El ya lejano 26 de diciembre de 2017, fruto del resultado de las elecciones colegiales, tomamos posesión de la Junta de Gobierno un nuevo equipo de compañeros, que con importantes modificaciones ha llegado hasta hoy.
El día 15 de octubre, se abrió, en nuestra Corporación, un nuevo proceso electoral, del que saldrá elegida una nueva Junta de Gobierno, ya que la que he presidido ha agotado el mandato estatutario, que no permite superar dos periodos de cuatro años.
Hace ya ocho años, se abrió una nueva etapa en los órganos de Gobierno del Colegio Nacional de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles, y como consecuencia de ello, también en la revista Registradores.
En esta etapa, bajo la magistral dirección de Antonio Tornel, cada nuevo número de la revista se ha ofrecido a todos ustedes, como lugar de encuentro donde debatir todo aquello que contribuya al fortalecimiento de nuestro Estado de Derecho, haciendo presentes los principios recogidos en su artículo 10.1: “La dignidad de la persona, los derechos inviolables que le son inherentes, el libre desarrollo de la personalidad, el respeto a la ley y a los derechos de los demás son fundamento del orden político y de la paz social”.
La revista ha pretendido dejar en un segundo plano el protagonismo de los registradores, para centrarse en los proyectos, en los principios que rigen nuestra sociedad, y en los logros que fortalecen a nuestra sociedad. Todo ello sin duda desde la perspectiva de la Institución Registral.
Desde estas páginas, hemos tratado de visibilizar la necesaria igualdad entre hombre y mujer, pero también la imprescindible igualdad de oportunidades, que permite que el cargo de registrador se articule como un verdadero ascensor social. A ello contribuye decisivamente la Fundación Registral, con un sistema revolucionario de becas, que se devuelven cuando se aprueba la oposición, para poder apoyar a otros jóvenes.
En cuanto a la igualdad de hombre y mujer, nuestro compromiso es total, no es algo nuevo, hace ya muchos años, aprendimos a mirarnos unos a otros, descubriéndonos sólo como personas. Ello lo ha facilitado el hecho de que contamos con una fuerte presencia de mujeres, baste recordar que ya en 1988 alcanzamos la paridad en los aprobados de la oposición de aquel año. Esta Junta de Gobierno, con una mujer al frente, ha convivido con una Asamblea de Decanos Territoriales y Autonómicos mayoritariamente femenina. Para nosotros la igualdad es algo interiorizado, y desde el convencimiento de que la dignidad humana exige igualdad, hemos querido dar voz y presencia a las profesionales que, en sus respectivas responsabilidades, trabajan por una sociedad más justa.
En cuanto a la igualdad de oportunidades, hemos patentizado la validez de un sistema que sólo se rige por los principios de mérito y capacidad. Así se ha vislumbrado en las sucesivas promociones de aspirantes a registradores que han pasado por estas páginas.
En esta etapa, hemos buscado que en cualquier acto en el que participara el Colegio de Registradores, especialmente en esta revista, se propiciara un espacio sereno para la exposición de las distintas tendencias del pensamiento jurídico, filosófico o literario, sin descalificaciones a otras profesiones u opiniones, con total neutralidad. Hemos procurado un ámbito para el debate.
Juntos pasamos el aislamiento del COVID. Juntos sufrimos por todos aquellos cuya naturaleza no les permitió superar la enfermedad. Las oficinas registrales permanecieron abiertas, como servicio esencial. Esta revista no se apagó en esos momentos, sino que continuó editándose en papel, como signo de esperanza. Todos nos sumamos al desafío de cuidar de nuestra integridad personal. Esta actitud de mantenimiento del servicio no impidió que nos cuidáramos nosotros mismos, pero también a nuestros empleados, y a nuestros familiares. A pesar de las circunstancias, de la restricción a la movilidad, todo aquel que lo precisó pudo obtener una nota simple con la que acreditar su titularidad, inscribir las moratorias hipotecarias, o celebrar Juntas Generales.
En estos años hemos compartido con vosotros tanto nuestros proyectos como su materialización, cuando fueron considerados útiles por el Gobierno o el Parlamento.
Quisiera referirme a dos desafíos de los que ustedes han sido testigos privilegiados y que, en ambos casos, contaron con la presencia de Su Majestad el Rey Felipe VI, un honor y un estímulo para todos los registradores.
El primero fue el traslado de la sede colegial del edificio provisional de Diego de León, al moderno y funcional edificio situado en Príncipe de Vergara. Volvíamos a los orígenes, a la antigua sede registral, a la que fue nuestra antigua sede, pero volvíamos renovados, adaptados a la modernidad, ofreciendo una imagen renovada más ajustada a nuestra realidad.
El segundo desafío ha sido y es el Registro Electrónico. De un día para otro, y no en sentido figurado sino real, la fe pública registral pasó del folio de los tomos registrales, al folio electrónico. Los registros de la propiedad, mercantiles y de bienes muebles, todos al unísono, se despertaron el 13 de mayo con una configuración nueva, que no obstante mantenía vivos e incólumes los principios hipotecarios.
Un servicio cercano, desde el ordenador del usuario o presencialmente en las oficinas registrales. Con especial atención a nuestros mayores, a los que tenemos especialmente presentes a través de Jubilare, una plataforma en la que se presta especial atención al cuidado desde todas las perspectivas.
Un robustecimiento de la función registral, especialmente patente en la nota con información continuada, que permite conocer en tiempo real la situación jurídica de la finca, y su evolución, sobre la que se quiere contratar. Una publicidad dinámica.
Este Registro electrónico que se desenvuelve a través del OpenData, en el ámbito mercantil, permitiendo conocer los datos esenciales de las sociedades mercantiles en abierto.
Una estadística enriquecida y dinámica, con una información fiable y veraz sobre la que proyectar las políticas públicas.
Una plasmación de lo que supone ir todos a una: la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública, la Junta de Gobierno, la Asamblea de Decanos, los compañeros registradores y el personal de los registros.
En estos momentos la Institución Registral afronta el penúltimo desafío, el acceso de los alquileres de viviendas al Registro de la Propiedad. Una realidad prevista en la Ley Hipotecaria de 1861, que todavía está pendiente de desarrollo. Los arrendatarios deben gozar de la protección registral, equilibrando los legítimos intereses tanto de los arrendadores como de los arrendatarios. Una tarea que, a nuestro juicio, debe a la concesión de los números de registro único de alquiler mediante una nota marginal junto a la finca, tras valorar los aspectos civiles del titular y de la comunidad de propietarios.
Los NRUAS, operan con pleno respeto a la competencia autonómica en materia de turismo, la única que puede determinar qué requisitos debe reunir un alquiler turístico, ya que la obtención del número es una operación voluntaria, a los solos efectos de anunciarse en las plataformas, pero que en modo alguno impide el ejercicio de la actividad.
Un sistema que ha tenido en cuenta los estatutos de las comunidades de propietarios, principales afectados por el ejercicio de esta actividad.
Se cierra esta etapa, con una Institución Registral preparada para asumir e integrar los retos de la Inteligencia artificial. Con un ojo en los principios hipotecarios y otro en la ciudadanía y sus necesidades.
Esta revista no podría haber realizado su función sin el esfuerzo de José Gómez de la Torre, a quien queremos agradecer públicamente su dedicación y devoción a esta revista.
Admirados lectores, gracias por habernos acompañado en estos ocho años, se cierra una etapa, y simultáneamente se abre otra con una nueva Junta de Gobierno a quien deseamos todo el acierto. Los registradores seguimos caminando, con lealtad a nuestra nueva Junta de Gobierno.
María Emilia Adán