El libro distópico “El cuento de la criada”, de Margaret Atwood, imagina un país en Estados Unidos dirigido por un régimen totalitario, donde las mujeres fértiles son forzadas a tener relaciones sexuales con hombres poderosos para evitar la disminución de la natalidad. Atwood escribió este libro en los años ochenta, anticipando con llamativa premonición las amenazas que el mundo tiene a día de hoy: políticas, religiosas y medioambientales, temas sociales de total actualidad que afectan de lleno a las mujeres. La mirada masculina se ha socializado como normativa y se resiste a cambiar. Las investigadoras de la Universidad de Deusto María Pilar Rodríguez, María J. Pando-Canteli y Miren Berasategi abogan por combatir las intolerancias y prejuicios a través de un consumo mediático responsable, con capacidad real de elección y capacidad para discernir.
En tiempos de confusión, la tarea del periodismo no es solo contar lo que sucede. Es necesario hacer comprender, difundir la palabra y entendimiento. Y en cuestiones de género resulta fundamental mucha difusión. Hoy se estudia la influencia de los medios de comunicación y de la publicidad en la construcción de roles de género ya que son, simultáneamente, reproductores y creadores de los modelos normativos, es decir, de lo que social y culturalmente es considerado adecuado o normativo. Con el objetivo de reflexionar de forma abierta y proporcionar instrumentos de análisis crítico, planteo para este 8 de Marzo una reflexión sobre el poder de los discursos mediáticos en la construcción de identidades de género. Si profundizamos sobre esto y de verdad creemos que mujeres y hombres tienen iguales derechos, debemos fomentar, a todos los niveles, que se les reconozca un mismo papel social: igualdad en responsabilidad e inteligencia, igualdad en aspiraciones y deseos, igualdad en la confianza que deben de tener en sí mismos. Y eso es lo que a diario debemos trasladar desde los medios de comunicación.
Nuevas representaciones, a veces igualmente discriminatorias, coexisten con los estereotipos sexistas tradicionales en torno a las mujeres. Para que los valores y referentes masculinos y femeninos no sean un factor limitador a la hora de configurar la identidad personal, es imprescindible que muchos de los comportamientos, funciones y roles que desempeñan las mujeres sean reconocidos como valiosas formas de ser y de estar en el mundo, como formas de interpretar con libertad la diferencia sexual y no como algo que sirve para justificar las desigualdades entre mujeres y hombres.
Ha llegado la hora de contribuir a la visibilidad y valorización de las mujeres, reflejando de forma positiva las relaciones entre hombres y mujeres y eliminando el planteamiento de la igualdad y el feminismo como un enfrentamiento entre sexos o una merma de derechos
Si hablamos de prensa, es de obligado cumplimiento referirnos a Ángeles Rivero, directora general en Asturias de Prensa Ibérica, grupo editor de La Nueva España y líder de la información regional y local en España, con 26 periódicos impresos y digitales. Ella fue la primera mujer en dirigir una cabecera de las quince que encabezan las listas del EGM. En el año 2008 logró imponerse en un puesto que es poco habitual encontrar a una mujer. Ascendida a la subdirección general de La Nueva España en septiembre de 2019, tras once años como directora, ella fue la primera mujer que accedió a la dirección de uno de los grandes periódicos españoles de información general. Ha sido una de las pocas mujeres que ha logrado imponerse en un mundo plagado de hombres.
Tal y como ha denunciado la FAPE, hay una amplia brecha laboral en el mundo de los medios de comunicación entre hombres y mujeres. Según este informe, sólo el 27% de los puestos de alta dirección de los medios de comunicación está ocupado por mujeres. Del otro lado se han confirmado algunos progresos, como, por ejemplo, que el porcentaje de historias relatadas por mujeres ha aumentado en la mayoría de las áreas temáticas, y las mujeres se encuentran entre los usuarios más activos de los medios sociales. No obstante, como profesionales de la información no podemos olvidar que hay mucho camino por recorrer, los medios de comunicación forman a nuestro mundo, pero también lo hacen las mujeres como poderosas agentes del cambio en todos los ámbitos de la sociedad.
Las mujeres llevamos toda una vida teniendo que soportar que [sucintamente] nos infravaloren, pero a la vez seguimos demostrando que somos mucho más que eso. Nuestra lucha ha conseguido tantas cosas… y las que nos quedan por conseguir. Ha llegado la hora de contribuir a la visibilidad y valorización de las mujeres, reflejando de forma positiva las relaciones entre hombres y mujeres y eliminando el planteamiento de la igualdad y el feminismo como un enfrentamiento entre sexos o una merma de derechos. La igualdad se construye todos los días. Y desde los medios de comunicación tenemos la responsabilidad de contribuir a ello.
Como la propia Margaret Atwood dice, no es cuestión de ser feminista o no. Tampoco hay que negar las diferencias que existen entre hombres y mujeres, al contrario, existen. Lo que desde estas líneas trato de reivindicar es que se trate a las mujeres con los mismos derechos y valores con los que se trataría a cualquier humano. Sostiene el dramaturgo Juan Mayorga, Premio “Princesa de Asturias” de las Letras y miembro de la Real Academia Española, que la palabra y el silencio son fundamentales, pero lo que nos hace falta es voluntad de escucha. Apliquémoslo.
Covadonga Jiménez