Hemos oído hablar mucho los últimos días sobre la situación laboral de la mujer española. Sobre la brecha salarial y sobre la necesidad de medidas para acabar con las causas que hacen que pueda competir en inferioridad frente al hombre. La aportación de propuestas para mejorar la actual situación siempre es provechosa. Pero algunas de las afirmaciones que hemos escuchado, o carecían por completo de datos, o se apoyaban en argumentos falsos.

Porque lo cierto es que el panorama negro que se ha llegado a pintar en algunas ocasiones no se corresponde a la evolución real del mercado laboral femenino. Estos son algunos de los datos estadísticos. Datos que dibujan un panorama sobre el que se debe seguir mejorando, por supuesto. Pero datos netamente optimistas.

La aportación de propuestas para mejorar la actual situación siempre es provechosa. Pero algunas de las afirmaciones que hemos escuchado, o carecían por completo de
datos, o se apoyaban en argumentos falsos

Los últimos años han servido para consolidar las tendencias positivas de la mujer en el mercado laboral. Desde el inicio de la crisis, las principales variables de actividad, ocupación y paro muestran tendencias positivas en su incorporación en igualdad al mercado de trabajo y proyección en él. Así, en estos momentos, apenas existen diferencias de género significativas entre los jóvenes. El complemento de maternidad está beneficiando sensiblemente a las mujeres, con subidas de su pensión por este concepto de hasta un 15%. La población activa femenina ronda ya los once millones de mujeres activas, en los niveles más altos de la serie histórica. Y la tasa de actividad femenina en España supera en casi dos puntos la media de la UE.

El empleo de las mujeres, por su parte, mantiene una tasa de crecimiento del 2,5% y la tasa de empleo sube en todos los tramos de edad, llegando al 56% para el conjunto de las mujeres, y con una reducción de la diferencia con la media europea de más de seis puntos.

La tasa de actividad femenina sigue esta misma tendencia y supera ya el 70%, más de dos puntos por encima de la media europea. Todo ello, con niveles de reducción del paro superiores al 10% anuales y en todas las edades.

No se trata de un año extraño. Sino más bien de algo que empieza a confirmarse como tendencia procedente de pasado ejercicios.

Así, el último informe del Ministerio de Empleo sobre la situación de la mujer en el mercado laboral -elaborado con los datos cerrados de 2016- mostraba igualmente caídas de más de dos puntos porcentuales del paro femenino logrando quedar a 10 puntos del nivel europeo por primera vez desde 2009.

Y todo ello avala, en absoluto el pesimismo mostrado en los últimos días por algunos sectores. Más bien, todo lo contrario: un sano y cauto optimismo. Porque la brecha de género ha llegado a mínimos históricos: diez puntos en tasas de actividad y de empleo, frente a casi veinte puntos en 2007. Y ello, con diferencias aún menores entre los jóvenes: de 4,2 puntos en tasa de actividad, y de 2,6 puntos en tasa de empleo.

Es más, según el último estudio del Ministerio de Empleo, el número de mujeres activas con alta cualificación ha subido un 28,3% entre 2007 y 2016. Y ese mismo 2016, de hecho, confirmó el dato de que las mujeres ya son mayoría entre los activos con nivel de estudios alto y en el empleo cualificado, representando el 53%, mientras que son minoría en los niveles bajos, menos del 40%.

Y todo ello, consiguiendo que el impacto de la maternidad sobre el empleo se encuentre en niveles mínimos, claramente inferiores a la media europea: la tasa de empleo de las mujeres con hijos es solamente 2,5 puntos inferior a la de la mujer sin hijos, frente a 8,8 puntos de diferencia para la media UE. Una diferencia que, además, se ha reducido desde 2007 en más de nueve puntos.

El escenario se complementa con otro dato alentador. Porque el 73,1% de las mujeres asalariadas tienen contrato indefinido, 5,6 puntos más que en 2011.

Esos son los datos estadísticos. Datos que avalan que hay que seguir avanzando. Pero en la dirección de las reformas laborales actuales. 

Carlos Cuesta