“Solo actuando conjuntamente, los Estados europeos podremos seguir siendo relevantes”
Hablamos con el Consejero-Coordinador de Justicia en la Representación Permanente de España ante la UE (REPER) sobre el complejo engranaje con el que funciona este organismo que defiende los intereses de nuestro país en Bruselas. David Vilas Álvarez apuesta por “más Europa” para hacer frente a los retos del futuro y considera deseable un liderazgo político claro para aumentar la capacidad de maniobra de España en las decisiones europeas.
Usted es consejero de la Representación Española de la Unión Europea (REPER). ¿Qué funciones desarrolla en su labor profesional?
La principal función de los consejeros de la REPER es la de manifestar la posición de España ante el Consejo en los expedientes normativos europeos, generalmente previa iniciativa de la Comisión Europea y dentro de nuestra respectiva competencia material. Lógicamente, ello implica también todas las gestiones necesarias ante las demás instituciones europeas, principalmente la Comisión y el Parlamento. También se gestionan los intereses españoles en expedientes europeos no normativos.
En mi caso, estas funciones se desarrollan como consejero, en relación con la justicia civil y mercantil, desde julio de 2017. Antes, desde febrero de 2014 desarrollé tales funciones en el ámbito penal. Como coordinador de la Consejería de Justicia estas funciones implican además la supervisión y control de la coherencia de la labor de mis compañeros encargados de temas penales, de protección de datos y relativos a los derechos fundamentales.
Existen más de 150 grupos de trabajo que se coordinan desde la REPER. ¿Cómo se articulan estos grupos y por qué es necesario trabajar de una forma tan segmentada?
En nuestro ámbito esa división se manifiesta con los grupos de Derecho Civil, Derecho de Sociedades, COPEN, DROIPEN, FREMP, DAPIX, E-Justice… No son sino la expresión de una división competencial y de conocimiento a nivel europeo, derivada de las materias respectivas tratadas por cada grupo. Los grupos de trabajo son órganos de preparación de la toma de decisiones políticas en el Consejo a través de sus órganos competentes (el COREPER y el propio Consejo en sus distintas formaciones). A cada grupo cada Estado miembro aporta el consejero responsable y los expertos desde las capitales que se hagan cargo, si es preciso, de cada expediente.
Lo contrario a esta segmentación sería la falta de especialización adecuada de aquellos que gestionan cada grupo, con lo que no parece que sea una organización susceptible de ser modificada. De ahí su consolidación desde hace mucho tiempo y su mención en los artículos 19 y 21 de las Reglas de Procedimiento del Consejo aprobadas por decisión del Consejo de 1 de diciembre de 2009.
En la REPER se defienden los intereses de España en la Unión Europea. ¿Cómo se conjugan los intereses de cada país en un mismo organismo?
Es cierto que en algunos expedientes resultan afectados intereses variados, algunas veces atinentes a distintas unidades de un departamento ministerial, a veces atinentes a departamentos ministeriales diferentes, incluso. La propia configuración del Consejo, que funciona por grupos de trabajo que centralizan la labor de cada expediente, determina que el liderazgo en la REPER del expediente corresponda a un determinado consejero.
A partir de ahí, el reflejo de los intereses concurrentes no es sino una labor de coordinación y cooperación administrativas cuyo reflejo da lugar a distintas consecuencias: la celebración de reuniones de coordinación entre las unidades afectadas, la remisión de toda la información a todos los concernidos, los informes de las distintas unidades afectadas dirigidas a la REPER, la coordinación interna en el seno de la propia REPER por parte del embajador responsable… Son manifestaciones que pretenden detectar esos intereses y una vez detectados, manifestar la posición común que se pueda en cada caso.
A menudo se reitera la dificultad de comunicación entre las instituciones comunitarias y los ciudadanos. ¿Cree que existe deficiencia, en general, en este sentido?
Las instituciones comunitarias están especialmente lejos de los ciudadanos. No constituyen una administración con múltiples sedes físicas que las hagan visibles. Ello no impide que los canales de comunicación existan y se utilicen -el uso de preguntas a la Comisión o al Parlamento, la posibilidad de acceso por los concernidos a las instituciones es más habitual de lo que pueda parecer sobre todo en un estado periférico como es España-.
Por otro lado, las dotes de comunicación de la Comisión y del propio Parlamento son muy altas teniendo en cuenta que se dirigen a un público de más de 500 millones de personas. Más que deficiencias en los canales de comunicación si hubiese alguna la radicaría en el interés de comunicación con las mismas. Pero el que lo tiene, accede.
¿Cree que España tiene el peso que le corresponde en las decisiones europeas?
El peso de España en el Consejo es del 10%. En este sentido la capacidad de maniobra es la que es y se ejerce adecuadamente. Es cierto que se podría ejercer más, a mi juicio. Para ello hace falta un liderazgo político claro que determine la defensa de posiciones a niveles que exceden de la REPER. Ello requiere una labor de concienciación de todos, desde el público, que no tiende a considerar en muchas ocasiones la relevancia de las políticas que se desarrollan en Bruselas, como de los dirigentes, que al fin y al cabo suelen reaccionar a lo que el público demanda o a aquello que le interesa.
“La posibilidad de acceso por los concernidos a las instituciones es más habitual de lo que pueda parecer, sobre todo en un estado periférico como es España”
Partiendo de esas limitaciones –hay Estados en que la política europea desde su construcción a su acabado merece mayor atención y ello implica que se esfuercen por pesar más, y como ejemplo paradigmático en mi sector mencionaría a Luxemburgo-, el peso de nuestro país es adecuado.
En junio se han cumplido 33 años desde que España firmara el Tratado de Adhesión de España a la UE. ¿Qué cambios ha experimentado nuestro país desde entonces?
Los cambios en España desde entonces (yo tenía 13 años en aquel momento) han sido ingentes. Muchos han derivado de nuestra pertenencia a este club. Otros derivan de nuestra propia dinámica histórica. Finalmente, un buen conjunto proviene de fenómenos globales. El balance en términos generales solo puede ser muy positivo, revisemos esta evolución como la revisemos.
La pertenencia al mayor club de Estados basados en el respeto del Estado de derecho, la defensa de los derechos fundamentales y las libertades que siempre han alentado la Unión ha dado resultados enormemente positivos.
Pero lo relevante es el futuro: solo actuando conjuntamente los Estados Europeos en un mundo global con actores poderosísimos en lo económico y sin los valores europeos, podremos seguir siendo relevantes a nivel mundial. Ese es el reto y no hay otro camino para conseguirlo que con más Europa.