”, pues solo lo pudo disfrutar en sus inicios, lo que le permitió al menos ver la primera adaptación que se hizo en la pantalla de su novela El abuelo, con el título de La duda, dirigida en 1916 por Domingo Ceret. O también la producción americana de 1918 basada en Doña Perfecta con el título de Beauty in Chains.
El abuelo ha sido la novela del autor canario más llevada al cine. Además de la citada, José Buchs ya había adaptado en 1925 la historia del conde de Albrit, quien tras la muerte de su hijo descubre que una de sus nietas es ilegítima. Bajo el título de Adulterio, la producción mexicana de 1944 dirigida por José Díaz Morales traslada de nuevo a la pantalla esta novela, y en 1954 lo hace el argentino Román Viñoly Barreto. Rafael Gil versiona la historia del anciano intentando adivinar la identidad de sus nietas con el título de La duda, con un reparto de primer orden encabezado por Fernando Rey, Analía Gadé e Inma de Santis. Finalmente fue José Luis Garci el que consiguió la mejor adaptación de esta obra a finales del siglo XX, logrando que su película fuera la candidata por España a los Oscar. Fernando Fernán Gómez en el papel de Don Rodrigo, Cayetana Guillén Cuervo y Rafael Alonso, protagonizaron la la cinta. El director madrileño, admirador de Galdós, adaptó también en 2008 uno de los Episodios Nacionales en la película Sangre de mayo, con motivo de la conmemoración del levantamiento de 1808.
“Los directores que han trabajado con los textos de Delibes coinciden en destacar la idoneidad de sus novelas para ser trasvasadas al lenguaje cinematográfico”
De 1926 es otro título mudo de la cinematografía española, La loca de la casa, de Luis R. Alonso, que vuelve a adaptar en 1950 el mexicano Juan Bustillo Oro. Este director retomó la obra de Galdós cinco años después con La mujer ajena, basada en la novela Realidad.
Marianela, la historia de una joven humilde que se enamora de un muchacho ciego de alta posición económica, es otra de las novelas que ha despertado más interés entre los directores. Benito Perojo la llevó a la pantalla en 1940 con la ayuda en el guion de Joaquín Álvarez Quintero. También realizaron la adaptación de la historia de Nela y el joven ciego, el director argentino Julio Porter en 1955 y Angelino Fons en 1972, con Rocío Durcal y Piere Orcel, en los papeles estelares. Recientemente, una película de Sri Lanka, Nela, dirigida por Bennett Rathnayake, lleva la acción del libro a una plantación de té.
Además de la adaptación americana de Doña perfecta realizada en 1916, lo hicieron también el mexicano Alejandro Galindo en 1950 y César Fernández Ardavín en 1977, quien previamente había adaptado otros clásicos de la literatura española.
Considerada por muchos críticos como una de las obras cumbre de la bibliografía de Galdós, Misericordia fue llevada al cine en 1953 por el mexicano Zacarías Gómez Urquiza, y en 1977 por José Luis Alonso. Por su parte Pedro Olea adaptó en 1974 Tormento.
Otra de las obras maestras de Galdós, Fortunata y Jacinta, también fue adaptada por Angelino Fons en 1969, y Mario Camus dirigió en 1980 una recordada serie de televisión de diez capítulos protagonizada por Ana Belén como Fortunata, Maribel Martín como Jacinta y Mario Pardo como Maximiliano Rubín.
EL ESCRITOR MÁS GRANDE DE LA HISTORIA
Luis Buñuel, uno de los grandes maestros del cine español, nos dejó magistrales adaptaciones de Galdós, al que consideraba el mejor escritor de la historia. En 1959 se estrenó Nazarín, una excelente película donde novelista y director trataron de responder a la pregunta sobre la reacción de la sociedad contemporánea si Cristo reapareciera. Francisco Rabal, encarnando al cura Nazarín, Marga López y Rita Macedo, interpretaron los papeles protagonistas. La aclamada y controvertida Viridiana (1961), que se alzó con la Palma de Oro en Cannes, está basada en otra novela de Galdós, Halma, y fue concebida como una continuación de Nazarín. La protagonizaron Silvia Pinal, Francisco Rabal y Fernando Rey. Ya en 1970 Buñuel volvió a dirigir otra espléndida adaptación, Tristana, una cinta que unió a estos dos ilustres nombres del cine y de la literatura atraídos por una ciudad, Toledo, que vivieron a fondo en diferentes épocas. La historia de Tristana y Don Lope fue encarnada por Catherine Deneuve y Fernando Rey.