Os pasa lo mismo que a mí? Decidme que no. Decidme que no, porque yo cierro los ojos y oigo tambores de guerra. Veo a Bush viajando por Asia, y es como un señor medieval que recluta mesnadas en forma de alianzas. Leo los periódicos, y descubro que ha creado una agencia de intoxicación informativa, que es un arma tan mortal como un misil. Me llegan los rumores y anuncian una nueva invasión de Irak, que es la deuda que Bush hereda de su padre. Y, sobre todo, oigo al emperador hablar del “eje del mal”, y me suena a cruzada contra el infiel, aunque sea un nombre de un Dios que desconozco.
Por eso rezo para que no sintáis lo mismo que yo. Porque la guerra consiste en mandar soldados a la conquista y regresar con un botín. Un día -Àrecordáis?- esos ejércitos salieron en busca de Ben Laden. Pasaron los días, pasaron las semanas y los meses, y Ben Laden se les perdió. No han encontrado ni rastro. ÀCómo van a regresar los ejércitos de los miles de millones de dólares y las bombas inteligentes sin mostrar su cabeza a las televisiones del mundo? Hay que seguirlo buscando. Y, si no lo encuentran, hay que seguir la guerra. Contra Irak. Contra Irán. Contra Corea. Hasta regresar con un trofeo que corone la cabeza del César. La economía americana crece con la guerra. La popularidad del César, que se mide todos los días, depende de ese trofeo. Luchad, malditos, luchad. El césar no puede volver derrotado. Sería una humillación personal. Sus ejércitos no pueden volver con las manos vacías. Sería una afrenta nacional.
Claro, me diréis, que el emperador busca paz mundial. Y yo os digo que también Hitler buscaba su paz. Y que no hubo guerra en la historia de la Humanidad, ni siquiera las de Atila, que no buscasen su paz.
Me diréis muchas cosas cargadas de razón. Pero yo tengo miedo. Y angustia de ver que van a morir muchos inocentes. Y siento que hay Estados que no saben vivir sin las armas. Y me pregunto dónde estará el próximo “eje del mal” cuando la industria militar haya arrasado el eje actual
Me diréis también que el emperador quiere castigar a los terroristas. Y yo os digo que son “sus” terroristas; que el emperador habla del “terrorismo internacional”, que es el que ataca las Torres Gemelas, pero no el que mata y mutila en el País Vasco.
Me diréis que el emperador busca alianzas, y es verdad. Pero ha marginado a Europa, después de usarla como un clinex en Afganistán. Y busca el apoyo de Marruecos y Turquía. Y les pagará por su apoyo, aunque perjudique a los viejos aliados.
Me diréis muchas cosas cargadas de razón. Pero yo tengo miedo. Y angustia de ver que van a morir muchos inocentes. Y siento que hay Estados que no saben vivir sin las armas. Y me pregunto dónde estará el próximo “eje del mal” cuando la industria militar haya arrasado el eje actual.
Y me diréis, después de muchos años y muchas armas y muchos muertos, que se ha alcanzado la paz. Como en Afganistán, Àverdad? Como en Afganistán: con miles de ciudadanos famélicos, mientras el causante de todo se ha perdido. Hace tres mil años ocurría lo mismo. El œnico cambio es que a las armas de la muerte ahora las llaman “inteligentes”.