Cada 8 de marzo hacemos balance de los logros alcanzados en la defensa de los derechos de la mujer. Son muchos los cambios, aunque aún queda mucho por hacer.
Afortunadamente cada vez hay más hombres y mujeres comprometidos en esta causa. Cada pequeño paso cuenta. Esta intervención en la revista es, por ejemplo, un paso más para dar visibilidad y confianza a otras mujeres que permanecen en la sombra porque les ha sido vedado su acceso a puestos de responsabilidad.
La cooperación entre hombres y mujeres debe arraigar en la conciencia social. En nuestro colectivo no se percibe la discriminación ya que el acceso al Cuerpo es por oposición en un proceso aséptico y cualquier compañero puede acceder a los puestos colegiales. Eso no implica que nos conformemos y olvidemos de aquellas mujeres que están en entornos desfavorecidos.
Las profesiones no son de uno u otro sexo. La Organización Internacional del Trabajo ha presentado estudios en los que queda acreditado de forma abrumadora que más del 60% del trabajo no remunerado lo ocupan las mujeres. Estas representan, además, el 70% de la población que vive bajo el umbral de la pobreza, un 65% de analfabetismo y cobran en igualdad de condiciones un 25% menos que los hombres. Son cifras que deben sacudir conciencias.
El CORPME está muy comprometido con esta causa y lo ha demostrado con hechos, consciente de que nuestra proyección ayuda a terceros para alcanzar la integración y la igualdad de oportunidades.
Sería deseable que no hubiera que celebrar un día de la mujer porque implicaría que hemos dejado atrás la desigualdad entre hombres y mujeres. Desde la cooperación se aporta mucho más y la sociedad gana.
Hay que desechar estereotipos y educar en la libertad de elección y fomentar el interés por cualquier puesto de trabajo sin establecer roles. Hoy las mujeres que ocupamos puestos de cierta representatividad y responsabilidad, tenemos que dar visibilidad a aquellas otras que ven cercenados sus derechos y que la realización laboral se les presenta como una verdadera carrera de obstáculos.
Hay que abogar por la excelencia en el trabajo y que mujeres y hombres válidos sean los escogidos en cada caso.
Desgraciadamente los cupos se establecen porque todavía no se ha alcanzado ese objetivo. Hay que educar en los valores del esfuerzo, igualdad, perseverancia y confianza para construir una sociedad más justa, eficiente y solidaria, para salvaguardar el Estado del bienestar.
Gemma Celdrán Canto