“Reforzar las coincidencias y pactar las diferencias siempre me ha parecido una buena fórmula de adoptar decisiones”
Enriqueta Chicano es la presidenta del Tribunal de Cuentas de España. Hace 25 años que trabaja en el máximo órgano fiscalizador del Estado, los últimos nueve como consejera de Cuentas. Licenciada en Derecho por la UCM, lleva más de 50 años entregada al servicio público.
Usted tiene una larga trayectoria de lucha por la igualdad de la mujer. ¿De qué logros está más satisfecha?
La sociedad española ha dado grandes pasos en materia de igualdad en los últimos años pero todavía tenemos tareas por delante. No por ello debemos dejar de mirar a los lugares donde la discriminación, la negación de cualquier derecho, y la violencia contra la mujer permanecen y en ocasiones incluso se recrudecen.
En España los derechos para las mujeres se han ido restableciendo en algún caso, y establenciéndose en otros, desde mediados de los años setenta. Para mi, uno de los grandes hitos fue la recuperación del derecho al voto para todos, también para las mujeres. Y me parece importante recordarlo porque fue y es la puerta de entrada a la democracia y en consecuencia a la igualdad.
Cualquier avance conseguido desde entonces es satisfactorio, por pequeño que sea, porque demuestra movimiento, progresión. Sin embargo, la educación la siento como otro de los grandes pilares en la igualdad y en ello fue fundamental la consolidación del sistema educativo incluyente desde 1970 con la Ley General de Educación, considerado el “primer paso a una política educativa democrática y progresista en la España contemporánea” (Capitán Díaz).
En 1982 el porcentaje de mujeres analfabetas era del 10,3% y los datos de 2020 muestran que el 54% de mujeres tienen estudios superiores. Aún así conviene señalar que sólo el 24% accede a estudios relacionados con la ciencia o las tecnologías de la comunicación mientras que en el sector docente un 77% son mujeres.
A partir de aquí las mujeres han accedido exponencialmente al mundo del trabajo y a puestos a los que incluso antes ni tenían acceso.
Además desde 1978, se han venido recuperando y estableciendo derechos en todos los ámbitos, civil, penal, sanitario. Cada conquista es irrenunciable. Sin las leyes no podemos avanzar pero sólo con ellas, tampoco.
¿Cuáles son los objetivos en ese camino hacia la igualdad entre hombres y mujeres que quedan por conseguir?
El objetivo alcanzable, aunque de largo recorrido, es la igualdad de oportunidades, de medios, de recursos, de poder en la toma de deciones, de participación en el diseño de todo tipo de políticas públicas.
Sin embargo, los logros parciales son susceptibles de una “vuelta atrás” y por eso debemos estar siempre pendientes.
Además creo en una sociedad con valores como la empatía, el respeto, la solidaridad, el compromiso, la lealtad, la honestidad, la “buena educación”, la compasión -en su sentido noble-, y el sentido común.
¿Qué sentido tiene para usted el 8 de marzo hoy?
Es una conmemoración universal reivindicativa de todos los derechos a los que todavía muchas mujeres no tienen acceso. Lo celebro como una llamada a la sociedad para que deje sus “hábitos” discriminatorios, como un recuerdo para tantas mujeres sin cuya acción individual y/o colectiva no se habrían conquistado avances, como una protesta contra todo tipo de abuso contra las mujeres, como una llamada a la acción política para remover todos los obstáculos, como dice nuestra Constitución.
El 8 de marzo lo siento especialmente como una jornada de duelo por todas las mujeres asesinadas, y como una manifestación de sororidad y empatía con todas las mujeres que siguen padeciendo abusos, violaciones y prostitución.
“Para mi la gran conquista pendiente, aunque mucho se ha avanzado, es la distribución del tiempo de las mujeres y de los hombres. Esto es la conciliación de la vida laboral y personal, aunque no sólo”
Acaba de tomar posesión como presidenta del Tribunal de Cuentas. ¿Qué retos tiene fijados para el futuro inmediato de esta institución?
Tengo el honor de presidir el Tribunal de Cuentas de España, una institución fundamental en la arquitectura constitucional de nuestro país. Uno de los retos inexcusables es dar respuesta a las funciones que la Constitución encomienda al Tribunal y que la ciudadanía reconozca la importancia de esta Institución como garante del buen uso de los recursos públicos. Para ello es imprescindible el trabajo riguroso y transparente como viene realizándose.
Entre los grandes retos está el impulso tecnológico que facilite nuestro nuestro trabajo y que nos acerque a la sociedad. Contamos con excelentes profesionales y queremos mantener y mejorar nuestro nivel de excelencia y abordar aspectos de control que se han ido incorporando al quehacer de los órganos de control de países de nuestro entorno.
Su llegada al puesto que desempeña es fruto de un acuerdo entre los partidos con mayor representación en el arco parlamentario. Con carácter general, ¿cree usted en la conveniencia de mantener consensos amplios en determinados ámbitos de la actuación política?
Absolutamente. Reforzar las coincidencias y pactar las diferencias siempre me ha parecido una buena fórmula de adoptar decisiones.
Debe tenerse en cuenta que en nuestro caso, la propuesta sobre una base de características objetivables exigidas a los candidatos se refrenda, o no, por una Comisión ad hoc, formada por todos los partidos políticos, en una comparecencia pública y se ratifica por una mayoría muy cualificada de las Cámaras.
En el mundo laboral en el que usted es especialista, ¿cuáles son los retos pendientes en el terreno de la igualdad?
Las mujeres continúan padeciendo mayor cifras de paro y brecha salarial. Además es más difícil el acceso a puestos de toma de decisiones, sobre todo el el ámbito privado. Algunos trabajos continúan excesivamente feminizados y otros excesivamente masculinizados.
Y para mi la gran conquista pendiente, aunque mucho se ha avanzado, es la distribución del tiempo de las mujeres y de los hombres. Esto es la conciliación de la vida laboral y personal, aunque no sólo.