Los registradores de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles cuando ingresamos en el Cuerpo de Aspirantes, lo hacemos prestando juramento o promesa de cumplir fielmente las obligaciones del cargo con lealtad al Rey y guardar y de hacer guardar la Constitución como norma fundamental del Estado. Con la concesión del XV Premio Gumersindo de Azárate, que Su Majestad el Rey entregó al Poder Judicial, los registradores de España volvemos renovar nuestra lealtad a la Corona y a reiterar nuestro compromiso con la defensa de las instituciones como modo de favorecer la convivencia y el progreso social.
Nuestra Constitución nos recuerda que la justicia emana del pueblo, y se administra en nombre del Rey, por los jueces y magistrados integrantes del Poder Judicial, independientes, inamovibles, responsables y sometidos únicamente al imperio de la ley. Esta es la grandeza de su vocación que resume magistralmente el artículo 117.1 de nuestra Constitución.
Por ello, esta nueva edición del Premio Gumersindo de Azcárate no podía sino recaer en todos y cada uno de los más de 5.000 jueces y magistrados de toda España que, con independencia y vocación de servicio público, conforman el Poder Judicial, con la función constitucional de impartir justicia. A todos ellos, a todas ellas, va dirigido este reconocimiento que en su nombre recibió la presidenta de su órgano de Gobierno, del Consejo General del Poder Judicial, y presidenta del Tribunal Supremo, Isabel Perelló.
Porque reconocer al Poder Judicial es, como destacó Su Majestad el Rey, “reconocer y celebrar estas casi cinco décadas de historia democrática. Un tiempo de convivencia, de derechos y libertades, de progreso económico y mejora del bienestar social, que ha sido posible porque nuestros jueces y magistrados velan por ese principio sobre el que reposa nuestra arquitectura institucional y nuestra conciencia ciudadana: el principio de igualdad ante la ley”.
Un galardón que, como señaló Isabel Perelló, “encarna los valores de integridad, servicio público y compromiso con el Estado de Derecho, y que cobra mayor significado aún con la presencia de Su Majestad el Rey”, que “la sentimos como un respaldo de la Jefatura del Estado a la independencia y dignidad del Poder Judicial, y como un reconocimiento importante a la labor silenciosa de quienes, desde la Justicia, nos esforzamos por contribuir al fortalecimiento de nuestra democracia”.
Los ciudadanos depositamos nuestra confianza en los jueces, en la seguridad de que trabajan para hacer posible en nuestra sociedad la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político, valores superiores de nuestro ordenamiento jurídico, una tarea que nos incumbe a todos.
Reconocer al Poder Judicial es, como destacó Su Majestad el Rey, “reconocer y celebrar estas casi cinco décadas de historia democrática. Un tiempo de convivencia, de derechos y libertades, de progreso económico y mejora del bienestar social, que ha sido posible porque nuestros jueces y magistrados velan por ese principio sobre el que reposa nuestra arquitectura institucional y nuestra conciencia ciudadana: el principio de igualdad ante la ley”
Los registradores nos sentimos honrados cuando los tratadistas nos denominan jueces territoriales o fiscales de lo ausente, teniendo en ellos un referente a la hora de ejercer nuestro ministerio con independencia y con ecuanimidad, siempre con pleno respeto a la ley y a las decisiones judiciales. Y es que, con sus 164 años de historia, la Institución Registral goza, como resaltó Su Majestad el Rey, “de una vitalidad que la podría definir como más joven que nunca: es dinámica, moderna, avanza con el tiempo, y desempeña eficazmente su función de garante de la seguridad jurídica”.
España es un Estado social y democrático de derecho, y ello no sería posible sin el trabajo conjunto de los tres pilares: el poder ejecutivo, el legislativo y el judicial, reconocidos, todos ellos, con este galardón. Poderes que, sin merma de su independencia, cumplen con su función constitucional bajo la moderación del Jefe del Estado, Su Majestad el Rey, con pleno respeto a los valores que proclama el artículo 10 de la Constitución Española.
Los registradores de España agradecemos a Su Majestad el Rey estos once años de reinado, en los que la Corona ha cumplido magistralmente con la función que la Constitución le tiene encomendada, como símbolo de unidad y permanencia, arbitrando y moderando el funcionamiento regular de las instituciones.