El ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, presidió el acto de entrega de las medallas de honor de Colegio de Registradores, que este año tuvo una significación especial al coincidir con el 160 aniversario de la Ley Hipotecaria.
El Colegio de Registradores de España celebró un año más el acto de entrega de sus medallas de honor, con las que se quiere distinguir a aquellas personas, colegiados o no, que hayan destacado en la protección, salvaguarda y apoyo del control de la legalidad, así como a aquellos registradores que se han distinguido por un ejemplar ejercicio profesional y han destacado por su colaboración en tareas colegiales.
El acto estuvo presidido por el ministro de Justicia, Juan Carlos Campo, que estuvo acompañado por la decana del Colegio de Registradores, María Emilia Adán; la directora general de Seguridad Jurídica y Fe Pública, Sofía Puente y el secretario del Colegio, José María Ramírez-Cárdenas.
En su intervención, el ministro destacó la aportación esencial de los registradores al servicio público de Justicia, señalando que “estas medallas son el reconocimiento individual cuyo impacto siempre beneficia al conjunto de la sociedad”. En ese sentido quiso resaltar el trabajo que los registradores han hecho durante la pandemia, y que “gracias a su ayuda, colaboración leal, conocimientos y plena disponibilidad, han contribuido a que la seguridad jurídica preventiva se haya mantenido en nuestro país”.
Para finalizar, Campo hizo mención al proyecto Justicia 2030, “un modelo de Justicia a largo plazo, que ha nacido para ser mejorado en base al diálogo, la cooperación y la cogobernanza, donde los registradores, como operadores jurídicos, tenéis, un papel fundamental”.
María Emilia Adán hizo un reconocimiento expreso a todos los registradores, a los oficiales y auxiliares de los registros y al personal del Colegio y de los distintos decanatos autonómicos, por el servicio prestado a la sociedad, de modo ininterrumpido, durante todo el estado de alarma
Por su parte la decana del Colegio de Registradores señaló que con este acto “rendimos tributo de admiración y de agradecimiento, mediante la imposición de las medallas de honor, a quienes se esfuerzan por perfeccionar la sociedad, mediante la implementación de los valores que encierra la Institución Registral, como son la igualdad, el progreso, la conciliación de los intereses de las partes con los del resto de la sociedad, la armonización de la legislación, y tantos otros valores que se reflejan en el artículo 10 de la Constitución Española”.
María Emilia Adán resumió el año excepcional en el que nos hemos tenido que enfrentar a la pandemia con unas palabras de Concepción Arenal: “Las fuerzas que se asocian para el bien no se suman, se multiplican”. A continuación realizó un reconocimiento expreso a todos los registradores, oficiales y auxiliares que durante este año han desempeñado en difíciles circunstancias la función que el Estado les tiene encomendada como servicio esencial a la sociedad; a todo el personal del Colegio de Registradores de España y de los decanatos autonómicos y territoriales, que han respaldado desde los servicios centrales esta actividad; y a la labor de los vocales de la junta que lo han hecho en condiciones muy difíciles y de los decanos autonómicos en sus respectivos territorios. “La Institución registral no ha dejado en este año de ejercer su función y ello se debe, sin lugar a dudas, a las personas que la sirven”, concluyó.
PREMIADOS
En este año en el que se celebra el 160 aniversario de la promulgación de la Ley Hipotecaria, el Colegio de Registradores ha querido reconocer con las medallas de honor la labor realizada por los registradores Basilio Aguirre, por su extraordinario trabajo en la Revista Crítica de Derecho Inmobiliario y en el Boletín del Colegio; Jorge de Fuentes, por su trabajo y apoyo desde el servicio registral de la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública y Sergio Saavedra, por su labor para potenciar y fortalecer IberoReg, un espacio jurídico registral iberoamericano de cooperación efectiva.
En sus palabras de agradecimiento Basilio Aguirre destacó su satisfacción por “poder ejercer una profesión que cumple una esencial función de servicio público”, señalando que “la institución registral ha sabido adaptarse como pocas a la transformación y a la revolución tecnológica que hemos vivido durante todos estos años, lo que ha hecho que los ciudadanos puedan hoy utilizar los servicios del Registro sin moverse de casa”. Por su parte Jorge de Fuentes resaltó que “trabajar en la Dirección General de Seguridad Jurídica y Fe Pública en comisión de servicio, me confiere el privilegio de comprobar en primera línea que incluso en los tiempos más difíciles, como durante la crisis sanitaria y la crisis medioambiental del temporal Filomena, tanto la demanda del servicio público registral por parte de los usuarios como la prestación de este servicio por los registradores, conducen a calificar la profesión de registrador como un auténtico servicio público esencial”. Finalmente, Sergio Saavedra destacó que su reconocimiento por coordinar los trabajos del Colegio de Registradores en la interconexión de los Registros de Iberoamérica, “es también el reconocimiento para otras muchas personas que hacen que los registros sean mejores cada día en sus servicios al ciudadano, en su servicio a otras autoridades y en su servicio, en definitiva, a la sociedad”.
También en este año las medallas se han concedido a Carlos Colomer, director del Departamento de Fiscal y de Oficinas Liquidadoras, por su labor de apoyo a los registradores en su función de liquidadores de tributos, y a José Meléndez, director del Centro de Procesos Estadísticos, por su labor al frente de departamento que ha dotado de prestigio a todas las estadísticas que publica el Colegio de Registradores. En su intervención Colomer se refirió al orgullo que le ha supuesto participar durante 20 años de la intensa vida de la corporación registral, que le ha hecho “vivir la realidad de un colectivo entregado al servicio de la seguridad jurídica, con una labor constante y discreta de orfebrería que ha constituido al sistema español en un ejemplo a imitar por países de todo el mundo”. A continuación José Meléndez puso de manifiesto en sus palabras el apoyo de las diferentes juntas de Gobierno del Colegio al Centro de Procesos Estadísticos que él dirige, que acaba de cumplir 25 años desde su creación, y que ha estado orientado siempre a “generar conocimiento de la realidad económica a través del impresionante caudal informativo que tiene la actividad registral”. Eso demuestra, dijo, “la visión de futuro que ha mantenido siempre la Institución Registral prestando un servicio público de primer nivel que pone de manifiesto su importancia en momentos como los que nos ha tocado vivir durante el último año”.
A diferencia de las anteriores ediciones, el acto de entrega de las medallas de honor se celebró con un restringido número de invitados cumpliendo así con la normativa sanitaria vigente.
Defensa de los valores constitucionales
Entre las personalidades que han recibido este año las medallas de honor del Colegio de Registradores figuran María Emilia Casas Baamonde, catedrática de Derecho del Trabajo y presidenta del Tribunal Constitucional entre 2004 y 2011; María Teresa Fernández de la Vega, magistrada, vicepresidenta del Gobierno de España y presidenta del Consejo de Estado desde 2018 y Ana Pastor, ministra de Sanidad y Consumo, de Fomento, presidenta del Congreso de los Diputados y en la actualidad, vicepresidenta segunda de la Cámara Baja. La Junta de Gobierno en su acta destacó que las tres comparten “su decidido compromiso con la sociedad española, con la defensa de los valores constitucionales, con la justicia y con la solidez de nuestras instituciones”.
“Nada me enorgullece más que ser merecedora de esta distinción junto con la presidenta del Consejo de Estado y la vicepresidenta del Congreso de los Diputados, destacó María Emilia Casas tras recoger el galardón de manos del ministro de justicia. No puede haber reconocimiento mayor ni objetivo más digno para una vida, continuó diciendo, “que contribuir al progreso de la calidad de nuestra democracia constitucional, que no puede serlo sin el valor de la igualdad de mujeres y hombres, y sin que ese valor se haga realidad”. Casas concluyó con un recuerdo para su padre, registrador de la propiedad, que vivió con intensidad su profesión y la vida colegial, señalando que “la medalla tiene para mí un significado impagable, de renovación de mi permanente unión a su recuerdo y enseñanza de vida”.
La Junta de Gobierno del Colegio de Registradores ha reconocido en las condecoradas su decidido compromiso con la sociedad española, con la defensa de los valores constitucionales, con la justicia y con la solidez de nuestras instituciones
Ana Pastor manifestó la admiración, el respeto y el aprecio que siempre ha tenido por la Institución Registral, y afirmó que “homenajear el trabajo de los registradores no consiste únicamente en destacar, a mi juicio, su función calificadora, sino su constante voluntad de servir como instrumento para facilitar las inversiones y las transacciones a la luz siempre del derecho, de la justicia y de la equidad”. La vicepresidenta del Congreso quiso destacar también “la extraordinaria colaboración de los registradores con todas las instituciones del Estado, como lo he vivido personalmente, una colaboración que al ayudar a la eficacia y al mejor funcionamiento de las instituciones debe también valorarse como una importante aportación a nuestro perfeccionamiento democrático, que es lo que todos perseguimos”.
Para finalizar, María Teresa Fernández de la Vega indicó que “siempre he compartido con esta institución la causa de perseguir la legalidad, la seguridad y la igualdad. Y en esa causa he tenido siempre en todas mis responsabilidades el apoyo generoso de los registradores”. La presidenta del Consejo de Estado resaltó las importantes funciones sociales que desarrolla el Colegio de Registradores, destacando entre ellas “las que tienen que ver con promover desde la seguridad y desde la legalidad, la igualdad”. Fernández de la Vega interpretó la entrega de esta medalla como una invitación a seguir trabajando, y aseguró tener “ganas, ánimo y energía de seguir haciéndolo en lo que sea necesario, en lo que haga falta, para contribuir en la medida de mis posibilidades a construir un mundo más justo en el que nadie se quede atrás, y sé que un compañero de mi camino es esta institución y las personas que lo integran”.