“Tenemos que poner en marcha lo que yo llamo el feminismo 4.0”
¿Qué representa para usted el 8 de marzo, Día Internacional de la Mujer?
Diría que tengo sentimientos encontrados. De alegría por todo lo que se ha avanzado en la igualdad de oportunidades si pensamos desde un punto de vista de barreras legales como las que yo misma viví cuando terminaba mi carrera universitaria, o de aceptación social de la capacidad de la mujer hoy, para cualquier tipo de actividades, profesiones y funciones en la sociedad española, como cualquier hombre.
Pero de mucha tristeza, cuando veo las estadísticas de tantas mujeres aún hoy en día asesinadas a manos de sus parejas, también aquí en España. Y de preocupación cuando veo el camino que aún nos queda por recorrer para superar los llamados techos de cristal. Aunque con una gran esperanza, porque ahora “la pelota” para agilizar el paso, está más que nunca en nuestras manos.
¿Cuál sería entonces a su juicio el papel que pueden jugar las mujeres para agilizar el paso?
No va a ser fácil, pero es el momento de estar más unidas que nunca para resetear nuestro mensaje. No quiero seguir hablando desde el victimismo, denunciando y denunciando.
Tenemos que pasar a la acción en un momento en el que la pandemia, que sin duda ha llevado a más mujeres al paro, por estar en trabajos más fácilmente amortizables, nos ha ayudado a que los hombres, nuestros jefes, en muchas ocasiones, hayan pasado de la noche a la mañana a teletrabajar, logrando la continuidad del negocio, trabajando desde casa. ¡Gran descubrimiento! Y así han entendido que las tecnologías son instrumento de inclusión y facilitan el trabajo y la calidad de vida de todos. Tecnologías de la información y el conocimiento, clave para el aprendizaje continuo en igualdad de oportunidades para las mujeres, pero que también tienen que hacer los hombres para hacer frente a los nuevos retos “post 2020, el año que cambio nuestras vidas”.
Ya nada volverá a ser como antes, nuestras costumbres, nuestros viajes, la forma de relacionarnos, la forma de comprar, nuestro ocio…, y por ello tenemos que poner en marcha lo que yo llamo el feminismo 4.0.
«No va a ser fácil, pero es el momento de estar más unidas que nunca para resetear nuestro mensaje. No quiero seguir hablando desde el victimismo, denunciando y denunciando»
¿Podría desarrollar un poco en qué consiste el “feminismo 4.0” del que habla?
Con gusto, pues es lo que a mi juicio termina con la palabra conciliación, que ha quedado vacía de contenido de tanto conjugarla solo en femenino.
Feminismo 4.0 es la incorporación de los hombres a la escuela de paternidad, a la vida de familia a un solo clic: desde cuando se responsabilizan de hacer la compra on line cada vez que falta algo en la casa, hasta el email o calendario que le avisa de una videoconferencia, que tiene que llevar al niño al médico o al partido de rugby… Es lo que llamo renuncias compartidas que le permiten a la mujer ocuparse más de su desarrollo personal y profesional, que revierte también muy positivamente en su familia.
Hacer networking, que antes sólo podían hacerlo ellos, y tantos otros ejemplos que me darían para más de una conferencia. Porque mi propósito, en la vida, ha sido y es ayudar a la mujer, que siendo o queriendo ser madre, puede y debe hacer una carrera profesional tan brillante como cualquiera. Que la maternidad no sea una limitación sino una fuente de inspiración y aportación de experiencias en su trayectoria profesional.
Como vicepresidenta de Santander España, ¿cree que esto es posible?
Tenemos algo muy potente a nuestro favor en el Grupo Santander: una mujer como Ana Botín que se ha creído y pone en práctica lo que el feminismo del siglo XXI significa.
Con las políticas de cultura corporativa que ella puso en marcha desde su llegada, está ayudando a derribar muchos obstáculos en el camino hacia la verdadera igualdad estableciendo métricas, objetivos y políticas concretas para dar los pasos necesarios.
Y como además estamos en la economía de las plataformas, animo a todas las mujeres que nos lean, a formar parte si aún no lo están, o a crear en sus empresas si aún no existen, plataformas de conectividad, verdaderas Task Force de Credit Risk, donde por una parte damos a conocer los sesgos inconscientes que aún siguen existiendo. Para no dejar que los techos de cristal se consoliden como techos de cemento, y que al mismo tiempo, compartiendo preocupaciones e inquietudes, estas task force, nos sirvan como construcción del mejor capital humano que las mujeres, con nuestra forma de trabajar desde el liderazgo emocional, estamos aportando a nuestras empresas.