Tengo la enorme suerte de trabajar en lo que me gusta, algo que no todo el mundo puede decir. Me encanta el Periodismo, me encanta la Radio. Es mi vida, mi vocación. Lo viví en mi casa desde que nací. Desde pequeña tenía claro que quería ser periodista. Y tuve al mejor maestro, mi padre, Gaspar, periodista y, fundamentalmente, un hombre de Radio. Nos marcó y nos enseñó el camino del Periodismo a mis hermanos, Manuel y Gaspar, y a mí, y mi madre nos animó y apoyó. Mucho le debemos a mi madre, fue un pilar importante en nuestra decisión. Primero empezaron mis hermanos y luego lo hice yo, y en algunos momentos coincidimos.
Esta profesión, bendita profesión, es una forma de sentir la vida, decía mi padre, que entendía el Periodismo como un servicio a la sociedad. Así me lo transmitió, así lo entendí y a así lo ejerzo. Cuando empecé en Periodismo, muy jovencita, era un mundo con mayoría de hombres. En las cúpulas y en casi todos los cargos había más hombres que mujeres. Y hoy día, las cúpulas siguen de esa manera. Las mujeres tenemos otro punto de vista y muchas veces podemos encauzar el Periodismo de otra manera, podemos suavizar las situaciones, dar otra visión, un Periodismo con M de Mujer. Mi madre me enseñó que no esperase nada de nadie y que luchase por lo que yo quería. Lo hice. Cuando empezaba en la Facultad de Ciencias de la Información fui a ver al director de un periódico en Gijón y le pedí colaborar. Comencé con alguna entrevista.
Pero lo que más me gustaba era la Radio. Poco después, en Madrid, conocí a Miguel Vila y pude trabajar con él en Radio Intercontinental de Madrid. Estaba feliz. Aproveché el tiempo y trabajé a la vez que estudiaba Periodismo. Demostré que valía para ello. Compatibilizaba la teoría con la práctica y aprendí mucho en la Inter. Miguel Vila fue un buen maestro y siempre una gran persona. Puedo decir que en la Inter rompí la tradición. Los informativos eran “cosa de hombres”, pero era lo que yo quería hacer. Trabajaba en varios programas y llegué a informativos, siendo la única mujer. Abrí un camino.
En las cúpulas y en casi todos los cargos había más hombres que mujeres. Y hoy día, las cúpulas siguen de esa manera. Las mujeres tenemos otro punto de vista y muchas veces podemos encauzar el Periodismo de otra manera, podemos suavizar las situaciones, dar otra visión
Casi al acabar Periodismo entré en Antena 3 de Radio, la nostálgica Antena 3 de Radio, todo un referente hasta que el Grupo Prisa la compró y la liquidó. Una radio que revolucionó el mundo radiofónico con Manuel Martín Ferrand, un grande de la Radio, a la cabeza. Y allí pude cumplir otro de mis sueños, trabajar en “El Primero de la Mañana”, con Antonio Herrero, que despuntaba en ese momento. Era la referencia de Antena 3. Fue una etapa con horarios difíciles, trabajando de noche, muchas horas, pero una etapa divertida y fructífera, llena de ilusión. Algo que mantengo.
En COPE volví a estar en las madrugadas con Antonio Herrero, dirigí los informativos de Fin de Semana y después pasé a la información política y parlamentaria, siguiendo al PSOE de Almunia, de Borrell y luego al de Zapatero. Ésa sí que fue una etapa intensa, de un lado para otro en la que los dos líderes socialistas convocaban casi a la misma hora en distintos lugares. Algo similar a lo de “Tú a Boston y yo a California”. Casi sin tiempo para dormir.
Estaba feliz con mi trabajo y de repente, Blanca María Pol, la primera mujer directora de Informativos de COPE, me rompe los esquemas y me ofrece la sección de Tribunales. Me necesitaba ahí. No entraba en mis planes, pero se presentaba un reto y fui a por él. Desconocía ese mundo, confieso que estaba un poco asustada pero enseguida me gustó el mundo de la Justicia, un pilar fundamental de la Democracia, un pilar fundamental para el ciudadano. Me fascina, lo puedo decir. Y en ello sigo diecinueve años después. Decía al principio que tengo la suerte de trabajar en lo que me gusta, en el Periodismo, en la Radio, y en muchas ocasiones, pero muchas, Periodista se escribe con M de Mujer.
Patricia Rosety