La historia de España como Estado miembro de la Unión Europea es la historia de un éxito. Un éxito que ha ayudado a la modernización de España, a su crecimiento e impulso comercial, a su desarrollo tecnológico, a su disciplina de gasto y a su implicación en proyectos internacionales. Y un éxito del que se vería apeado cualquier región europea que decidiese saltar de uno de sus Estados. Porque, como ya se ha informado por la Unión Europea directa y expresamente en el caso de Cataluña, si una región se independiza de un país miembro de la UE, quedará automáticamente fuera del espacio comunitario. Y por lo tanto, fuera de todo lo que ha propiciado el desarrollo de España dentro de Europa en las últimas décadas.
España en este periodo de pertenencia al espacio comunitario ha conseguido hitos como haber recibido más ayuda que lo que supuso todo el Plan Marshall de Estados Unidos para el conjunto de Europa. Y es que España se acerca ya a los 100.000 millones de euros netos de ingresos procedentes de distintas fuentes comunitarias frente a los 58.000 millones de euros del Plan Marshall para el conjunto europeo.
España, desde aquel 12 de junio de 1985 en el que firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea se ha convertido en el Estado más europeísta de todos los países miembros. Y es que en este periodo de convivencia europea España ha rebasado los 150 mil millones de euros en fondos estructurales recibidos. Una partida que ha financiado el 50% de las grandes obras públicas españolas. Desde el AVE hasta la T-4 de Barajas. Desde aeropuertos como el de La Palma, hasta las principales autovías, o carreteras secundarias.
Un presupuesto más que considerable. Pero tampoco demasiado lejano de los más de 100.000 millones de euros que ha recibido el campo español de manos de la Política Agrícola Común.
El saldo es más que considerable. Y es que frente a ese volumen de inversiones europeas -a las que habría que sumar partidas menores- España ha aportado a la Unión Europea cerca de 150.000 millones de euros.
Pero no sólo se trata de inversiones y fondos. La pertenencia al mercado único europeo ha favorecido la internacionalización de nuestra economía y que la práctica totalidad de las empresas del IBEX 35 cuenten en estos momentos con una facturación mayoritariamente internacional. Algo que ha impulsado, por ejemplo, que España haya tenido un despegue más rápido que el de sus economías vecinas tras la crisis; que seamos el principal socio comercial de países como Francia; o que nuestra renta per cápita haya pasado de 5.000 euros a 27.000 euros a lo largo de este periodo de pertenencia al marco comunitario.
«España, desde aquel 12 de junio de 1985 en el que firmó el Tratado de Adhesión a la Comunidad Económica Europea se ha convertido en el Estado más europeísta de todos los países miembros. Y es que en este periodo de convivencia europea España ha rebasado los 150 mil millones de euros en fondos estructurales recibidos»
Proyectos de desarrollo aeronáutico como el Clean Sky, de investigación como el Horizonte 2020, de medicina como el ORION Open Science, educativos como Erasmus o Leonardo, o de cualquier otro tipo de los que forman parte del inacabable catálogo de proyectos europeos de impulso y desarrollo de sus países forman parte igualmente de la esencia de Europa. Todos ellos terminan de conformar parte del éxito de un desarrollo español que se ha vivido en Europa y que no hubiera sido posible -al menos a este ritmo- fuera de Europa.
Y todo ello es lo que perdería Cataluña o cualquier otra región europea que decidiese saltar al vacío de un Estado miembro. Todo ello, más la posibilidad de financiar su deuda en euros -76.831 millones en el caso de la deuda estrictamente autonómica de Cataluña que quedarían sin posibilidad real de refinanciación a costes asumibles-, y más mecanismos de emergencia como el que salvó a España de caer en un rescate en la pasada crisis gracias a haber podido contar desde el 9 de junio de 2012 con un rescate bancario de hasta 100.000 millones de euros que el Estado utilizó para sanear el sistema financiero español a través del FROB.
Todo ello forma parte ya del éxito de España. Y dejaría de formar parte de la historia de quien se vaya o simplemente opte por generar barreras al desarrollo natural.
Carlos Cuesta