“Nuestra capacidad más importante sigue siendo los valores y la preparación profesional de nuestro personal”


Amador Enseñat y Berea, General de Ejército, es desde octubre del año 2021 jefe de Estado Mayor del Ejército de Tierra. En esta entrevista aborda algunas cuestiones sobre el modelo de transformación que se está implantando en el ejército español, con el objetivo de adaptarse a la evolución del entorno geoestratégico y de la propia sociedad española. “Una radical modernización, pero que conserva lo esencial de nuestro código moral: los valores y tradiciones en los que basamos nuestro proceder”. También destaca que “la colaboración entre los Registradores de España y el Ejército es un ejemplo del valor que tiene la cooperación entre organizaciones al servicio del interés general”.


Los españoles nos sentimos orgullosos de nuestro ejército, y desde hace poco tiempo, especialmente desde la invasión de Ucrania, hemos comprendido la necesidad de contar con él para la defensa de nuestro Estado de Derecho, y de toda la ciudadanía. Nos gustaría conocer la realidad del Ejército de Tierra hoy, pues sólo lo que se conoce se comprende y se hace nuestro. Por ello, ¿podría darnos algunos datos sobre el Ejército de Tierra que considere relevantes que nos permitan acercarnos a su realidad?

El Ejército de Tierra es una organización cohesionada y en permanente transformación, cuyos miembros se afanan diariamente en lograr el “Ejército que España necesita”: un ejército moderno, integrado, equilibrado y sostenible, capaz de generar, equipar, adiestrar y sostener la Fuerza para ser puesta a disposición de la estructura operativa de las Fuerzas Armadas, al mando del jefe de Estado Mayor de la Defensa (JEMAD), para afrontar, con garantía de éxito, el cumplimiento de las misiones encomendadas por la Constitución y la Ley Orgánica de la Defensa Nacional, bajo el mando supremo de Su Majestad el Rey y la dirección del Gobierno de la Nación.

Estamos implantando un modelo de transformación, denominado “Ejército 2035”, basado en cuatro pilares: la “Fuerza 35”, una fuerza tecnológicamente avanzada, con personal altamente preparado y motivado, capaz de operar en diversos escenarios y entornos para el cumplimiento de las misiones más exigentes; un “Apoyo a la Fuerza” acorde a la Fuerza 35, cuyo elemento fundamental será la Base Logística del Ejército, que se está construyendo en Córdoba, que aplicará un sistema de logística predictiva; la transformación digital de la organización, tanto en los despachos como en el campo de batalla; y, un nuevo modelo de liderazgo, que fomente la iniciativa de su personal en todos los escalones, pero también la asunción de responsabilidades, el compromiso con la misión, la unidad de doctrina y la comunidad de valores.

Disponemos de una gran variedad de sistemas de armas y otras capacidades militares, que el incremento de los presupuestos de defensa nos está permitiendo completar, modernizar y potenciar, así como adquirir otras nuevas que se han hecho imprescindibles y que la revolución tecnológica pone a nuestra disposición. No obstante, nuestra capacidad más importante sigue siendo los valores y la preparación profesional de nuestro personal, centro de gravedad de nuestro Ejército.

De los más de 76.000 hombres y mujeres en servicio activo que visten “uniforme caqui”, alrededor de 60.000 se encuadran en unidades orgánicas del Ejército de Tierra. Los demás están destinados, principalmente, en la Guardia Real, en la Unidad Militar de Emergencias (el 90% de su personal pertenece a Tierra) y en los centros y organismos dependientes del órgano central del Ministerio y del JEMAD o son alumnos de la enseñanza de formación. Su edad media es de unos 37 años. El 11,3 % de ellos son mujeres, lo que supone más del 53 % del total de las Fuerzas Armadas. Las características de nuestro Ejército exigen a nuestro personal una vocación expedicionaria, una elevada disponibilidad y una gran movilidad profesional y geográfica, derivadas de las vicisitudes de la carrera militar y de la amplia implantación territorial de nuestras guarniciones (estamos presentes en 41 provincias y en las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla). Dos singularidades más: la preponderancia de los militares de tropa (el 70% de los efectivos) y su naturaleza esencialmente operativa, lo que lleva a que el 80 % de nuestro personal esté destinado en Unidades de la Fuerza.

“El Ejército de Tierra es una organización cohesionada y en permanente transformación, cuyos miembros se afanan diariamente en lograr el Ejército que España necesita

En su ingreso como Académico de Número de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, acto al que tuve el honor de asistir, su discurso versó sobre “La transformación de las Fuerzas Armadas españolas: tradición y modernidad”. General, ¿qué valores destacaría de la tradición y cuáles de la modernidad?

Analicé el proceso de transformación de las Fuerzas Armadas que viví desde mi ingreso en la Academia General Militar en un lejano julio de 1978 hasta nuestros días, con objeto de adaptarse a la evolución del entorno geoestratégico y de la propia sociedad española. Realizamos una radical modernización, pero conservamos lo esencial de nuestro código moral: los valores y tradiciones en los que basamos nuestro proceder.

La modernización permitió encajar a las Fuerzas Armadas en el ordenamiento constitucional, subordinándolas al poder civil y respondiendo a una política de defensa, con sus miembros regidos por una legislación de personal adecuada (destacando su profesionalización, la incorporación de la mujer y la reforma de la enseñanza militar), constituyendo una valiosa herramienta para la acción exterior e interior del Estado y contribuyendo a la capacidad nacional de innovación tecnológica y desarrollo industrial.

Durante el reinado de don Juan Carlos I, las ejemplares pero desfasadas Reales Ordenanzas de Carlos III, de 1768, fueron reemplazadas sucesivamente por las Reales Ordenanzas para las Fuerzas Armadas de 1978 y 2009, preservando los valores esenciales de nuestra profesión y el espíritu y la tradición militar española. Las Ordenanzas actuales siguen reflejando a la milicia como “una religión de hombres honrados” (hoy diríamos “de personas”) como proclama el célebre poema de Calderón de la Barca, pero con un lenguaje y contenido adaptados al signo de los tiempos. Los Ejércitos y sus Unidades han promovido la conservación de sus valores y tradiciones de diferentes formas.

Amador Enseñat y María Emilia Adán.

“En nuestra colaboración con el Colegio de Registradores nos anima la confianza mutua y una finalidad común: servir mejor a España y a los españoles desde el respeto a la ley, la transparencia y la eficiente gestión de lo público”

Usted ha señalado hace poco que se esfuerza en conseguir un Ejército necesario, eficaz, disponible, resolutivo, cercano y comprometido. Una definición completa de lo que los ciudadanos esperamos de nuestras Fuerzas Armadas. En un contexto internacional donde la paz se nos escapa de las manos, ¿cómo cumple el Ejército su misión en el marco de las organizaciones internacionales de seguridad y defensa?

La Ley Orgánica 5/2005 de la Defensa Nacional incluye, entre las misiones de las Fuerzas Armadas, “contribuir militarmente a la seguridad y defensa de España y de sus aliados, en el marco de las organizaciones internacionales de las que España forma parte, así como al mantenimiento de la paz, la estabilidad y la ayuda humanitaria”. Bajo el mando operativo del JEMAD, el Ejército de Tierra contribuye a esa misión en el marco de la OTAN, de la Unión Europea y de la Organización de Naciones Unidas, contribuyendo a sus estructuras y planeamientos operativos y de fuerza y manteniendo una media de más de 2.500 hombres y mujeres desplegados en el exterior.

En el marco de la OTAN, debemos hacer una mención especial al Headquarters NATO Rapid Deployable Corps – Spain, ubicado en Bétera, del que España es Nación-Marco y en el que participan otras 12 Naciones Aliadas. Además, mantenemos importantes despliegues permanentes en Letonia, Eslovaquia, Turquía e Irak. En el ámbito de la Unión Europea, contribuimos a sus Battle Groups (Grupos de Combate), liderándolos en el segundo semestre de 2026 y el primero de 2027, así como a la Capacidad de Despliegue Rápido establecida por la Brújula Estratégica de 2022. Clausurada la Misión de Entrenamiento en Mali, en la que durante años hemos sido el contingente más numeroso, aportamos personal a la operación Althea y a las misiones en la República Centroafricana, Somalia y Mozambique. No siendo formalmente de la Unión, debemos señalar nuestra participación en el Cuartel General del Cuerpo de Ejército Europeo en Estrasburgo, del que somos una de las Naciones-Marco. En Naciones Unidas, contribuimos significativamente a su misión en el Líbano (UNIFIL) y, con mucha menor entidad, en la de Colombia.

En el año 2023, coincidieron tres generales del Ejército de Tierra al frente de las misiones de Naciones Unidas en el Líbano, de la Unión Europea (UE) en Mali y de la OTAN en Irak y un almirante de la Armada en el mando de la operación Atalanta de la UE en el Índico. Esta circunstancia reconoce la sustancial contribución de nuestras Fuerzas Armadas a la paz y la seguridad internacional.

Los españoles somos conscientes del prestigio que nuestras Fuerzas Armadas tienen internacionalmente, especialmente ganado por su entrega en Misiones Internacionales. Usted ha estado en tres misiones, dos en Bosnia-Herzegovina y una en el Líbano. ¿Qué impresiones nos puede transmitir del trabajo que se realiza?

He tenido la suerte de realizar cada una de mis misiones en el marco de una organización internacional diferente (OTAN, UE y ONU), conociendo sus diferentes modos de proceder, sus singularidades y las fortalezas y debilidades de cada una de ellas. Son diferentes y hay que emplear la organización más adecuada para cada conflicto.

En las tres misiones aprendí que no hay una solución exclusivamente militar a los problemas de seguridad, siendo necesario un enfoque integral en el que se sincronicen adecuadamente los esfuerzos civiles y militares hacia un estado final deseado común. También aprendí que la eficacia de las fuerzas multinacionales depende de su cohesión, derivada de la unidad de propósito y de la interoperabilidad táctica y técnica, siendo esencial el conocimiento de idiomas. En tercer lugar, la importancia de la conciencia o sensibilidad transcultural para ganar los corazones y mentes de la población local, respetando sus valores, tradiciones y modos de vida. Esta sensibilidad es también necesaria en el seno de una Fuerza Multinacional como las de Naciones Unidas, en la que se integran un gran número de contingentes nacionales de diferentes etnias, culturas y religiones. Por último, en todas las operaciones he percibido cómo las Unidades y los militares españoles eran reconocidos por el Mando y el resto de los contingentes por su preparación y profesionalidad y excepcionalmente valorados por la población civil por su empatía y humanidad.

“En las tres misiones en las que he estado aprendí que no hay una solución exclusivamente militar a los problemas de seguridad, siendo necesario un enfoque integral en el que se sincronicen adecuadamente los esfuerzos civiles y militares hacia un estado final deseado común”

Además de la contribución de las Fuerzas Armadas a las misiones internacionales que nos ha expuesto, estas han tenido un papel destacado en la gestión de diversas emergencias. ¿Cuál es el papel del Ejército de Tierra en este tipo de misiones?

La mencionada Ley Orgánica de la Defensa Nacional incluye, entre sus misiones, que las Fuerzas Armadas, junto con las Instituciones del Estado y las Administraciones públicas, deben preservar la seguridad y bienestar de los ciudadanos en los supuestos de grave riesgo, catástrofe, calamidad u otras necesidades públicas, conforme a lo establecido en la legislación vigente. Por su parte, la Ley 17/2015, del Sistema Nacional de Protección Civil, establece que la colaboración de las Fuerzas Armadas en materia de protección civil se efectuará principalmente mediante la Unidad Militar de Emergencias (UME), sin perjuicio de la colaboración de otras unidades que se precisen. A su vez, el Protocolo de Intervención de la UME, aprobado por el Real Decreto 1097/2011, establece que, para el desempeño de sus misiones, podrá utilizar efectivos y medios de otras unidades de las Fuerzas Armadas, en los casos en que resulte necesario.

Salvo en la lucha contra el COVID-19 que, por su naturaleza, extensión, gravedad y legislación aplicable en ese momento, se estableció un procedimiento específico, las Fuerzas Armadas y, especialmente el Ejército de Tierra, apoyan, refuerzan y complementan las intervenciones de la UME. Frente al COVID-19, las Fuerzas Armadas activaron, en un primer momento, la “operación Balmis”, en la que unidades de nuestro Ejército realizaron, entre otras actividades, patrullas, labores de desinfección, transporte de medicamentos y material sanitario, refuerzo de personal en hospitales de la Defensa y de infraestructura en algunos civiles, montaje y servicio de instalaciones logísticas, apoyo en el control de fronteras, etc. Posteriormente se activó la operación «Misión Baluarte», constituyendo equipos de rastreadores en apoyo de las Comunidades y Ciudades Autónomas, transportando vacunas y desplegando equipos móviles de vacunación que vacunaron a unas 300.000 personas en diferentes zonas del territorio nacional. En los años siguientes, en apoyo a la UME, participamos en las operaciones destinadas a mitigar las consecuencias de desastres naturales, los más relevantes: la erupción volcánica en la isla de La Palma, la tormenta Filomena en Madrid y Castilla-La Mancha, la DANA en la Comunidad Valenciana y Castilla-La Mancha y los recientes incendios forestales en las Comunidades de Asturias, Castilla y León, Extremadura y Galicia.

Como madrina de la Bandera del Regimiento ROI 1 (Regimiento de Operaciones de Información n.º 1), he podido conocer cómo utiliza el Ejército las más modernas técnicas en el ámbito cognitivo. ¿Qué nos puede decir de su misión?

El Regimiento de Operaciones de Información es una prueba de la adaptación del Ejército de Tierra al conflicto moderno. A los dominios “físicos” (terrestre, marítimo, aéreo y espacial) se han unido dos “virtuales”: el ciberespacio y el cognitivo. El ROI 1 está preparado para actuar en esa dimensión en la que las percepciones de las opiniones públicas, propia y del adversario, y las de la población local de la zona en la que nuestras fuerzas actúan pueden ser determinantes para el éxito de la operación. Su personal está preparado para analizar, entender y actuar sobre la información con la finalidad de proteger a nuestras fuerzas, influir en el entorno operativo y, en su caso, contrarrestar la propaganda y la desinformación que puedan afectar al cumplimiento de la misión. Su trabajo exige una combinación singular de conocimiento técnico, comprensión cultural, inteligencia emocional y coordinación con otros actores civiles y militares, manteniendo un escrupuloso respeto a los principios éticos y al marco jurídico.

Los Registradores de España colaboramos con el ejército en distintas áreas patrimoniales. ¿Qué se espera de nosotros?

La colaboración entre los Registradores de España y el Ejército es un ejemplo del valor que tiene la cooperación entre organizaciones al servicio del interés general. En un ámbito tan delicado como el patrimonial –que abarca desde terrenos e instalaciones militares hasta bienes históricos y estratégicos– contar con profesionales expertos en la seguridad jurídica vinculada a la gestión y protección del patrimonio es esencial. Los registradores aportan rigor, conocimiento técnico y fiabilidad para garantizar que el patrimonio del Estado, y en particular el de uso militar, esté correctamente inscrito, protegido y gestionado. Esta labor no sólo tiene un valor jurídico-administrativo, sino también estratégico, porque contribuye a preservar recursos clave para la defensa nacional. En nuestra relación, nos anima la confianza mutua y una finalidad común: servir mejor a España y a los españoles desde el respeto a la ley, la transparencia y la eficiente gestión de lo público.

“En todas las operaciones he percibido cómo las Unidades y los militares españoles eran reconocidos por el Mando y el resto de los contingentes por su preparación y profesionalidad y excepcionalmente valorados por la población civil por su empatía y humanidad”

Como embajadora de Marca Ejército, ¿qué valor de los que son inherentes al militar me pediría que transmitiera? “Tratando de ser lo más y parecer lo menos”, así se define el ROI 1 y así trabaja por España el Ejército de Tierra.

Magnífico lema el del ROI, también procedente del poema de Calderón, que podría aplicarse a la totalidad del Ejército. Pero, permítame que me extienda un poco más en la respuesta a su pregunta. Desde hace algunos años, el Ejército de Tierra ha elegido como lema “La Fuerza de los Valores”, poniendo el énfasis en el amor a la Patria, el compañerismo, la disciplina, la ejemplaridad, el espíritu de sacrificio, la vocación de servicio, la excelencia profesional, el honor, la lealtad, el sentido del deber y el valor. No los consideramos exclusivos de los que vestimos uniforme, sino una exigencia para los que tenemos en depósito las armas de la Nación.

Los Embajadores de Marca Ejército han de constituir un vínculo de la sociedad con su Ejército, del Ejército con su sociedad. Dos son sus cometidos fundamentales, cada uno en una dirección. Por un lado, difundir los mencionados valores entre el resto de la sociedad para que no se debilite su compromiso con la defensa de nuestra Patria y poner en valor el trabajo de nuestro Ejército cuando nos hayamos hecho acreedores a ello. Por el otro, ayudarnos, a través de su ejemplo y modelo de ciudadanía, a ser mejores ciudadanos y, por lo tanto, a ser mejores militares, a reforzar los valores que nos animan a servir con ahínco a nuestra sociedad, a que “El Ejército: la Fuerza de los Valores” no sólo sea un lema, sino una vibrante realidad. 

María Emilia Adán