Desde que en la promoción de 1941 ingresaran las primeras mujeres al Cuerpo de Registradores, su incorporación ha ido creciendo hasta alcanzar, en la promoción de 2016, el 80 por ciento. En la actualidad son 524 mujeres las que lo conforman, representando el 48,70% del total.
Bajo el reinado de Isabel II, el 8 de febrero de 1861, se promulgó la Ley Hipotecaria que vino a significar el origen y la fundación del sistema vigente de Registro Inmobiliario. En este 160 Aniversario de la aparición de la nueva Ley, seguimos conmemorando uno de los momentos claves en el cambio del ordenamiento jurídico español, al pasar de una situación de acumulación normativa estratificada al tratamiento científico de la norma, dando paso de esta manera al proceso de leyes codificadoras.
A lo largo de estos 160 años de existencia, la primitiva norma legislativa ha sido modificada sucesivamente, pero aún mantiene vigente lo esencial. Al amparo de la ley se creó, también en 1861, el Registro de la Propiedad, que tiene por misión “la inscripción o anotación de los actos y contratos relativos al dominio y demás derechos reales sobre bienes inmuebles”. El entonces ministro de Justicia, Santiago Fernández Negrete, calificó a la ley en su presentación en las Cortes como una “obra cumbre de literatura jurídica, luminosa disertación… y pieza insuperable para conocer nuestro sistema hipotecario”. Igualmente, durante la conmemoración de su 150 Aniversario, el entonces ministro de Justicia, Francisco Caamaño, calificó en su discurso a la ley como “pieza maestra, confeccionada con ejemplar calidad técnica, en la que se racionaliza y ordena con envidiable acierto y esmero una materia compleja, hasta formar un sistema propio y acabado con vocación de modelo intelectual de referencia”.
REGISTRADORAS
Como señala Antonio Pau en su obra Historia del Colegio de Registradores de España, la primera Ley Hipotecaria no se preocupó de excluir a las mujeres de la carrera registral. Era tan evidente que la mujer era ajena a las tareas profesionales, que se limitó a exigir que el opositor tuviera veinticinco años y el título de abogado.
Ochenta años más tarde, en 1924, una de las primeras licenciadas en Derecho pensó preparar las oposiciones a registrador de la propiedad, y planteó una consulta al Gobierno. La Real Orden de 24 de abril de ese año zanjaba la cuestión radicalmente: no era posible.
A las dos semanas de proclamarse la Segunda República, un Decreto firmado por Alcalá Zamora cambia radicalmente el criterio en términos muy críticos con el que se venía sosteniendo.
La legislación hipotecaria de 1944-1946 vuelve a prohibir a las mujeres opositar a registros. Pero al amparo de la autorización republicana ya habían ingresado siete: cuatro en la promoción de 1941 (María de los Ángeles Torcida Fuente, Carmen Bono Huerta, Beatriz Blesa Rodríguez y Cecilia Puente Ojea) y tres en la promoción de 1946 (Ana Viola Sauret, Carmen Gomà y María Teresa Guerreira Marcos), lo que situó al escalafón del Cuerpo de Registradores, dentro de los de la alta función pública, en el primero en admitir a la mujer. Este hecho debía haber sido suficiente para mantener abierto el acceso, pero no fue así.
María Emilia Adán se convirtió en el año 2017 en la primera mujer en acceder al cargo de decana del Colegio de Registradores en sus 85 años de historia
No obstante, para suavizar el rigor de la prohibición, una Orden ministerial de 18 de noviembre de 1948 reconoció a las mujeres que habían iniciado la carrera antes del año 1945 la posibilidad de opositar a registros. Esa norma hizo posible que una mujer ingresara en la promoción de 1954.
La Ley de 22 de julio de 1961, sobre derechos políticos, profesionales y de trabajo de la mujer, abrió definitivamente el acceso de las mujeres a la profesión registral. Sin embargo, el número de registradoras aumentó con lentitud: una en la promoción de 1964, otra en la de 1968, dos en la de 1970, tres en la de 1972, dos en la de 1974 y tres en la de 1976.
La Reina cuyo régimen liberal impulsó la creación del Registro moderno
María Isabel Luisa de Borbón y Borbón, hija primogénita del Rey Fernando VII y de su cuarta esposa María Cristina de Borbón Dos Sicilias, sobrina carnal del Monarca. Según Trinidad de Ortuzar en su biografía recogida en el Diccionario Biográfico de la Real Academia de la Historia, “su nacimiento fue muy deseado, al no haber logrado su padre descendencia de sus tres matrimonios anteriores, pero dividió a España en dos bandos, pues a los dos días de morir Fernando VII, el 29 de septiembre de 1833, estalló la guerra civil —la Primera Guerra Carlista—, al no reconocerla su tío, el infante Carlos María Isidro, hermano de Fernando VII, como reina legítima de España, a pesar de que en marzo de 1830, Fernando VII había hecho público lo aprobado en las Cortes celebradas en Madrid, en 1789, sobre restablecer el orden tradicional en la sucesión al trono. Con ella, se derogaba el Auto acordado de Felipe V y se restablecía la tradición de la Monarquía española por la cual las mujeres podían reinar, por lo que Isabel fue jurada princesa de Asturias el 20 de junio de 1833 y proclamada Reina el 24 de octubre del mismo año”.
LA IGUALDAD ES UN HECHO
Con el reconocimiento en nuestra Constitución, en su artículo 14, de la igualdad de sexos, se produjo una profunda aceleración del acceso de las mujeres al Cuerpo de Registradores, que a partir de la promoción de 1983 empieza a producirse por decenas. En la de 1985 ingresan cuarenta mujeres. En el año 2000 suman ya 272 en el escalafón. Actualmente se puede afirmar con datos que entre los registradores la igualdad es un hecho. En las promociones de 1993, 2002, 2004, 2010, 2012, 2013 2014, 2016 y 2018 el número de mujeres aprobadas superó al de los hombres, siendo la promoción de 2016 la que incorporó hasta la fecha un mayor número de mujeres, con un 80%. En la actualidad, el Cuerpo de Registradores de la Propiedad, Mercantiles y de Bienes Muebles está integrado por 524 mujeres, el 48,70% del total.
Otro hito femenino se alcanzó en 1978, y tuvo como protagonista a Isabel Adoración Antoniano González, que se convirtió en la primera mujer en alcanzar el primer puesto de su promoción. Siguieron sus pasos posteriormente María Serrano Gotarredona (1988), Laura García-Pumarino Ramos (1990), María Leonor Rodríguez Sánchez (1993), María del Rosario Molina Navarro (1996), María Núñez Núñez (1998), que también fue presidenta de la Asociación Profesional de Registradores (APR); Marta Albert Sánchez (2004), Enma Rojo Iglesias (2012) y Cecilia Sánchez Fernández-Tresguerres (2016).
Estos datos no solo confirman que entre los registradores la igualdad es un hecho, sino que además las mujeres en la institución registral se han situado en todas las áreas de responsabilidad orgánica y jurídica, y son muchas las que están al frente de los órganos de dirección, situando a la Institución Registral como un cuerpo pionero en la aplicación de la igualdad.
Otro hito femenino se alcanzó en 1978, y tuvo como protagonista a Isabel Adoración Antoniano González, que se convirtió en la primera mujer en alcanzar el primer puesto de su promoción
En este sentido cabe señalar que desde que en 1994 María Jesús Torres Cortel se convirtiera en la primera decana autonómica al ser elegida al frente de los registradores de Galicia, la presencia de las mujeres en los órganos autonómicos y territoriales no ha dejado de crecer. A Torres Cortel le siguieron Clara Patricia González Pueyo y Carolina Martínez Fernández en La Rioja, Pilar Palazón en Aragón, Marta Valls en Cataluña, Ana Elisa de Gregorio en La Rioja, María Josefa Pérez Martín en Madrid, desde donde promovió el Premio Gumersindo de Azcárate; Silvia Núñez en Baleares, Margarita de Carlos en Asturias, Adoración Reyes Gómez de Liaño en Castilla y León, la actual decana nacional María Emilia Adán en la Comunidad Valenciana y Ana Isabel Baltar en Extremadura.
En la actualidad son ocho las registradoras que dirigen un decanato autonómico o territorial: Rosario Jiménez en Andalucía Oriental, María del Pilar de la Oliva en La Rioja, María Ángeles Ruiz Blasco en Aragón, Alicia López-Tormos en Cantabria, Carmen Florán en Cataluña, Begoña Longás en la Comunidad Valenciana, Belén Merino en la Comunidad de Madrid y Gemma Celdrán en el País Vasco.
REGISTRADORAS EN LA JUNTA DE GOBIERNO
Carmen de Grado fue la primera mujer que accedió a la Junta de Gobierno del Colegio de Registradores en el año 1988 como secretaria de Mutualidad, y también la primera vicedecana del Colegio en 2010. Sus pasos como vocales de la junta directiva fueron seguidos en 1994 por María Victoria Arizmendi como directora del Servicio de Previsión Mutualista y María Belén Andújar como censor-interventor.
En 1998 Pilar García Goyeneche y Concepción Molina formaron parte de la de la Junta de Gobierno como directoras del Servicio Registral de Protección a los Consumidores y de Cooperación Comunitaria, y del Servicio de Sistemas de la Información respectivamente. Molina repetiría en 2006. Posteriormente Isabel Cabra ocupó el puesto de vocal adjunta al decano-presidente en 2007. En 2009 ocuparon ese mismo cargo María Teresa López Ruiz y Eugenia Herrero. Formaron parte del equipo directivo colegial en 2010 María Josefa Pérez Martín (directora de Relaciones Institucionales), Almudena del Río (directora de Relaciones Internacionales), Belén Madrazo (directora del Servicio de Atención a los Consumidores y Usuarios y de Medio Ambiente) y M.a Ángeles Echave-Sustaeta (directora del Servicio de Coordinación de Registros Mercantiles). En 2011 se incorporó Belén Menéndez como vocal adjunta al decano y en 2012 María Luz Sánchez-Jáuregui. En el año 2014 formaron parte de la Junta de Gobierno, Beatriz Corredor (directora de Relaciones Institucionales), Ana del Valle (directora del Servicio de Coordinación de Registros Mercantiles), Nieves Ozámiz (censor-interventor y directora del Servicio de Previsión Colegial), y en 2015 se incorporó como vocal adjunta al decano Mercedes Blázquez.
Beatriz Corredor, también fue la primera mujer en ocupar el puesto de vocal registrador en el Tribunal de Oposiciones (2005-2006), y al margen de sus labores corporativas, se convirtió en la primera registradora en formar parte del Consejo de Ministros del Gobierno de España como ministra de Vivienda entre los años 2008 a 2010.
En la Junta de Gobierno actual forman parte de la directiva Mercedes Ríos (tesorera), M.a Pilar Rodríguez Álvarez (censor-interventor y directora del Servicio de Previsión Colegial), Rocío Perteguer (directora del Servicio de Medio Ambiente, Consumidores y Usuarios), y las vocales adjuntas a la decana María Luz Sánchez-Jáuregui y Pilar García Goyeneche. Por su parte María Emilia Adán se convertía en el año 2017 en la primera mujer en acceder al cargo de decana del Colegio de Registradores en sus 85 años de historia. Estas son algunas de las muchas registradoras que han desarrollado funciones institucionales dentro de los diferentes organismos de la Corporación.
Paralelamente a la progresiva incorporación de las mujeres al Cuerpo de Registradores, lo han hecho también a los puestos de responsabilidad y decisión dentro de la administración de Justicia. En este sentido cabe señalar que dos han sido las ministras de Justicia del Gobierno de España: Margarita Mariscal de Gante (1996-2000) y Dolores Delgado (2018-2020) y cuatro mujeres han estado al frente de la Dirección General de los Registros y del Notariado: Ana López Monis (2000-2004), Pilar Blanco-Morales (2004-2009) y Ángeles Alcalá (2009-2011). Desde 2020 el cargo lo ostenta con la denominación de Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública, Sofía Puente.
Impulsora del sufragio femenino en España
Abogada, escritora, política y defensora de los derechos de la mujer española, Clara Campoamor fue elegida diputada por la circunscripción de la ciudad de Madrid en las elecciones de 1931 (entonces las mujeres podían ser elegidas, pero no podían votar) por el Partido Radical, tras proclamarse la Segunda República. Durante el periodo de las Cortes Constituyentes de 1931 formó parte del equipo que elaboró el proyecto de la Constitución de la nueva República integrada por veintiún diputados. En dicho organismo luchó por establecer la no discriminación por razón de sexo, la igualdad jurídica de los hijos e hijas habidos dentro y fuera del matrimonio, el divorcio y el sufragio universal, a menudo llamado “voto femenino”. Consiguió todo, excepto lo relativo al voto, que tuvo que debatirse posteriormente. El debate final celebrado el 1 de octubre fue un acontecimiento. Campoamor fue considerada como la vencedora y la aprobación del artículo 34 que posibilitó el sufragio femenino se logró con 161 votos a favor por 121 en contra.