El Centro Botín acoge la retrospectiva más completa de esta artista que incluye más de 90 pinturas y dibujos que van desde el realismo mágico de sus inicios a las configuraciones geométricas de su última etapa.
Maruja Mallo (Vivero 1902–Madrid 1995) es una artista fundamental del siglo XX español y una de las principales figuras de la Generación del 27, de la que formaron parte Alberti, Dalí, García Lorca, Buñuel, Rosa Chacel y María Zambrano, entre otros. Es, además, la más importante representante del grupo de artistas que, por primera vez, presentaron colectivamente una cosmovisión femenina desde una perspectiva también inédita, la de la mujer moderna, activa, libre y profesional.
Mallo fue una artista visionaria, que logró reflejar las preocupaciones de su época y anticiparse a muchas de las nuestras. En su obra crea una épica femenina inexistente en épocas anteriores, en las que el imaginario femenino había sido construido por la mirada de los hombres, y se anticipa a la visión de las artistas feministas de los años setenta.
Los ejes fundamentales de su obra son la universalidad de las aspiraciones humanas, más allá de diferencias económicas, raciales o de género; la consideración del mundo como un sistema ecológico interrelacionado que debe ser preservado y el poder del arte para revelar aspectos desconocidos de la realidad.
La exposición organizada por el Centro Botín quiere acercar la obra y pensamiento de Mallo, así como exponer la relevancia actual de su trabajo desde una visión renovada. En sus primeras obras, Mallo se inspira en el colorismo ingenuo del arte popular y en el dinamismo del cine, la música y el teatro. Un interés que luego se enraíza en lo rural, la tierra y el trabajo del pueblo e incorpora la religiosidad sincrética, la mezcla de razas y los inmensos paisajes de su exilio americano. Su gusto por el orden y la medida, se traduce en organizar en series su trabajo. Los escenarios de los cuadros van de los barrios populares de Madrid al extrarradio, para acabar en el cosmos.

Frente a las verbenas se expone la serie Cloacas y campanarios (1930-32) en las que la figura humana es solo huella o residuo. Mallo se fija en la materia y sus diferentes texturas, en El espantapájaros (1930) despliega una visión surreal, necrológica e inquietante de la naturaleza.
A principios de los años cuarenta, frente a los bodegones o naturalezas muertas, desarrolla Las Naturalezas vivas, que muestran sensuales figuras femeninas, a través de composiciones con conchas y flores que representan el reino animal y el vegetal, como metáfora del cuerpo humano.
Tras su regreso a España en 1962 realizará sus últimas series: Moradores del vacío y Viajeros del éter en las que crea espacios siderales y el círculo deja paso a geometrías serpenteantes. La muestra incluye además citas de la propia artista que dan voz a la personal revisión que Mallo hizo sobre su obra y el papel del arte en la sociedad.
A pesar del olvido que vivió durante años, críticos y expertos han revalorizado su legado en las últimas décadas, y hoy la consideran una de las grandes artistas del siglo XX en España.
Centro Botín. Santander • Hasta el 14 de septiembre de 2025