Ana Moreno Avena se enfrentó, con 17 años, a la negativa para acceder a las pruebas de ingreso en las Fuerzas Armadas debido a que su petición no era admisible “legalmente” porque la presencia femenina no estaba regulada en la Defensa Nacional. Era el año 1987. Moreno Avena, que quería ser piloto, inició una batalla legal que culminó en 1991, cuando el Tribunal Constitucional declaró nulo el acto o resolución que la había excluido de ese proceso y reconoció a la recurrente el derecho a la igualdad y a no ser discriminada en el acceso a la Academia General del Aire. El fallo llegó tarde para ella, pero fue sin duda una pionera en la lucha por la igualdad de las mujeres.
El Real Decreto que permitía el acceso de las mujeres en las Fuerzas Armadas y en la Guardia Civil tiene fecha de 22 de febrero de 1988. En el Ejército esa incorporación no conllevaba la plena integración femenina -sucedió finalmente en 1989-, aunque en la Guardia Civil, desde el primer momento, las mujeres sí pudieron optar a todas las especialidades y realizar todas las funciones previstas en este Cuerpo.
Sin olvidar a las predecesoras, las matronas, que desde el año 1948 apoyaban a la Institución con su trabajo sin que en ningún momento se les concediera el mismo reconocimiento que a sus compañeros, 197 mujeres se convirtieron hace ahora 33 años en las primeras “guardias civiles femeninas”. Formaron parte de la 94ª promoción de la Academia de Baeza (Jaén) y supusieron el 8,1% del total del alumnado. Actualmente, la 126ª promoción acaba de comenzar su formación en este centro con 533 mujeres, un 24,74% del alumnado.
Nuestro trabajo pasa por incorporar la igualdad y la diversidad a la estrategia interna, adecuando las estructuras; fomentando la sensibilización en esta materia; y reafirmando nuestra tolerancia cero hacia cualquier tipo de acoso, discriminación o violencia sobre las mujeres
En cuanto a las oficiales, en 1993 ingresó la que se convertiría en la primera teniente de la Guardia Civil, la ahora teniente coronel Cristina Moreno Martínez. Desde entonces, tanto a través del acceso directo de oficiales como de promoción interna, el número de mujeres ha ido aumentando y en estos momentos son 137, un 4% de la oficialidad.
El número de mujeres en la Guardia Civil, independientemente del empleo que ostenten, es insuficiente y se trabaja para aumentar la representación femenina y lograr que estas ocupen cada vez más puestos de responsabilidad. Hace pocas semanas, por ejemplo, la teniente coronel Silvia Gil Cerdá se ha convertido en la primera Jefa de una Comandancia en España, la de Teruel. Las mujeres están presentes en la práctica totalidad de las especialidades -excepto el GAR, la UEI y el GEAS- y empiezan a ocupar destinos en el extranjero en diferentes misiones internacionales.
No podemos –ni debemos- parar aquí. Nuestro objetivo es ser ejemplo y referente en igualdad, haciendo posible que más jóvenes se incorporen a la Guardia Civil y que el talento femenino contribuya a ofrecer el mejor servicio a la ciudadanía. Además, las mujeres guardias civiles deben poder desarrollar sus carreras profesionales de forma paralela a las de sus compañeros, sin que su condición de mujer o aspectos relacionados con la conciliación representen una barrera en sus aspiraciones.
Nuestro trabajo pasa por incorporar la igualdad y la diversidad a la estrategia interna, adecuando las estructuras; fomentando la sensibilización en esta materia; y reafirmando nuestra tolerancia cero hacia cualquier tipo de acoso, discriminación o violencia sobre las mujeres. Puedo decir, como feminista y primera mujer en dirigir la Guardia Civil, que estos son los objetivos que nos hemos marcado, tanto hombres como mujeres, porque la igualdad es tarea de toda la sociedad.
Así lograremos cumplir con los derechos reconocidos internacionalmente y dejar definitivamente en el pasado esa negativa a la que se enfrentó Ana Moreno Avena en 1987.
María Gámez Gámez