“Seguimos trabajando con la Administración vasca para dar una mejor asistencia a quien solicite la protección del Registro”


Gemma Celdrán hace balance de su primer año al frente del Decanato de los Registradores del País Vasco, y nos habla de sus principales objetivos de gestión.


 

Tras las últimas elecciones fue elegida decana del País Vasco. El hecho de ser mujer, la primera decana de su territorio, ¿qué opinión le merece?

Vivimos un momento en el que la implicación de la mujer en puestos de mayor responsabilidad es cada vez más visible, y por supuesto que es un buen síntoma para la sociedad actual. Sin embargo en el Cuerpo de Registradores, hay muchas mujeres que han ocupado y ocupan estos cargos y han realizado siempre una importante labor. Ser la primera decana mujer en el País Vasco es circunstancial. Siempre ha habido compañeras colaborando con otros equipos anteriores. Si he sido elegida, es porque hemos presentado una candidatura en la que todos acordamos que fuera yo al frente pero el resto del equipo son los pilares que sostienen este proyecto.

¿Qué balance haría de su primer año al frente del Decanato autonómico del País Vasco?

Esta junta tiene varios objetivos que nos gustaría que salieran adelante. Tenemos en marcha el proyecto de bases gráficas y estamos trabajando en estrechar lazos con la Administración vasca al objeto de dar una mejor asistencia a quien solicite la protección del Registro, y estamos llevando a cabo encuentros con las distintas universidades y demás agentes jurídicos, tratando los temas de actualidad, acercando posturas y haciendo más accesible al ciudadano el lenguaje jurídico, que en ocasiones resulta difícil de entender.

¿Qué recalcaría del territorio de su Decanato?

Llevo 10 años aquí y he podido apreciar que es un pueblo trabajador con unos valores muy arraigados que cultivan y fomentan, como la protección a la familia y el respeto por las tradiciones, asentado en un sólido matriarcado. Al mismo tiempo, la actividad empresarial e industrial, tan determinantes en el crecimiento económico, constituyen una seña de identidad de la sociedad vasca y esta simbiosis entre tradición, modernidad y desarrollo, sitúa al País Vasco en primera línea a todos los niveles.

Las tres provincias vascas encierran maravillas que merece la pena visitar, paisajísticas, gastronómicas y arquitectónicas. La apuesta cultural es reconocida y alabada en todo el mundo.

En otro orden de cosas, tanto el Gobierno Vasco, como las diputaciones, atienden las necesidades de sus ciudadanos de una manera eficaz. Por supuesto, siempre hay cosas que mejorar pero es evidente que éstos, pueden apreciar dónde va a parar el dinero recaudado con sus impuestos.

La ordenación urbanística o los servicios de que se dotan las ciudades, como por ejemplo Bilbao, facilitan la vida del ciudadano. Hay una revalorización real de su patrimonio consecuencia directa de estas actuaciones. Así ha ocurrido en diversas zonas. Si tuviera que destacar algún ejemplo, señalaría la Alhóndiga y todo el suelo circundante que se ha visto beneficiado de dicha revalorización. Es una obra magnífica que recomiendo a todo el mundo a visitar. Pagar impuestos y ver cómo se gastan es lo que todos queremos.

Los planes urbanísticos para Zorrozaurre beneficiarán a miles de ciudadanos, titulares de viviendas en esa zona. Múltiples zonas de espacios verdes… Podríamos ir de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo, y encontraríamos ejemplos similares.

El País Vasco ha utilizado bien sus recursos y los ha multiplicado y ha sabido reconducirlos para llevar a la sociedad vasca por una senda de progreso y bienestar.

Las cifras del paro cada vez más bajas y el crecimiento económico sostenido del País Vasco a lo largo de estos años son un dato objetivo a tener en cuenta.