Si queremos analizar qué supone la moda en las sociedades modernas, es necesario hacerlo a partir de un análisis de lo que ocurre hoy en torno a los temas más diversos, políticos, económicos y sociológicos, para encuadrarlo en este contexto de la globalización en que nos movemos.
No es fácil enfocar de forma real, lo que sucede en torno a ese fenómeno que mueve, miles de millones de euros, de dólares o de yens, no sólo en las grandes capitales del mundo occidental. En los lugares más insólitos hay un despertar a esta forma de expresión, que es el vestirse; una necesidad vital que se mueve entre el arte y el negocio, generando imperios financieros de gran calibre y creando muchos puestos de trabajo a su alrededor.
Por otra parte, moda no es sólo lo que nos ponemos encima sino todo lo que nos rodea con un punto de innovación y de vanguardia. La moda con su ritmo trepidante, con una fugacidad cada vez más evidente, siempre jugando al borde de lo efímero con ese sucederse de imágenes, vivencias, escenarios, estaciones y propuestas debería ayudarnos a entender el tiempo con todas sus consecuencias.
Moda es el lujo de mirarnos al espejo y elegirnos a nosotros mismos, de elegir nuestra imagen, de decidir, no lo que queremos representar en la vida sino lo que queremos ser, en un claro alarde de autenticidad
Puede aparecer, en cierto sentido, como una tiranía insoportable. Pero hay que saber mirarla de frente: es una tiranía que somos capaces de evadir, lo que no supone darle la espalda. Sería la mayor de las locuras. No se puede caer en el rechazo a una industria que en el sector textil, sólo en España, emplea a 800.000 personas. Pero esa fuerza y esa importancia de la moda nos debe poner en guardia del peligro que encierra el hacernos caer en cierta uniformidad a la hora de vestirnos o incluso en la forma de vivir: tenemos que empeñarnos por buscar nuestra identidad propia. Moda, es el lujo de mirarnos al espejo y elegirnos a nosotros mismos, de elegir nuestra imagen, de decidir, no lo que queremos representar en la vida sino lo que queremos ser, en un claro alarde de autenticidad. Frente a las mil opciones que estamos viendo en pasarelas y revistas, a través de Internet o en programas de TV, el gran lujo no está en tener muchas cosas sino ser muchas cosas. Construir espacios creativos donde cada uno encuentre su personalidad. Buscar nuevas opciones, apostar por ser uno mismo hasta transmitir en todo una estética personal.