“Es importante mejorar el sistema educativo, pero no podemos dejar de lado la educación en valores”
Pilar Alegría, ministra de Educación y Formación Profesional, destaca en esta entrevista que la escuela debe ser un lugar de convivencia, de tolerancia, donde debatir y estimular las ideas y los principios de igualdad y humanidad.
A una ministra de Educación es inevitable preguntarle, ¿fue usted una buena estudiante? ¿Cuáles eran sus asignaturas preferidas?
Fui alumna de un colegio rural, en mi pueblo, La Zaida, y guardo un muy buen recuerdo. Compartía, además, muchas clases y recreo con mi hermano. En mi memoria están esos primeros dictados, las sumas y restas o los dibujos. En mi casa siempre se nos enseñó que había que poner trabajo y esfuerzo en lo que hacíamos todos, desde mi padre y mi madre, a mis hermanos y yo misma. Y en cuanto a asignaturas no tenía una favorita. Me gustaba mucho lengua, sociales, plástica, pero me quedo con la sensación continúa de descubrir y de asomarme al mundo, esos primeros años escolares que te marcan para siempre.
Como profesional de la educación, y ahora ministra, ¿hay algún profesor o profesora que marcara o influyera en el camino que emprendió después?
La verdad es que guardo buenos recuerdos de todos los docentes que he tenido. Tanto en el colegio, como en el Instituto en Fuentes de Ebro o en el Campus de la Universidad de Zaragoza en Teruel donde estudié la carrera. Pero si tengo que quedarme con una es con Petra, la maestra que tuve en el colegio en mi pueblo, por esos recuerdos de los primeros años.
¿Qué queda de aquella hija de los Alegría de La Zaida en la actual ministra de Educación?
Soy la hija de Alfredo y Adoración de La Zaida. Intento ir a mi pueblo, a mi casa, siempre que puedo. Ahora, por razones obvias, es más complicado, pero yo sigo siendo la misma. Soy una persona “de pueblo” y lo digo con orgullo. Me gusta ponerme un vaquero, unas zapatillas, y recorrer los caminos que rodean La Zaida. Pasear con mi madre y tomarnos un cortado en casa. O juntarme, cuando se puede, con las amigas y los amigos y recordar nuestras vivencias. Además, si algo me han enseñado en mi casa es la perseverancia, el esfuerzo y la sencillez. Yo no soy más que nadie. Sólo he tenido la oportunidad y el honor de llegar a ser ministra del Gobierno de España. Y es una suerte porque desde ese puesto puedo ayudar a mejorar la vida de muchísimas personas, y ese es el objetivo que las personas que estamos en política debemos tener claro.
Ha dicho en alguna ocasión que sin escuela los pueblos se mueren, ¿cómo afronta su ministerio el problema de la España vacía?
La labor que hacen los docentes para el presente y el futuro de nuestro país es fundamental, pero tenemos que prestar también especial atención a la que se realiza en los pueblos y escuelas rurales. España no se entiende sin los pueblos. Y por ello tenemos que tener en cuenta también sus características y situaciones y garantizar los derechos y las libertades también de aquellas personas que deciden llevar a cabo sus proyectos de vida en pueblos. También trabajamos para ellos. Y por mi procedencia sé lo que supone para un pueblo su escuela. El día que la escuela cierra, el pueblo se muere.
“Hay una cuestión que he resaltado desde mi llegada al Ministerio. Tenemos que reducir la tensión y el ruido. Todos tenemos muchos más puntos en común que discrepancias en lo que se refiere a la educación”
¿Ha puesto en el desarrollo de una FP prestigiosa su mayor empeño?
La Formación Profesional en nuestro país ha vivido una revolución silenciosa, como dice nuestro presidente, Pedro Sánchez. Fue el impulsor de un proceso de transformación clave para lo que ahora estamos viviendo y que nos ha llevado a que este curso un millón de jóvenes hayan elegido esta opción.
La futura Ley de Formación Profesional, cuya tramitación está dando los últimos pasos, marcará un antes y un después en el sistema de formación de nuestro país. Es una norma que escucha a los jóvenes y a los trabajadores, pero también a la empresa. Es una Ley al servicio de los ciudadanos que pondrá a su disposición una oferta formativa flexible y en permanente actualización.
Estamos diseñando también una oferta formativa conectada con los perfiles laborales que demandan los sectores productivos. Además, los alumnos pasarán necesariamente por la empresa para conseguir su titulación, algo que les permitirá acceder de manera directa al mercado laboral. Más tiempo en las empresas, pero también más calidad en los aprendizajes. El desempleo entre los jóvenes titulados en FP es siete veces menor que en el resto. La Formación Profesional es garantía de futuro para nuestros jóvenes.
Está claro que sin educación no hay futuro. ¿Qué valores potenciaría o propondría como meta para conseguir una España mejor?
Es importante mejorar el sistema educativo, pero no podemos dejar de lado la educación en valores. En un momento en el que las noticias de violencia machista nos siguen golpeando a diario, con casos también de víctimas cada vez más jóvenes, o los casos de homofobia y acoso. Son intolerables para un país democrático como el nuestro. Y nos demuestran la necesidad no sólo de educar, sino de que la escuela también debe ser un lugar de convivencia, de tolerancia, donde debatir y estimular las ideas y los principios de igualdad y humanidad. De hecho, en los nuevos currículos hemos incluido también la materia de Educación en Valores Cívicos y Éticos.
Por último, y aunque acabe de empezar en el cargo, ¿qué le gustaría conseguir durante su mandato? ¿Cuál le gustaría que fuera su sello?
Hay una cuestión que he resaltado desde mi llegada al Ministerio. Tenemos que reducir la tensión y el ruido. Todos tenemos muchos más puntos en común que discrepancias en lo que se refiere a la educación. Todos compartimos el objetivo final de mejorar el sistema educativo de nuestro país y también las condiciones de trabajo de los docentes. Estamos dando pasos para ello, mientras trabajamos también en el desarrollo de la LOMLOE, la nueva Ley de Educación. Una ley que, entre otros, quiere cambiar las metodologías de aprendizaje para permitir que el alumnado pueda desarrollar al máximo sus capacidades y para adaptarse a este nuevo siglo que nos ha tocado vivir. Esto queremos que repercuta también en la reducción de las cifras de abandono escolar, porque detrás de cada chico o chica que deja sus estudios, hay un fracaso de todo el sistema educativo, empezando por nosotros mismos.
María de los Ángeles Ruiz Blasco