“El nacionalismo es el enemigo de la Unión Europea”
Ellas es su primera novela romántica. Confieso que, cuando comencé su lectura, me costó entrar en la historia y engancharme al personaje. Sin embargo, cuando he cerrado el libro (simbólicamente porque lo he leído en versión Kindle), me ha sabido claramente a poco. He tenido que esperar varios días para rumiarlo, para repensarlo y recrearlo. Esto sólo me ocurre, imagino que como a todos, cuando un libro ha conseguido absorberme de verdad. Querría haber sabido más de Jaime Monzón y Eme. Así que muchas gracias por haberme dado esas horas de reflexión, evasión y disfrute.
Cómo destapa uno al escritor que lleva dentro? Esta es una obra muy original, tierna, bien contada y con reseñas históricas bien documentadas, no es algo que pueda crearse de la noche a la mañana. ¿Va a imponerse el escritor al político? ¿Podremos saborear más novela romántica de Esteban González Pons?
Jaime Monzón dice que El escritor vive de las experiencias de los demás. ¿De qué experiencias se alimenta Esteban González Pons para su libro Ellas?
Siempre quise ser escritor, pero me detenía el miedo al fracaso. También sentía mucho respeto hacia mis posibles lectores. Cuesta acercarse a alguien y pedirle que te regale cinco o seis horas de su vida leyendo lo que has escrito. Hasta ahora sólo había publicado un libro de poesía, una autobiografía y un diario. Sin embargo, al cumplir los cincuenta me decidí, me atreví con una novela. En Ellas se concentran treinta años de novelas ahogadas; por eso es tan intensa y por eso, pese a ser una comedia romántica, a veces escuece. Seguiré escribiendo novelas, Pilar, y siempre serán románticas porque soy un romántico convencido. El político cede el paso al novelista.
EL AMOR
Esta novela es una historia de amor, pero no sólo del amor y desamor de pareja, sino del amor de los padres a los hijos y de los hijos a los padres. Deja al descubierto un sinfín de sentimientos, algunos pertenecen a la esfera de los que no deben ser mencionados. ¿Qué es el amor para Esteban González Pons?
El amor y la muerte son las dos únicas cosas que suceden en la vida de todos los que nacemos. Hay vidas increíbles, vidas rotas, vidas tristes, vidas superficiales, vidas aventureras, vidas santas…, y todas acaban, y por todas en un momento u otro se cruza el amor. Me extraña lo poco que importa el amor en nuestro tiempo. Se ha convertido en un sentimiento a desescalar. Sin amor lo de vivir no tiene gracia, resulta aburridísimo. Con la novela Ellas he querido contar la historia sentimental de mi generación. Los que nacimos en los 60 y los 70 lo primero que escuchamos del amor fue del consultorio de Elena Francis en la radio y lo último lo de Tinder, entre lo uno y lo otro, han pasado cuarenta años que pesan como una edad histórica. Pertenezco a una generación pasarela entre Dios e internet.
“Con el coronavirus el universo analógico empieza a dejar de ser más grande que el digital”
LA NOSTALGIA
El libro es también un canto a la nostalgia, a ese tiempo que se fue, a una generación casi perdida, la de los nacidos entre los años 60-70. El protagonista afirma que pertenece a una generación que ha pasado de la adolescencia a la obsolescencia sin solución de continuidad. ¿Qué ha aportado esta generación a la historia reciente de España? ¿En qué ha contribuido a su progreso o a su descomposición? ¿Qué hemos perdido en ese camino hacia la modernidad?
La generación de los que nacimos entre los 60 y los 70 hemos pasado sin levantar la voz. Nuestros padres protagonizaron la Transición, nuestros hijos el 15-M y todo lo que vino después, nosotros, sin embargo, hemos cantado “del barco de Chanquete no nos moverán” como toda aportación a la historia de la rebeldía. Constituimos una generación dócil, numerosa y de buen conformar. De pequeños nos instalaron el software educativo del franquismo en nuestros discos duros y así hasta hoy: bien mandados. Si nos fijamos en los políticos que hoy mandan, en los escritores que triunfan o incluso en los periodistas del momento, a las figuras nacidas en los 50 las sustituyen otras de los 80 o los 90. A nosotros se nos saltan y no rechistamos. Aún será peor ahora, cuando tras esta crisis, vayamos al paro y no seamos reciclables. Por eso digo que mi generación reinventará el jipismo, vamos a ser esos viejos que tirarán el móvil a la basura y se irán a vivir al campo.
ELLAS
Las mujeres. Los personajes femeninos que envuelven a Jaime Monzón son personajes sólidos. Son mujeres de las que aprende y a las que quiere. Las mujeres estáis mejor acabadas que los hombres, por eso os tenemos tanto miedo y por eso vosotras sois madres y nosotros sólo padres, le dice el protagonista a Eme.
La obra rezuma admiración hacia la mujer. ¿Cómo cree que es la mujer del siglo XXI? ¿De verdad da miedo? ¿Qué le falta por conquistar? ¿Qué límites o trabas puede encontrarse?
Las mujeres de mi generación son admirables. Las educaron como a nosotros, prácticamente constituyen la primera generación de mujeres escolarizadas de la historia de España. Luego fueron a la facultad con nosotros y empezaron a ganarnos en todas las oposiciones. Pero cuando se casaron con nosotros, la mayoría descubrió que a los chicos no nos habían enseñado ni a freírnos un huevo. Se vieron trabajando fuera y dentro de casa. Muchas de mis compañeras de generación no se han sentido libres hasta los cuarenta y muchos… Yo creo que las mujeres sois fuertes, independientes, creativas… El mundo que viene es de las mujeres, de sus aptitudes sociales y de su inteligencia emocional. Mi novela Ellas es un álbum de fotos de las edades de una mujer de mi generación.
“En Ellas se concentran treinta años de novelas ahogadas; por eso es tan intensa y por eso, pese a ser una comedia romántica, a veces escuece”
VALENCIA
La ciudad de Valencia es coprotagonista de la historia, además de una perfecta guía trotamundos de la ciudad, con profundas referencias a su historia y a su idiosincrasia. Curiosamente, había visitado recientemente la ciudad, lo que me hizo disfrutar aún más de las descripciones y de muchos de los rincones que se describen en el libro y, en algunas ocasiones, mapa en mano, he seguido el itinerario que trazan muchos de los personajes en el libro. ¿Qué es Valencia para Esteban González Pons?
La verdad, Pilar, es que estaba un poco cansado de que todas las grandes historias de amor de la literatura sucedan siempre en sitios como Nueva York, París o una granja en África al pie de las colinas Ngong. Parece como si los que vivimos en Valencia, Cuenca o Jaén, por ejemplo, no pudiéramos disfrutar de ninguna pasión romántica porque no nos acompaña el escenario. Así que decidí que mi novela sucedería en un entorno conocido para mí. En mi ciudad. Al final, Ellas ha resultado una inesperada declaración de amor a Valencia. Como tú has dicho, hay mucha nostalgia en la novela y, en este sentido, Valencia representa para mí una infancia feliz y despreocupada… Como aquellas vacaciones eternas en el chalet, el apartamento o el pueblo, de mi época. También hay mucho en Ellas de los veraneos de los setenta. A quien la lea le va a traer recuerdos imborrables.
Los tiempos tan dantescos que vivimos obligan a dedicar las últimas preguntas a hablar de la pandemia.
Globalización y pandemia. Hasta hace unos meses, para las economías y ciudadanos de países desarrollados, el mundo carecía de fronteras. Éramos los dueños de nuestro destino y el mundo era sólo uno. ¿Cambiará este virus la forma de relacionarnos? ¿Habrá una desglobalización? ¿Cambiará al ser humano de los países occidentales? ¿Le hará más solidario? ¿Qué podemos aprender tras el padecimiento sufrido con el coronavirus?
La gripe de 1918 no cambió nada, no tendría por qué suceder ahora otra cosa. Pienso que esta peste no va a cambiar la Historia, simplemente la acelerará. Durante más de dos meses hemos vivido encerrados en casa y al final comprobaremos que todo lo hemos podido hacer por internet, sin problemas, sin movernos. Nos hemos relacionado con nuestros parientes, los niños han ido a clase, los mayores hemos teletrabajado, la compra la hemos encargado a través del ordenador, sin levantarnos del sofá algunos han comprado lavadoras y otros, libros… Hemos comprobado que el mundo digital es factible. A partir de aquí, las oficinas serán más pequeñas, los grandes almacenes estarán sólo en la red y muchas clases serán en modo remoto. ¿Cuántos viajes para reuniones no van a ahorrarnos las videoconferencias? No es la peste, es la revolución digital. El universo analógico empieza a dejar de ser más grande que el digital. Por eso estoy tan preocupado por mi generación, no sé si estaremos preparados para los trabajos tecnológicos que se van a ofrecer a partir de ahora.
Estas situaciones límites sacan lo mejor y lo peor del ser humano. En su opinión, ¿quiénes son los héroes de esta pandemia?
No tengo duda: los que le han plantado cara a la peste. Los profesionales de la sanidad en primer lugar, pero todos los que no han dejado de trabajar para que España no se pare inmediatamente después. Ahora bien, Pilar, debo añadir que me opongo a todas las metáforas bélicas que tanto se han utilizado durante la epidemia. No hemos afrontado una guerra sino una peste. Esto no iba de medallas sino de piedad. Esto no iba de resistencia más allá del deber sino de mascarillas, guantes y pruebas diagnósticas. Esto no iba de generales sino de médicos. Esto no iba de héroes sino de enfermos. Y de ancianos que se han ido solos… El dolor que viene es tan inmenso como el mar.
UNIÓN EUROPEA Y PANDEMIA
Teniendo en cuenta su condición de parlamentario europeo, querría hablar de Europa, de nuestro viejo continente. Europa ha sido testigo de enfrentamientos centenarios, tablero de dos guerras mundiales y hoy se encuentra noqueado y asolado por esta pandemia. He escuchado su intervención del 16 de abril ante el Parlamento Europeo. No puedo estar más de acuerdo con lo que allí dijo. ¿Podrán superarse esas diferencias norte sur que otra vez han estado presentes? ¿Está preparada para el siguiente paso en su configuración o la pandemia le ha asestado un golpe mortal después del Brexit? ¿Triunfará, finalmente, el nacional populismo antieuropeísta?
La única oportunidad de seguir siendo decisivos que tenemos los europeos en los próximos años pasa por seguir encarnando principios y valores europeos: libertad e igualdad individuales. El día en que la Unión Europea deje de significar “europeísmo”, es decir, baluarte de la democracia representativa y del libre mercado, no existirá ninguna razón para tenernos más en cuenta en el panorama internacional que a una gran región China o a la costa Este norteamericana. Por eso resulta alarmante contemplar cómo los gobiernos de los Estados miembros de la Unión Europea van cediendo poco a poco a la tentación del proteccionismo o al discurso del populismo. Y la consecuencia es una Unión Europea vacilante, frágil, contradictoria y carente de liderazgos supranacionales. Recuerdo que cuando hice el servicio militar, en las garitas de guardia, se podía leer escrito con las brasas de múltiples cigarrillos sobre la cal de la pared: “No mires fuera, el enemigo está dentro”. Pues eso les está ocurriendo ahora a los centinelas europeos; que miran afuera cuando el enemigo ya está adentro. El enemigo es el nacionalismo. El nacionalismo es la guerra, y lo estamos viendo renacer a nuestro alrededor.
María del Pilar Rodríguez Álvarez