“A la reina Isabel, por su condición de mujer, se le intentó negar el trono”
Usted tiene varias publicaciones en defensa de los derechos de la mujer. ¿Qué reflexión puede hacernos en relación con el 8 de marzo?
Ese Día Internacional de la Mujer sigue siendo absolutamente necesario como celebración de lo logrado y como visibilización activa de lo que falta por conseguir en la consolidación (o en muchos casos simplemente el logro) de los derechos de las mujeres. Su dimensión internacional es importante porque nos recuerda que el problema es global y que hay que evitar dejar atrás a otras mujeres menos favorecidas. En ese mismo sentido: también es importante recordar activamente que la Historia no tiene un desarrollo lineal y que los retrocesos son posibles.
Por su obra Isabel II. Una biografía obtuvo el Premio Nacional de Historia en 2011. Para los registradores es la Reina que impulsó la creación del Registro moderno en 1861 del que se cumplen ahora 160 años. ¿Su condición de mujer determina las guerras que marcaron su reinado?
La reina Isabel me temo que no tenía la menor idea de lo que era el Registro moderno, pero sí es importante destacar que el hecho de que en la Primera Guerra Carlista (1833-139) triunfaran los liberales (que apoyaban sus derechos al trono a pesar de ser mujer) fue decisivo para colocar a España, con todas las dificultades, en los ejes de salida de la modernidad, incluida la referida al tema del Registro.
A la reina Isabel, por su condición de mujer, se le intentó negar el trono y se la denigró moralmente por una actitud hacia las relaciones amorosas (típicas de la aristocracia y del mundo de la Corte de la época) que se consentían e incluso se impulsaban en los hombres y por supuesto en los reyes. De ahí su fama de lasciva, caprichosa, ninfómana incluso. En cierto sentido, España estaba cambiando hacia una moral burguesa que esperaba que la reina se comportase como “el ángel del hogar” nacional: la representación de su moralidad aplicada a las mujeres. Para hacerse una idea: el ideal representado públicamente por la reina Victoria de Inglaterra la cual, por supuesto, en la realidad de su vida y de su pensamiento tenía muy poco de ama de casa burguesa. Pero era esa representación pública de los valores de la nueva sociedad lo que contaba para mantener el prestigio de la monarquía constitucional, ya no absolutista.
En resumen, Isabel II no fue una buena reina constitucional, pero no necesariamente por las razones que se han utilizado habitualmente contra ella.
«Pardo Bazán creyó firmemente -y lo impulsó en su obra y en su vida- en la igualdad de capacidades y oportunidades para los hombres y las mujeres»
Acaba de publicar la biografía de Emilia Pardo Bazán, y es comisaria de la exposición sobre ella en la Biblioteca Nacional. Háblenos por favor del feminismo y la defensa de los derechos de la mujer que hizo esta creadora.
Pardo Bazán creyó firmemente -y lo impulsó en su obra y en su vida- en la igualdad de capacidades y oportunidades para los hombres y las mujeres. Fue muy moderna en su insistencia respecto a que las mujeres son individuos de pleno derecho y no debían ser definidas y valoradas exclusivamente por un “destino de relación” con sus padres, hijos y esposos. Negó que el objetivo fundamental, la identidad fundamental de las mujeres, tuviese que ver necesariamente con la maternidad. Esto era realmente revolucionario en la época. Se negó también, frente a otras feministas del momento como Concepción Arenal, a considerar que existiera una “naturaleza distinta” de los hombres y las mujeres que validase la superioridad moral de las últimas y su especial relación con el cuidado y los sentimientos. Creía que las mujeres eran tan distintas entre sí como se permitía que los hombres lo fuesen entre ellos. Recomiendo leer, especialmente, dos novelas suyas: Insolación y Memorias de un solterón.
Se cumple también el 90 aniversario de la aprobación parlamentaria del sufragio femenino impulsado por Clara Campoamor. ¿Qué valoración puede hacernos?
Fue muy importante porque sin la capacidad de hacer política, la acción de las mujeres en su propia defensa queda muy maniatada. No todo es el voto, pero el voto es fundamental.