Con estos galardones se quiere reconocer la excelencia en el trabajo de los registradores en labores corporativas y el de las personas e instituciones que trabajan por el fortalecimiento del Estado de derecho.


El Colegio de Registradores de España hizo entrega de sus Medallas de Honor en un acto que tradicionalmente se celebra el 8 de febrero coincidiendo con el aniversario de la Ley Hipotecaria, origen de la Institución Registral, y que en esta edición tuvo que retrasar su fecha como consecuencia de la inauguración en ese día de la nueva sede del Colegio de Registradores por parte de Su Majestad el Rey.

Estas medallas, que son el máximo reconocimiento de la Institución Registral, fueron creadas en 1998 para distinguir y reconocer a personas, colegiadas o no, que hayan prestado especiales servicios al ejercicio de la función registral o a favor de la misma y de la sociedad. A las medallas de honor se hacen acreedoras aquellas personas que contribuyen a la mejora y perfeccionamiento de la función registral, así como aquellos registradores que se distinguen por un ejemplar ejercicio profesional y destacada colaboración en tareas colegiales.

En esta edición, la Junta de Gobierno del Colegio de Registradores ha concedido las Medallas de Honor a Sofía Puente, secretaría general para la Innovación y Calidad del Servicio Público de Justicia; Manuel Ortega, jefe de División de la Central de Balances del Banco de España; Diego José Ortega, registrador de la propiedad de Berja (Almería); Juan Manuel Llopis, registrador de la Propiedad de Rivas-Vaciamadrid; Leonor Recio, directora del Gabinete de Comunicación del Colegio de Registradores; y Mercedes Mateo, directora del Servicio de Atención a Consumidores y Usuarios del Colegio de Registradores de España.

También se entregó una Placa de Honor a la Fundación Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo que recogió su director, Florencio Domínguez, por su encomiable labor de defensa de las víctimas del terrorismo y de los damnificados por los atentados terroristas del 11 de marzo de 2004, el mayor de la historia en suelo europeo, y en el que fueron asesinadas más de 190 personas y resultaron heridas más de 1.800. En este sentido, el secretario del Colegio de Registradores, José María Ramírez-Cárdenas, destacó que “los registradores vivimos en sociedad y no sólo trabajamos para ella, sufrimos, participamos y en muchas ocasiones lloramos a su lado cuando estos terribles acontecimientos ocurren”. 

En el acto estuvieron presentes, entre otros, el presidente del Consejo General del Poder Judicial, Vicente Guilarte; el ministro de Transportes y Movilidad Sostenible, Óscar Puente; el secretario de Estado de Justicia, Manuel Olmedo; la subsecretaria del Ministerio del Interior, Susana Crisóstomo; la directora general de Seguridad Jurídica y Fe Pública, Ester Pérez Jerez; el magistrado del Tribunal Constitucional, Juan Carlos Campo, y representantes de diferentes instituciones y colegios profesionales.

PREMIAR LA EXCELENCIA

María Emilia Adán señaló que “estas medallas ponen de relieve lo que a nuestro juicio es innato a todos los que han sido galardonados con ellas: su compromiso personal y social a través de su trabajo y en relación con la Institución Registral. Con ellas no se pretende premiar la perfección, sino la excelencia. Por eso estos premios no pretenden reconocer que se ha llegado a una meta, sino la actitud que se adopta frente a la vida de la que el trabajo sigue siendo y debe ser una parte fundamental”. La decana de los registradores continuó manifestando que la excelencia “implica esfuerzo, perseverancia y pasión. Requiere no rendirse ante las adversidades, superar los escollos del día a día y saber descubrir las oportunidades que se nos brindan detrás de todas estas adversidades”. La excelencia, prosiguió, “requiere siempre mirar más allá, saber evolucionar al compás de la vida, no instalarse en lo que uno ya sabe hacer, sino saber leer los nuevos tiempos. No es hacer una y otra vez lo mismo, es abrirse al futuro, es no tener miedo a hacer cosas diferentes guiados siempre por la mejora continua y la necesaria prudencia porque, como señalaba Aristóteles, la excelencia no es un acto, es un hábito”. 

Fotos: María López Jurado

“La excelencia implica esfuerzo, perseverancia y pasión. Requiere no rendirse ante las adversidades, superar los escollos del día a día, y saber descubrir las oportunidades que se nos brindan detrás de todas estas adversidades”
María Emilia Adán

En su intervención, Manuel Olmedo manifestó que “el trabajo de los registradores es imprescindible en un Estado como el nuestro, un Estado social y democrático de derecho, aunque a veces pienso que hay que poner una mirada en otros países, en otras sociedades, en otros Estados, para darnos cuenta de la solvencia y de la excelencia que tiene la seguridad jurídica preventiva en nuestro país”. Olmedo resaltó que “sois ejemplo de servicio público, y creo que es de ley reconocerlo y citar la labor que tuvo el Cuerpo de Registradores en la pandemia, con la erupción del volcán de La Palma o, más recientemente, con el incendio que se produjo en Valencia en el barrio de Campanal”. Del mismo modo destacó la lucha del colectivo en la prevención del blanqueo de capitales y el trabajo que realiza en materia de igualdad de las personas que tienen alguna discapacidad”.

Florencio Domínguez, Juan Manuel Llopis, Diego José Ortega, Sofía Puente, Manuel Ortega, Leonor Recio y Mercedes Mateo, tras la entrega de las Medallas y la Placa de Honor.

El secretario de Estado de Justicia también se refirió a la puesta en marcha el pasado 9 de mayo del Registro electrónico, la culminación de una transformación digital de la Institución Registral muy importante como consecuencia de la ley 11/2023 de 8 de mayo de digitalización de actuaciones notariales y registrales. “Hay cosas que pasan una vez en la vida y hay otras, muy pocas, que pasan una vez en la historia. Creo que esta es una de ellas y estoy seguro de que unidos estaremos a la altura”, afirmó.

“Sois ejemplo de servicio público, y creo que es de ley reconocerlo y citar la labor que tuvo el Cuerpo de Registradores en la pandemia, con la erupción del volcán de La Palma o, más recientemente, con el incendio que se produjo en Valencia en el barrio de Campanal”
Manuel Olmedo

Por su parte, Florencio Domínguez hizo un breve repaso por la historia de este centro memorial dependiente del Ministerio del Interior, destacando la ayuda recibida desde sus inicios por parte de la hoy directora general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, Montse Torija, “que desde entonces no ha dejado de apoyar al centro desde los diferentes puestos en los que ha estado”. Domínguez habló también de la exposición “que acabamos de inaugurar el pasado mes de marzo en Madrid con motivo del 20 aniversario de aquellos atentados, exposición que hemos hecho coincidir con la edición de un libro en la que se recoge la biografía de todas y cada una de las víctimas del terrorismo yihadista que ha padecido España, 300 exactamente”. Para finalizar recordó que “en este momento estamos trabajando en el intento de abrir una segunda sede del Centro Memorial en Madrid, porque es la ciudad española con más víctimas del terrorismo, nada menos que 412 personas han sido asesinadas en la Comunidad desde 1962 hasta el presente, sede que se sumaría a la que ya tenemos en Vitoria”. 

EJEMPLARIDAD EN EL EJERCICIO PROFESIONAL

Manuel Ortega agradeció la medalla que le concedía el Colegio de Registradores, “una institución que, en estos 33 años transcurridos desde nuestro primer encuentro, he tenido ocasión de conocer y de estrechar lazos con muchos de sus integrantes, lista que ha crecido exponencialmente con esta última junta tan querida, llena de humanidad y de sentido del servicio público, que es el engranaje fundamental de esta colaboración tan especial entre nuestras instituciones. Esa vocación de servicio que está en la genética del Colegio de Registradores nos une y nos fortalece para afrontar los nuevos retos compartidos como el de la formación de la sostenibilidad junto al ICAC”. 

“La imposición de la medalla del Colegio la recibo con agradecimiento y es sin duda un honor”, manifestó Diego José Ortega, que ha participado en las distintas comisiones negociadoras y de seguimiento de los convenios de colaboración con la Agencia Tributaria de Andalucía. En todas estas gestiones, dijo, “he intentado defender a los registradores de la propiedad como garantes de la legalidad en el tráfico jurídico inmobiliario, y consecuencia de ello como un elemento esencial en la lucha contra el fraude fiscal”. Ortega destacó que “las funciones de información, asistencia y comprobación en la gestión de los tributos cedidos que realizamos los registradores de la propiedad las hacemos con la misma vocación de servicio público, cercanía al ciudadano y lealtad a la administración con que realizamos nuestra labor calificadora”. 

Para Juan Manuel Llopis Giner “la concesión de esta medalla, aunque inesperada, me ha ocasionado una gran alegría que ya que en el momento final de mi profesión me ha obligado a repasar todo aquello en lo que he intervenido o he hecho a lo largo de mi carrera como en un examen de conciencia con la perspectiva que nos da el tiempo y la edad. Y no ha resultado negativo, quizá porque estaba optimista e ilusionado, por eso quiero dar las gracias a todos los compañeros registradores que me han acompañado a lo largo de mi vida registral y al personal que tan eficazmente cumple con sus obligaciones registrales”. Llopis recordó también la creación, junto con otros compañeros, de la Cátedra Bienvenido Oliver de la Universidad de Valencia, de la que se encargó de su llevanza, y el trabajo realizado durante más de 16 años junto con María Emilia Adán en el decanato de los registradores de la Comunidad Valenciana.

La Fundación Centro para la Memoria de las Víctimas del Terrorismo fue reconocida con la Placa de Honor por su encomiable labor de defensa de las víctimas del terrorismo y de los damnificados por los atentados terroristas del 11 de marzo 

Las primeras palabras de Leonor Recio fueron de agradecimiento “a la Junta de Gobierno que hoy ha querido que esté aquí, y a los compañeros que siempre han estado a mi lado”. La primera reacción, señaló, “fue de una agradable sorpresa, y después sentí la alegría de toda mi familia. Llevo en el Colegio de Registradores casi 25 años y, como esta medalla se otorga a mi vida laboral, quería compartir con ustedes unos versos de Claudio Rodríguez, que resumen como yo no podría hacerlo la satisfacción y la alegría por el trabajo bien hecho: …y va al trabajo / temblando como un niño que comulga / mas sin caber en el pellejo, y cuando / se ha dado cuenta al fin de lo sencillo / que ha sido todo, ya el jornal ganado, / vuelve a su casa alegre y siente que alguien / empuña su aldabón, y no es en vano”. Recio concluyó sus palabras con un recuerdo para su padre, Tomás Recio, del que dijo que era el ausente más presente en el acto, y al que definió como un hombre bueno”.

Finalmente, Mercedes Mateo, tras agradecer la entrega de la Medalla a la Junta de Gobierno, a los vocales con los que ha trabajado y a sus compañeros, destacó que “a lo largo de estos años he aprendido fundamentalmente a atender y a escuchar a las personas. Desde el Servicio de Consumidores procuramos pasar por el tamiz de lo comprensible aquello que resulta complejo, porque no tenemos duda de que solamente a través de la escucha y el diálogo adviene el entendimiento”. Mateo terminó diciendo: “Paul Ricoeur define la aspiración ética como tender a la vida buena con y para los otros en instituciones justas. No me cabe la menor duda que desde esta corporación intentamos que así sea”.


“Cuando mire a esta medalla me recordará una de las mejores etapas de mi vida”

En su intervención, la secretaria general para la Innovación y Calidad del Servicio Público de Justicia, Sofía Puente, manifestó ser “plenamente consciente de que esta etapa de cuatro años termina hoy aquí gracias a la aportación de muchísimos, por eso estoy muy feliz de que la mayor parte de los que me habéis acompañado en este camino me acompañéis también hoy, porque a mí me apetecía que este acto fuera una especie de reconocimiento compartido”. 

En este sentido, agradeció al ministro Juan Carlos Campo “que pensara en mí cuando me ofreció esta Dirección General y que venciera mi resistencia inicial porque yo tenía un profundo desconocimiento de lo que era el mundo notarial y registral. Pero gracias a su insistencia me ha permitido a lo largo de estos últimos cuatro años sin duda crecer profesionalmente y personalmente”. 

Puente, que se estrenó el día de su toma de posesión como directora general en un acto como este, señaló que “lo que parecía al inicio algo exótico o extravagante, que una fiscal estuviera por primera vez al frente de una Dirección General con más de 160 años de historia, que siempre había alternado en la dirección a notarios y registradores o, también, a algún catedrático de universidad, al final parece que tan mal no ha salido porque hoy estamos aquí”. 

“Digo con admiración y se lo cuento mucho a mis compañeros en el equipo ministerial, que no conozco una profesión que sea tan respetuosa con su centro directivo como la vuestra”
Sofía Puente

La secretaria general recordó también “a todos los que me han traído hasta aquí, a los funcionarios del servicio registral de la dirección general, a mis subdirectores, a mis letrados de la dirección general, letrados adscritos, comisionados, colaboradores. Yo llegué a la Dirección General el primer día y allí me encontré a todos ellos con los brazos abiertos para acogerme. 

Puente extendió su agradecimiento al Colegio de Registradores, a todos los vocales de esta junta y de la anterior, a los decanos autonómicos y territoriales y a todos y cada uno de los registradores de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles de España. En todos, dijo, “he encontrado acompañamiento, apoyo, respeto, y sobre todo muchísimo cariño. Y en nombre de todos ellos a María Emilia Adán. Digo con admiración y se lo cuento mucho a mis compañeros en el equipo ministerial, que no conozco una profesión que sea tan respetuosa con su centro directivo como la vuestra, y eso significa que vosotros tenéis inoculado el respeto a la Institución desde el inicio, desde la oposición”.

Juan Carlos Campo y Sofía Puente.

Por este motivo, continuó diciendo, “creo que la Institución Registral es respetada y está consolidada porque es útil a la sociedad de la que forma parte, y porque todos y cada uno de los registradores de este país cumplen cada día con el compromiso que adquieren el primer día que juran sus cargos y juran la Constitución”. 

La secretaria general también tuvo palabras de agradecimiento para sus compañeros del equipo ministerial, a los de la etapa inicial y a los de esta etapa, y terminó su intervención apelando a la memoria y al recuerdo: “cuando esto acabe, y acabará algún día, cuando mire a esta medalla me recordará una de las mejores etapas de mi vida y, aún más, me recordará que está hecha de pedacitos de cada uno de vosotros”.

EMPATÍA Y EXIGENCIA

Atreverse a dar soluciones creativas es una muestra del talento y de la excelencia, señaló María Emilia Adán, “pero el rasgo más sobresaliente de la excelencia en Sofía es la capacidad de llegar a comprender los esfuerzos que los registradores y nuestros equipos hacemos cada día para mejorar el servicio público. Supo desterrar de su mente los tópicos y desplegó su empatía a la vez que su exigencia”.

Por su parte, Manuel Olmedo destacó igualmente la labor de Sofía Puente al frente de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública, “un trabajo abnegado, profundo y continuo con el amparo de tres ministros de Justicia, que siempre han estado apoyando tu labor y tus decisiones”. En estos cuatro años, dijo, “se han superado retos tan trascendentales como el mantenimiento del servicio público registral durante la pandemia, la transformación digital de la Institución, el impulso al Registro Civil y el avance del Registro Central de Titularidades Reales”.