1. La revisión funcional de los registros de bienes 

El Derecho está vinculado a un nivel técnico que condiciona tanto sus normas como sus principios y valores. En el contexto actual de transformación tecnológica digital, se hace imprescindible revisar las instituciones jurídicas para adaptarlas funcionalmente o sustituirlas por otras más eficaces. Este planteamiento es especialmente predicable de los registros jurídicos de bienes, concebidos como instrumentos de publicidad al servicio del tráfico jurídico. Su utilidad radica en fortalecer la seguridad del tráfico y de los derechos, lo que ha sido ampliamente demostrado desde el análisis económico del Derecho. Por tanto, la revisión de los registros debe ser funcional y operativa, no conceptual. 

En este marco, la inteligencia artificial (IA) emerge como un conjunto de métodos y técnicas que imitan la inteligencia humana y que han penetrado en la práctica jurídica. Estas tecnologías permiten la automatización de tareas rutinarias, como la revisión de contratos, el análisis de datos masivos y la predicción de resultados judiciales, e incluso, en algunos casos, la automatización de decisiones. Sin embargo, su implementación en los registros jurídicos debe ser cuidadosamente evaluada para no comprometer la seguridad jurídica como valor fundamental que estos aportan. 

En el caso de los registros jurídicos, la función del registrador como garante de la legalidad y la seguridad jurídica impide que las herramientas basadas en sistemas de IA asuman funciones decisorias. Sin embargo, estas tecnologías pueden ser útiles como herramientas instrumentales para apoyar la labor del registrador, siempre bajo su supervisión

La discusión sobre los registros jurídicos y la inteligencia artificial se desarrolla en tres coordenadas: los registros jurídicos de bienes como objeto del debate (en contraposición a los registros administrativos), el soporte electrónico como primer paso de modernización (consolidado en el espacio europeo) y las implicaciones de la implementación de herramientas basadas en sistemas de IA. 

2. ¿El Registro inteligente? 

La inteligencia artificial se define como la ciencia que permite diseñar máquinas capaces de realizar tareas que requieren inteligencia, adaptándose y aprendiendo por sí mismas. Según el Reglamento (UE) 2024/1689, un sistema de IA es una máquina diseñada para funcionar con distintos niveles de autonomía, mostrando capacidad de adaptación tras su despliegue. Estos sistemas se basan en algoritmos que pueden ser deterministas o no deterministas, siendo los últimos los que permiten el aprendizaje automático. 

Existen tres tipos principales de sistemas de IA, según su utilidad: la inteligencia artificial débil, que se centra en tareas específicas; la inteligencia artificial fuerte, que aún no existe, pero se espera que pueda resolver problemas mejor que los humanos en el futuro; y la superinteligencia, que busca superar las capacidades humanas. Las tecnologías que sustentan la IA incluyen el aprendizaje automático, el aprendizaje profundo, el procesamiento del lenguaje natural, los sistemas expertos, la visión artificial, el reconocimiento del habla y la planificación automática.

La incorporación de herramientas basadas en sistemas de IA a la práctica jurídica (Legal Tech) es ya una tendencia consolidada. Estas herramientas, basadas en sistemas de IA débil, se utilizan para automatizar tareas burocráticas, sugerir pasos de procedimiento, predecir resultados judiciales y apoyar la toma de decisiones. Aunque inicialmente se asociaron con la abogacía, su uso se ha extendido a otros operadores jurídicos, incluyendo la administración y la jurisdicción. 

En el ámbito registral, la implementación de estas herramientas plantea preocupaciones sobre si pueden sustituir la decisión humana. En el caso de los registros jurídicos, la función del registrador como garante de la legalidad y la seguridad jurídica impide que las herramientas basadas en sistemas de IA asuman funciones decisorias. Sin embargo, estas tecnologías pueden ser útiles como herramientas instrumentales para apoyar la labor del registrador, siempre bajo su supervisión. 

La implementación de herramientas basadas en sistemas de IA en los registros jurídicos requiere abordar tres cuestiones cordiales: 

  • el alcance de sus funciones que pueden desempeñar: siempre instrumentales, como la automatización de tareas rutinarias, pero no funciones decisorias, como la calificación registral, que implica un juicio de legalidad que requiere ponderación y motivación, teniendo presente, además, que la baja explicabilidad de algunos sistemas de IA, como los basados en aprendizaje profundo, puede comprometer el derecho al recurso y la tutela registral efectiva;
  • las implicaciones normativas: los sistemas de IA utilizados en los registros jurídicos podrían considerarse de bajo riesgo, según la clasificación del Reglamento, siempre que no influyan sustancialmente en la toma de decisiones ni planteen riesgos importantes para la salud, seguridad o derechos fundamentales;
  • y la protección de datos personales: los registros jurídicos son ficheros de datos personales y su tratamiento debe cumplir con la normativa de protección de datos, de suerte que en el desarrollo y despliegue de herramientas basadas en sistemas de IA, es fundamental garantizar la anonimización de los datos utilizados. Asimismo, el entrenamiento debe basarse en datos de calidad, por lo que puede afirmarse sin duda que las corporaciones registrales nacionales son idóneas para liderar este proceso de diseño de herramientas.

Pau Cuquerella