“No eliges lo que te va a pasar en tu vida, pero sí como vivirlo”


Con su capacidad de resiliencia y sus ganas de vivir y luchar, la autora nos habla del sentido profundo de la vida tras sufrir una situación inesperada que trastocó sus planes vitales, y de cómo el camino que imaginamos para alcanzar la felicidad no es necesariamente el que nos acaba llevando a ella.


¿Cómo era la vida de María antes del 30 de diciembre de 2022?

Después de terminar la carrera de Derecho y ADE, comencé la oposición de jueces, llevaba tres años opositando y mi vida era la típica de un opositor, estudiaba sobre 9 o 10 horas cada día, y libraba el sábado. Cantaba los temas con mi preparador todos los martes y un viernes de cada dos.

María, el 30 de diciembre de 2022, mientras cantabas temas con tu preparador por video llamada, sufres un derrame cerebral, y es tu preparador el que avisa a tus padres de que algo no va bien, y a partir de ahí se suceden una serie de coincidencias determinantes para salvarte la vida. ¿Qué pasó aquel 30 de diciembre?

Los viernes cantaba online, desde mi habitación de casa. Ese día, 30 de diciembre, éramos sobre 15 alumnos para cantar. A las 10:30, me tocó cantar, y mi preparador, Gonzalo López Ebri, me dijo, “Tema 54 de Penal, Acusación y denuncia falsa», me lo sabía bien, tenía que cantarlo en 12 minutos. Llevaba ya 10 minutos de tema, y estaba contenta con cómo me estaba saliendo, pero en ese momento tuve un fuerte dolor de cabeza y sentí que me iba a desmayar, le dije a mi preparador que me estaba desmayando, y Gonzalo me dijo que me sentase en el suelo para evitar un golpe más fuerte al desplomarme. La cámara del Teams seguía conectada. Mis ojos se cerraron y ya no recuerdo nada más. Entré en coma.

Y a partir de aquí empezaron una serie de circunstancias que posibilitaron que yo esté hoy viva. Gonzalo, mi preparador, que también lo fue de mi madre, tenía su móvil y la llamó para decirle lo que había ocurrido. Gonzalo no suele tener el móvil de los padres de sus alumnos, gracias a la llamada inmediata a mi madre, ganamos mucho tiempo que luego fue esencial. También resultó muy importante que mi madre no estuviese en juicios y pudiese atender el teléfono.

Gracias a eso, mis padres llegaron a casa en 15 minutos y me llevaron directamente en coche al hospital, pues la ambulancia no llegaba. A nosotros nos corresponde por zona, el Hospital Doctor Peset, pero mis padres decidieron ir al Hospital Clínico Universitario, que está más cerca de nuestra casa. Después de esto, supimos que el Hospital Peset no tiene unidad de neurocirugía, por lo que probablemente, aunque me hubiesen derivado a otro hospital, no hubiese llegado viva. Al llegar al Hospital Clínico, y tras hacerme un TAC, concluyeron que tenía un derrame cerebral masivo, que no era operable, y me incorporaron al programa de donación de órganos. Pero en este momento también se dio un hecho clave, el neurocirujano que estaba de guardia, Félix Pastor, entró a la sala donde estaban mis padres y mis hermanos y al verlos les dijo «María es muy joven, tiene 26 años, vamos a operar, no les puedo garantizar nada, pero vamos a intentarlo, si tienen fe pónganse a rezar», como había quirófanos libres, me pudieron operar casi de forma inmediata. La valentía de Félix y en general del equipo de neurocirugía, fue clave para que yo siga viva. Como ves, toda una suerte de casualidades, o causalidades, quién sabe, que fueron clave para que yo hoy pueda estar haciendo esta entrevista. Después de casi ocho horas, la operación concluyó y yo estaba viva, aunque estuve veintitrés días en coma y tuve muchas complicaciones que hicieron temer por mi vida.

“Hay muchas personas que sufrimos situaciones inesperadas, que son una faena, y que te cambian la vida radicalmente, pero que en nuestra mano está amargarnos, o por contra luchar y luchar. Yo siempre digo que estoy aquí para luchar”

¿Qué supuso para ti, después de tres años afrontando un proceso tan exigente como es preparar una oposición, tener que abandonarlo?

Me he ido dando cuenta poco a poco. Al principio, mi verdadera preocupación era que no andaba, no hablaba, no podía comer… en ese momento, mi tipo de vida anterior era secundario, aunque es cierto, que cuando desperté del coma y me enteré de que ya había pasado el examen, me puse a llorar durante todo un día. No obstante, en seguida me di cuenta de que la clave para mi felicidad no era si yo iba a ser o no juez, si no el cariño y amor de mi familia, de mis amigos, el poder recuperar el habla, poder andar, el poder comer por la boca, y tantas otras cosas que si son más esenciales.

María, siempre firmas tus libros con la frase de no hay límites, ¿qué significa esta expresión para ti? 

Para mí es mi lema, mi mantra, porque cuando estaba muy malita, los médicos, enfermeras y sanitarios del Hospital Clínico, me hicieron un video precioso, donde al acabar, se leía una frase que decía, “María tú puedes con todo. No hay límites”, y es verdad que esa frase me ha dado mucha fuerza y, además, he podido comprobar que efectivamente, los límites reales, muchas veces dependen de tu actitud.

¿Cuáles fueron los principales desafíos que te enfrentaste en tu recuperación y como lograste superarlos? 

Las dos cosas que más me han costado, que verdaderamente han sido un desafío, han sido el volver a andar y el volver a hablar. Como sabes, la parte que me quedó dañada afectaba al lenguaje, al habla, y también a la movilidad. Los profesionales que me atendieron dudaron que pudiese andar y hablar, y a los tres meses del derrame cerebral ya podía andar. Por contra, lo del habla, aunque he mejorado mucho, es más largo, y de hecho sigo yendo al logopeda para seguir mejorando. 

¿De dónde sacaste la fuerza para afrontar este larguísimo periodo de recuperación?, ¿en qué te apoyaste, María? 

Mi apoyo más fuerte ha sido mi familia, mis amigos y también el apoyo de Dios. Mi fe me ha ayudado mucho a mirar hacia adelante, a mirar la vida desde la esperanza. El hecho de estar rodeada permanentemente de toda mi familia, mis padres, mis tres hermanos, mi pareja, mis amigos, me dio muchísima fuerza. Mi habitación estaba siempre abarrotada de gente.

“En seguida me di cuenta de que la clave para mi felicidad no era si yo iba a ser o no juez, si no el cariño y amor de mi familia, de mis amigos, el poder recuperar el habla, poder andar, el poder comer por la boca, y tantas otras cosas que si son más esenciales”

¿Cómo surge la idea de escribir este libro? ¿Cuál es el mensaje principal que quieres transmitir?

En febrero de 2024 mis padres estaban barajando la idea de contar lo que estábamos viviendo en un libro. Justo ese mes, teníamos cita con un neurólogo que nos dio el impulso final para lanzarnos a escribirlo. Lo que quiero transmitir con el libro, es, sobre todo, que la vida nos va a poner momentos malos, pero que a pesar de las dificultades de la vida se puede ser feliz. El dolor es inevitable pero el cómo afrontarlo depende de nosotros.

¿Qué has aprendido María de estos tres años, y que le puedes decir a aquellas personas que están librando un proceso similar al tuyo? 

Pues que como he dicho antes, tu no eliges lo que te va a pasar en tu vida, pero sí como vivirlo. Hay muchas personas que sufrimos situaciones inesperadas, que son una faena, y que te cambian la vida radicalmente, pero que en nuestra mano está amargarnos, o por contra luchar y luchar. Yo siempre digo que estoy aquí para luchar. 

En las presentaciones del libro que he ido haciendo, siempre concretaba las claves para la felicidad en cinco puntos:

1. He aprendido a vivir el presente y a disfrutar de cada momento de la vida, cada día, no se necesitan grandes planes para ser feliz, basta con estar rodeada de personas que te quieren.

2. Como decía antes, el estar rodeado del cariño permanente de mi familia, amigos, pareja, me ha dado siempre mucha fuerza. Quizá uno de los principales aprendizajes, es que la felicidad no está en la profesión, los estudios, que, sin dejar de ser importantes, no son la clave, para mí la felicidad pasa por amar y ser amado.

3. Después de todo lo que he pasado, y de cómo estaba al despertar del coma, sin poder hablar, andar, comer, etc., valoro mucho todas esas cosas, a las que antes no daba importancia, y que, tras perderlas, las valoras mucho más.

4. La importancia de luchar permanentemente por mejorar, siempre hay que mantener la esperanza y luchar para que las cosas cambien para mejor. Como ya he dicho, mis médicos me hicieron un video maravilloso donde me decían que yo podía con todo y que no tenía límite.

5. El estar tanto tiempo en un centro de rehabilitación, especializado en daño cerebral adquirido, me ha hecho ver la realidad de una parte de la sociedad que no ocupa portadas de periódicos, ni redes sociales, y que supone la vida diaria de muchas personas con alguna discapacidad. Yo me he sentido muy cuidada allí por mis terapeutas, mi logopeda, mi fisio, etc., pero también, me ha permitido tener un contacto mucho más profundo con enfermos que me han ayudado mucho y que me han permitido que yo también les ayude, sobre todo anímicamente. La satisfacción de sentir que ayudas a otras personas, el recibir mensajes en Instagram de sus familiares agradeciéndome el cariño que les doy, es un motor muy importante para la felicidad. En definitiva, dar y recibir amor, es la gran clave.

Teresa López