A Estrada, Almazán, Aracena, Arteixo, Aspe, Caldas de Reis, Chiva 1, La Rinconada, Morella, Olot, Onteniente, Pinto, Quiroga, Sagunto 1, San Lorenzo de El Escorial 3, San Miguel de Abona, San Vicens de Horts, Santurce, Sarria, Tolosa, Torrente 1 y 2 y Ubrique, son algunos ejemplos de Registros de la Propiedad que han renovado sus instalaciones durante los últimos meses con el objetivo de ofrecer a los usuarios un servicio cada vez más rápido, ágil y seguro.
Además, algunas de estas oficinas registrales tienen la particularidad de encontrase geográficamente en zonas de la llamada España vaciada. Se trata de comarcas más despobladas, en ocasiones con dificultades de acceder a los servicios que se pueden encontrar en otras ciudades, pero que todas ellas tienen en común la existencia de un Registro de la Propiedad con unos profesionales al frente que además de poner a su disposición la seguridad jurídica que la institución registral ofrece en nuestro país, ofrecen a los usuarios todo tipo de asesoramiento en cuestiones legales sobre diversas materias. Es en este tipo de localidades donde la función social del Registro se hace más patente.
Es el caso del Registro de la Propiedad de Sarria-Becerreá, situado en la provincia de Lugo, en pleno Camino de Santiago, que comprende doce términos municipales, y que fue agrupado por el RD 195/2017 por necesidades de servicio. Hoy este Registro, que a su vez actúa como oficina colaboradora de la Administración autonómica, da servicio a la población de estos núcleos rurales que alcanza unos 25.000 habitantes.
La sede de Sarria se ubica en un edificio moderno de reciente construcción, con accesibilidad absoluta, y dotado de las últimas tecnologías y sistemas de seguridad. Por su parte, la sede de Becerreá, que cuenta con las mismas características, se ha ubicado en un edificio histórico protegido. Como nos cuenta su registradora, María Cristina González Pereda, es sin duda en estas localidades en donde “el Registro cumple su más claro servicio público y función social. Es en estos Registros ubicados en zona rural donde la relación con los propios ciudadanos se estrecha”. En esta zona caracterizada por el minifundismo de su propiedad que dificulta su explotación, incluso el acceso a ciertos enclaves y donde las fincas en ocasiones adquieren más valor sentimental que económico, dice, “se pone en alza el respeto a su modo de vida que consiste en mantener las propiedades generación tras generación, con ese ideal familiar gallego de su legislación especial”.
Esa ha sido la idea en estos nuevos locales: dar cercanía y visibilidad a las oficinas del Registro de la Propiedad. Y como destaca González Pereda, “si contribuimos a facilitar la publicidad del dominio y demás derechos reales tan importantes en nuestro sistema inmobiliario, también nosotros debemos ser visibles, accesibles y asequibles al conocimiento directo del ciudadano”.